30/4/20

DÍA 6º.- NOVENARIO A SAN FRANCISCO DE PAULA - ALAQUÀS (VALENCIA)

SEXTO DÍA
Contemplando la virtud de la POBREZA


(+) En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
“Glorioso Padre y Patriarca, San Francisco de Paula, pues os levantasteis con el glorioso renombre de taumaturgo en la Iglesia y sois el plenipotenciario de Dios, interceded con el Señor, si ha de ser para mayor honra y gloria suya y mi salvación, que consiga lo que pido y deseo en esta novena; Alcanzadme esta gracia si me conviene, y si no, enderezad mi petición y pedidle me dé aquello que más me convenga, para que yo consiga la vida eterna y le ame para siempre”.

(Ante la imposibilidad de elevar la alabanza del trisagio, cada persona contemple los misterios del Santo Rosario o la oración de Vísperas, según le sea más práctico o tenga costumbre.)

LECTURA BÍBLICA (2 Cor 8, 9-15)
"No es una orden; sólo quiero, mediante el interés por los demás, probar la sinceridad de vuestra caridad. Pues conocéis la generosidad de nuestro Señor Jesucristo, el cual, siendo rico, por vosotros se hizo pobre a fin de que os enriquecierais con su pobreza. Os doy un consejo sobre el particular: que es lo que os conviene a vosotros, ya que desde el año pasado habéis sido los primeros no sólo en hacer la colecta, sino también en tomar la iniciativa. Ahora llevadla también a cabo, de forma que a vuestra prontitud en la iniciativa corresponda la realización conforme a vuestras posibilidades. Pues si hay prontitud de voluntad es bien acogida con lo que se tenga, y no importa si nada se tiene. No que paséis apuros para que otros tengan abundancia, sino con igualdad. Al presente, vuestra abundancia remedia su necesidad, para que la abundancia de ellos pueda remediar también vuestra necesidad y reine la igualdad, como dice la Escritura: El que mucho recogió, no tuvo de más; y el que poco, no tuvo de menos."

REFLEXIÓN (Mn. Pedro San Clemente)

LA POBREZA (2 Cor 8, 9-15)
Dentro de este novenario en honor a san Francisco de Paula, hoy se nos propone reflexionar acerca de la pobreza, como una virtud que vivió nuestro santo y que también nosotros debemos incorporar a nuestra vida como cristianos. Por eso, necesitamos entender bien lo que significa la pobreza y “ser pobres”, ya que como resaltó el Concilio Vaticano II, esta opción nos permite concretar el seguimiento de Cristo.
Si echamos una rápida mirada a la Biblia descubrimos que los pobres ocupan un puesto relevante. Y frente a los pobres, frente a la pobreza, ya sea material o espiritual, Dios actúa.
Dios mismo se hizo pobre, como indica san Pablo: “…nuestro Señor Jesucristo, el cual siendo rico, se hizo pobre por vosotros, para enriqueceros con su pobreza” (2 Cor 8, 9). Este versículo nos da la clave para entender la pobreza, y para desear vivirla: tenemos que mirar al Señor, Él es nuestro camino a seguir, como hizo el santo de Paula.
Jesús y su familia vivieron en la pobreza, con temporadas muy duras, como el nacimiento de Jesús en un establo, exiliados después en Egipto. Pero la pobreza de Jesús no fue una pobreza extrema. Jesús dispone de bienes materiales humildes pero suficientes. La pobreza de Jesús se manifiesta en el ocultamiento de su divinidad, en su mansedumbre, en su aceptación consciente de la cruz, en su adhesión a la voluntad del Padre.
La pobreza de Jesús queda patente al evangelizar a los pobres, al solidarizarse con los pobres, al compartir sus esperanzas. Para Jesús son pobres no sólo los indigentes, sino también los pecadores, los enfermos… a quienes dirige una palabra de salvación. Más aún, llama bienaventurados a los pobres porque de ellos es el Reino de Dios.
Jesús dio ejemplo de pobreza y es desde esa pobreza desde la que Jesús puede pedir a quienes le siguen que hagan lo mismo, dando instrucciones acerca del uso correcto de los bienes materiales con libertad de espíritu.
En los Hechos de los apóstoles, tal como estamos leyendo en este tiempo pascual, el ejemplo de Jesús fue seguido por los apóstoles buscando modelos de solidaridad y servicio a favor de los pobres, siendo este servicio uno de los distintivos de las comunidades cristianas.
Y a lo largo de la historia de la Iglesia encontramos múltiples y claros testimonios sobre la pobreza como instrumento para vivir una relación de particular intimidad con el Señor. Y esto es lo que entendió y quiso para sí San Francisco de Paula. Su testimonio cuestionó a otros y empezó el germen de la futura Orden de los Mínimos, de los cuales nosotros somos hoy aquí sus herederos.
La llamada de Jesús a seguir el camino de la pobreza, para atender a los pobres y luchar contra la pobreza, como hizo san Francisco de Paula, continúa plenamente vigente. 
Lo esencial de un cristiano es que su vida, su palabra y su acción sean la concreción de su opción por el seguimiento de Jesús. Para conseguirlo es necesario conocerlo a Él, celebrar la fe y después encarnar su estilo de vida pobre y humilde con la certeza de estar en las manos del Padre, como hizo el Santo de Paula. Estoy convencido, el espíritu de pobreza es proporcional al desarrollo espiritual. Pidamos, pues, en este día de novenario la gracia de crecer en la pobreza evangélica. El ejemplo de san Francisco de Paula nos muestra que ese camino es posible para todos los que, como él, se tomen en serio la fe en Cristo Resucitado.

