10/7/20

DÍA 3º.- TRIDUO EN HONOR DEL BEATO GASPAR DE BONO (ALAQUÀS - VALENCIA)


INVOCACIÓN INICIAL

Clementísimo y dulcísimo Señor: Iluminad nuestras mentes e inflamadnos los corazones, para que, con el auxilio de vuestra Divina Majestad, nos consagremos estos días en honrar y venerar la memoria de vuestro siervo, el beato Gaspar de Bono, de la Orden de los Mínimos de San Francisco de Paula. 

SANTO ROSARIO

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya. 

Misterios dolorosos 

1. La Oración de Jesús en el huerto de Getsemaní 
2. La flagelación del Señor 
3. La coronación de espinas 
4. La subida de Jesús al monte calvario 
5. La muerte de Jesús en la cruz 


V/: Virgen purísima antes del parto 
R/: Purificad nuestros pensamientos. 

V/: Dios te Salve, María, … 

V/: Virgen castísima en el parto 
R/: Purificad nuestras palabras. 

V/: Dios te Salve, María, … 

V/: Virgen inmaculada después del parto 
R/: Purificad nuestras obras y deseos 

V/: Dios te Salve, María, … 

Gloria… 

LETANÍAS
Señor, ten piedad Señor, ten piedad 
Cristo, ten piedad Cristo, ten piedad 
Señor, ten piedad Señor, ten piedad 
Cristo, óyenos. Cristo, óyenos 
Cristo, escúchanos Cristo, escúchanos 
Dios, Padre celestial, ten misericordia de nosotros. 
Dios, Hijo, Redentor del mundo, 
Dios, Espíritu Santo, 
Santísima Trinidad, un solo Dios, 
Santa María, Ruega por nosotros 
Santa Madre de Dios, 
Santa Virgen de las Vírgenes, 
Madre de Cristo, 
Madre de la Iglesia, 
Madre de la Misericordia, 
Madre de la divina gracia, 
Madre de la Esperanza 
Madre purísima, 
Madre castísima, 
Madre siempre virgen, 
Madre inmaculada, 
Madre amable, 
Madre admirable, 
Madre del buen consejo, 
Madre de los desamparados, 
Madre del Creador, 
Madre del Salvador, 
Madre de misericordia, 
Virgen prudentísima, 
Virgen digna de veneración, 
Virgen digna de alabanza, 
Virgen poderosa, 
Virgen clemente, 
Virgen fiel, 
Espejo de justicia, 
Trono de la sabiduría, 
Causa de nuestra alegría, 
Vaso espiritual, 
Vaso digno de honor, 
Vaso de insigne devoción, 
Rosa mística, 
Fuerte como la torre de David, 
Hermosa como torre de marfil, 
Casa de oro, 
Arca de la nueva Alianza, 
Puerta del cielo, 
Estrella de la mañana, 
Salud de los enfermos, 
Refugio de los pecadores, 
Consuelo de los migrantes 
Abogada de los Mínimos, 
Consoladora de los afligidos, 
Auxilio de los cristianos, 
Reina de los Ángeles, 
Reina de los Patriarcas, 
Reina de los Profetas, 
Reina de los Apóstoles, 
Reina de los Mártires, 
Reina de los Confesores, 
Reina de las Vírgenes, 
Reina de todos los Santos, 
Reina concebida sin pecado original, 
Reina asunta al Cielo, 
Reina del Santísimo Rosario, 
Reina de la familia, 
Reina de la paz. 
Mare de Déu de l’Olivar 

V/ Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo 
R/: perdónanos Señor 

V/ Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo 
R/: escúchanos Señor 

V/ Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo 
R/: Ten misericordia de nosotros. 

V/: Ruega por nosotros Santa Madre de Dios 
R/: Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Cristo. 

ORACIÓN
Concédenos, Señor, a nosotros tus siervos, gozar de constante salud de alma y cuerpo, y por la intercesión de la gloriosa siempre Virgen María, nos veamos libres de las tristezas de esta vida y gocemos de las alegrías eternas por Jesucristo Nuestro Señor 

LECTURA EVANGÉLICA 
Del Evangelio según Juan 15,9-17 
Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros; permaneced en mi amor.
Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. 

Os he dicho esto, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea colmado.
Este es mi mandamiento: que os améis los unos a los otros como yo os he amado.
Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. 

No os llamo ya siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a vosotros os he llamado amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer.
No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros, y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y que vuestro fruto permanezca; de modo que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo conceda. 

