Padre San Francisco, eremita
y peregrino
que has atravesado Europa para llevar
el Evangelio de la
Misericordia y la Conversión;
nosotros, tus hijos y devotos
en este VI
Centenario de tu nacimiento,
te veneramos y te invocamos.
Mira a nuestra familia,
mira
a los jóvenes,
mira cuántos están oprimidos por tantas necesidades
y cuántos
viven en el pecado y en la soledad.
Que el Señor nos conceda
caminar siempre por la senda del bien,
dar testimonio creíble a través de las
obras de caridad
y experimentar la misericordia de Dios
a través del rostro de
Cristo:
el rostro que tú has buscado y encontrado
en los hermanos pobres y
necesitados,
mendigos del amor del Padre. Amén.
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