ORACIÓN PARA PEDIR LA VIRTUD DE LA POBREZA
¡Oh, glorioso San Francisco de Paula!, muy fiel amante de Dios, que cuanto más pobre querías ser, tanto más fuiste enriquecido de todo poder humano y divino. Alcánzanos la gracia que ahora te pedimos con el mayor fervor de nuestro espíritu. ¡Oh verdadero pobre de Jesucristo!, haz que también nosotros, conociendo la caducidad de todos los bienes de la tierra, logremos apreciar el tesoro inestimable de la gracia, e imitando tu pobreza en esta vida, consigamos hacernos ricos contigo en la patria del cielo. Amén

(En memoria de los 6 años que estuvo san Francisco de Paula en el desierto de Paula rezaremos 3 padrenuestros con Avemaría y gloria o recitamos las Letanías de San Francisco)

LETANÍAS DE SAN FRANCISCO DE PAULA
Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad
Cristo, óyenos
Cristo, escúchanos
Dios, Padre celestial, ten misericordia de nosotros
Dios, Hijo, Redentor del mundo
Dios, Espíritu Santo
Trinidad Santa, un solo Dios
Santa María, ruega por nosotros
Santa Madre de Dios
Santa Virgen de las Virgenes
San Francisco de Paula
Pastor clemetísimo
Guardián solícito
Intercesor eficaz
Protector asiduo
Abogado nuestro
Patrón amable
Modelo de penitencia
Norma de humildad
Fundador de los Mínimos
Portaestandarte de la caridad
Seguidor de la pobreza
Regla de la castidad
Padre de los pobres
Amparo de los débiles
Varón lleno del Espíritu Santo
Impetrador de favores
Ayuda en las angustias
Tú, que venciste al demonio y al pecado
Tú, que curaste a los enfermos
Tú, que resucitaste a los muertos
Taumaturgo en todo género de milagros
Santo Padre de los Mínimos, conserva tu familia, te rogamos óyenos.
Santo Padre Francisco de Paula, guarda nuestra ciudad y al mundo entero
Santo Padre, intercede por nosotros 
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, perdónanos Señor
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, escúchanos Señor
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten misericordia de nosotros.

CANTO

Oh san Francisco glorioso 
de Paula realce y honor.
Míranos Tú, bondadoso, 
y danos Fe y santo amor.

Consuelo tiene para toda cuita;
el ciego ve, el mudo puede hablar,
con grande pasmo el muerto resucita,
el sordo oye y vése al cojo andar.

¡Oh San Francisco glorioso!, …

Después del canto, haremos un momento de silencio, pediremos por todos los fieles difuntos, por el fin de la pandemia, así como la gracia especial que, por intercesión de san Francisco de Paula, deseemos alcanzar. 

ORACIÓN GENERAL
Santísimo Padre mío, San Francisco de Paula, yo os suplico por la pasión y muerte de Jesús, de quien fuisteis tan devoto, y por su Santísima Madre, de quien en el desierto recibisteis preciosísimo néctar, me alcancéis el mayor favor que es un amor a todas las virtudes y la perseverancia en ellas; El que no sea yo tan infeliz, que llegue a entrar en el camino de la perfección y no acabe la carrera: antes merezca por vuestra intercesión, un verdadero arrepentimiento de todos mis pecados, que el demonio huya de mi para que no me engañe, ni atienda yo a sus halagos acibarados y llegue al último grado de las virtudes, que es el amor de Dios, y gozar en compañía de la Virgen Madre y de todos los coros de los ángeles, de la vuestra y de todos los demás santos del cielo, los eternos regalos de la gloria. Amén

GOZOS
Sois lucero de humildad, 
Francisco en Paula nacido. 
Mínimo de Dios querido, 
nuevo sol de caridad. 

Fuisteis divino varón 
por gran milagro engendrado, 
y de niño aficionado 
a virtud y religión, 
donde con fe y castidad 
continuo habéis asistido.

Mínimo de Dios… 

Es mínimo vuestro nombre 
porque a todo honor mundano 
gustasteis al dar de mano 
con tan subido renombre 
y en fe de aquesta verdad 
llevamos vuestro apellido.

Mínimo de Dios…

En toda necesidad,
nuestro ruego es de ti, oído,
Mínimo de Dios querido, 
nuevo sol de caridad. 

V/. Ruega por nosotros San Francisco de Paula
R/. Para que seamos dignos de alcanzar, las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.

ORACIÓN
Señor, Dios nuestro, grandeza de los humildes, que has elegido a san Francisco de Paula, Mínimo entre los hermanos, para elevarlo a la gloria de tus santos, concédenos, por su intercesión y a imitación suya, alcanzar de tu misericordia el premio prometido a los humildes. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén

HIMNO DE SAN FRANCISCO DE PAULA
Al Mínimo de Dios querido, 
nuestro Padre protector, 
himnos de gloria y honor, 
cantémosle, cantémosle sin cesar: 
Patriarca San Francisco 
de Paula nuestro consuelo, 
gloria te den tierra y cielo, 
por tu grande Caridad. 

En día de tribulaciones, 
a Ti acude, a Ti acude, Santo mío 
este es tu pueblo querido 
postrándose ante tu altar 
y al pedirte en la oración 
un favor hemos sentido; 
vuestro manto nuestro nido 
y sostén la Caridad.

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