Lo que os mando es que os améis los unos a los otros." 

REFLEXIÓN 
D. Pedro San Clemente. Cura párroco de la Mare de Déu de l’Olivar y consiliario de la Fraternidad de la OMS 
Jn 15, 9-17: “no os llamo siervos sino amigos” 

Jesús, profundizando en su relación con los discípulos, en el evangelio de la fiesta del Beato Gaspar de Bono, añade matices entrañables: “no os llamo siervos, sino amigos”, “no sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido”. Y sobre todo, señala una dirección más comprometida de este seguimiento: “este es mi mandamiento, que os améis unos a otros como yo os he amado”. Antes había sacado la conclusión más lógica: si él ama a los discípulos, estos deben permanecer en su amor, deben corresponderle amándole. Pero ahora aparece otra conclusión más difícil: deben amarse unos a otros. 

En la vida comunitaria –y todos estamos de alguna manera sumergidos en relaciones con los demás– es este aspecto el que más nos cuesta imitar de Cristo Jesús. Saber amar como lo ha hecho él, saliendo de nosotros mismos y amando no de palabra, sino de obra, con la comprensión, con la ayuda oportuna, con la palabra amable, con la tolerancia, con la donación gratuita de nosotros mismos. 

El Beato Gaspar de Bono, adoptando el evangelio como estilo de vida propio, puso en evidencia su amor a Dios y lo comunicaba en todas sus acciones, y de este modo, se convirtió en un signo inconfundible de reconciliación y salvación, para todos sus hermanos, para los más jóvenes, mientras fue maestro de novicios, como también para el resto de los hermanos, pues fue elegido Provincial de Valencia en 1602 en el Capítulo celebrado a finales de septiembre, aquí en el convento de Alaquàs. 

Gaspar de Bono fue un hombre de gran atractivo humano y religioso y supo poner su personalidad decidida al servicio de Dios y de sus hermanos. Su ideal fue la identificación plena con Cristo: vivir como él vivió, permaneciendo unido como sarmiento a la vid que es Cristo, conectando profundamente con el espíritu evangélico y penitencial de san Francisco de Paula, brillando por su sencillez, humildad y completa entrega al Señor. Dando de esta manera el mejor fruto. 

Todos los cristianos estamos llamados a ser signos del amor de Dios, a acoger a Jesucristo para ver en lo más íntimo de nuestra alma la presencia de Dios. Los cristianos hemos de luchar y esforzarnos por vivir el evangelio. Una vida humana unida a Cristo provoca por sí misma, una mirada hacia el Eterno para los hombres y mujeres de todos los tiempos. También para el nuestro. 

Que el santo Beato Gaspar de Bono, que cambió el servicio al rey como soldado por el seguimiento de Cristo, paciente y penitente, alistándose en la escuela de conversión y penitencia para llegar a la caridad de san Francisco de Paula, nos aliente en nuestra vocación cristiana, para que como él podamos ser para nuestros hermanos, signos visibles del amor de Dios, experimentando así la alegría en plenitud de ser sus amigos. 

ORACIÓN EN EL DÍA TERCERO
Señor y Dios de todo consuelo: Os damos gracias por los favores que dispensasteis al santo Beato Gaspar de Bono, abrasando su corazón con tan ardiente amor hacia Vos, que le hacía entregar su cuerpo a la más austera penitencia, por lo que no dudasteis, viendo su gran fervor, hacerle uno de los provinciales de la Orden de los Mínimos, para que gobernarse con tan preeminente cargo, después de haber sido corrector de los conventos de Valencia y Alaquàs, de los que llegó a ser su admiración. 

Os suplicamos, Señor y Padre nuestro, que por intercesión de vuestro gran siervo, cumplamos cada uno de nosotros los deberes y obligaciones que nos llevarán a la santidad de vida, para así agradaros en la tierra y poderos gozar en el cielo. 

Padre nuestro, avemaría y gloria (3 veces) 

GOZOS
Sois el primer resplandor 
del Sol de la caridad; 
Dadnos Gaspar tu favor, 
en cualquiera adversidad. 

Como soldado guerrero, 
os hizo la providencia 
centinela de Valencia, 
donde está tu cuerpo entero, 
para ser su defensor 
contra toda hostilidad 

Dadnos Gaspar tu favor, 
en cualquiera adversidad. 

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
¡Santo Beato Gaspar de Bono! 

