14/3/20

EN TIEMPOS DE PANDEMIA


En estos días de “alarma” en nuestro país y en el mundo entero, oremos al Señor para que esta epidemia pase sin más desgracias. Que nos ayude a valorar la vida y a reconciliarnos con Dios, con lo (el) único y verdaderamente importante. Que haga brotar en nosotros la solidaridad, para ayudar y estar en la medida que se nos permita y podamos.

Cuando San Francisco de Paula llegó a puerto en Francia no pudo desembarcar a priori porque en la ciudad se había declarado la peste. Sin embargo, una vez entre los “apestados” se hizo todo caridad y atención para con todos los enfermos.

Todavía hoy la localidad francesa de Fréjus celebra La Bravade, las fiestas en honor al santo que los consoló, alivió y curó en la epidemia de peste vivida.

Pues bien, sigamos el ejemplo de nuestro fundador, seamos dignos seguidores de Cristo, que allí donde podamos y se nos permita no falte nuestro amor, atención, cercanía, ayuda, solidaridad, incluso con la actitud responsable de quedarnos en nuestros hogares.

En la oración y en la comunión espiritual nos sigamos uniendo cada día, como con este salmo que te invito a orar en este momento.

SALMO 91
Tú que vives bajo la protección del Dios altísimo y moras a la sombra del Dios omnipotente,
di al Señor: "Eres mi fortaleza y mi refugio, eres mi Dios, en quien confío".
Pues él te librará de la red del cazador, de la peste mortal;
te cobijará bajo sus alas y tú te refugiarás bajo sus plumas; su lealtad será para ti escudo y armadura.
No temerás el terror de la noche ni la flecha que vuela por el día,
ni la peste que avanza en las tinieblas ni el azote que asola al mediodía.
Aunque a tu lado caigan mil, y diez mil a tu diestra, a ti no te alcanzarán.
Te bastará abrir los ojos, y verás que los malvados reciben su merecido,
ya que has puesto tu refugio en el Señor y tu cobijo en el altísimo.
A ti no te alcanzará la desgracia ni la plaga llegará a tu tienda,
pues él ordenó a sus santos ángeles que te guardaran en todos tus caminos;
te llevarán en sus brazos para que tu pie no tropiece en piedra alguna;
andarás sobre el león y la serpiente, pisarás al tigre y al dragón.
Porque él se ha unido a mí, yo lo liberaré; lo protegeré, pues conoce mi nombre;
si me llama, yo le responderé, estaré con él en la desgracia, lo libraré y lo llenaré de honores;
le daré una larga vida, le haré gozar de mi salvación."

(Padre nuestro, Avemaría y Gloria)

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