Poderoso arcángel san Miguel, príncipe de las milicias celestiales, nosotros humildes hijos del patriarca san Francisco de Paula, nos ponemos bajo tu protección y nos encomendamos a tu patrocinio.
Oh santo arcángel, tú que en el transcurso de cinco siglos has tenido cuidado de nuestra familia religiosa, continua defendiéndola y protegiéndola de las asechanzas del demonio y de cualquier adversidad.
Hoy, especialmente frente a los graves problemas que nos aquejan, sentimos más que nunca la necesidad de tu poderosa ayuda, para poder llevar a cabo los deseos de vida nueva y de renuevo espiritual de la que somos animados como hijos del gran santo de la caridad.
Bendice y protege especialmente los superiores socorriéndolos y confortándolos en lo grave y delicado de sus tareas. A los hermanos obténles docilidad de mente y humilde sumisión; y a todos la gracia de vivir santamente del Espíritu del fundador: espíritu de fe y de oración, de humildad, de caridad y de penitencia.
Tú que llevas el estandarte del Rey de los siglos, que es la cruz, haz que nuestro sagrado orden milite debajo de él con constante fidelidad y ardor, a mayor gloria de nuestro amado Redentor y a su salvación.
Todo esto te pedimos confiados, oh nuestro poderoso protector, por la intercesión del grande y sincero devoto tuyo san Francisco de Paula y de la augusta Reina de los ángeles, nuestra Madre María. Amén.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
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