Vos que tanto mortificasteis vuestro cuerpo y padecisteis tantas privaciones para aseguraros el fruto de la Redención. Mirad las miserias de nuestra alma y tened compasión de nosotros. 

Por vuestra intercesión poderosa presentadnos delante de Jesús y de María, de los que imploramos el perdón de nuestros pecados. 

Comunicadnos una centella de la caridad de la que vuestro corazón está inflamado y, a imitación vuestra, haced que la voluntad divina sea la única regla en nuestra vida. 

Alcanzadnos la gracia que os pedimos, así como una filial devoción a la pasión del Señor y a los dolores de su Santísima Madre, para así perseverar en su servicio y ganar la vida eterna. 

(pidamos, en silencio, la gracia que, por intercesión del Santo Beato Gaspar de Bono, deseemos alcanzar) 

DE LOS MILAGROS DEL BEATO GASPAR DE BONO
En los días que se halló expuesto el cadáver del Padre Bono en la iglesia conventual de San Sebastián, fueron muchos los milagros con que Dios atestiguó la santidad de su Siervo. 

Jerónima Galindo, logró ver restituido repentinamente el movimiento de su brazo, que tenía perdido por espacio de seis meses, con sólo el contacto de la mano del difunto. 

Un niño de tres años, hijo de Martín Polo quedó, con igual procedimiento, curado de la fractura de un brazo. 

A Damiana Martínez la libró del asma que por distintas veces la había puesto a las puertas de la muerte. 

Úrsula Peirona y Pedro Gonzalvo, quebrados de entrambos lados, quedaron buenos y sanos, una en presencia del cuerpo del Beato y el otro al contacto con el mismo, pronunciando ambos al mismo tiempo los nombres de Jesús María y José, como sabían que siempre tenía en la boca el Beato Gaspar. 
En una situación normal, hoy se veneraría la reliquia del Beato que tenemos en la parroquia, pero dadas las circunstancias no realizaremos este bello gesto de devoción. Os compartimos las preces de la misa de hoy y como final gran parte de los gozos del Beato. 

ORACIÓN DE LOS FIELES
Con toda confianza oremos, hermanos, a Dios nuestro Padre para que, por intercesión del Beato Gaspar de Bono, acoja benigno las súplicas que le dirigimos en favor de toda la humanidad. 

Por la Iglesia, necesitada siempre de reforma en sus instituciones y de conversión en sus miembros. Roguemos al Señor.

Por el Papa Francisco, nuestro Arzobispo Antonio y todos los que tiene responsabilidades en el gobierno de la Iglesia; para que siempre obren a la luz del Evangelio y ayuden al Pueblo de Dios en marcha a encontrarnos con el Resucitado. Roguemos al Señor. 

Por las personas de buena voluntad que se preocupan por construir un mundo mejor; para que sus esfuerzos se vean coronados por la conquista de una sociedad más justa y pacífica, según el proyecto de Dios. Roguemos al Señor. 

Por los enfermos y los que sufren de cualquier modo, especialmente los contagiados por el COVID19; para que encuentren especialmente en los cristianos la ayuda necesaria para vencer su fragilidad y descubran que el dolor, aceptado de buen grado, es la forma más adecuada de asociarse a la pasión de Cristo. Roguemos al Señor.

Por la Familia Mínima y en especial por nuestra fraternidad de la Orden Mínima Seglar, para que el Señor nos bendiga con nuevas y abundantes vocaciones a seguir el carisma mínimo, como lo hizo el Beato Gaspar de Bono, para seguir trabajando y dando gloria a Dios con buenas obras. Roguemos al Señor. 

Por todos los difuntos, por los que hemos ofrecido el triduo y especialmente por las víctimas de la pandemia del COVID19. Para que todos gocen de la gloria eterna e intercedan por nosotros ante Dios con la intercesión del Beato Gaspar de Bono. Roguemos al Señor.

Por nosotros, los aquí reunidos y los que están en comunión con nosotros por las redes sociales. Para que vivamos la penitencia evangélica con espíritu de sincera conversión interior, tal y como nos recomienda nuestro Padre Fundador, San Francisco de Paula. Roguemos al Señor.

Concédenos, Dios todopoderoso, la conversión del corazón; y por intercesión del Beato Gaspar de Bono, a quien tomamos como modelo de caridad y obediencia, haznos por tu bondad merecedores de lo que humildemente te pedimos. Por Jesucristo nuestro Señor. 

CANTO FINAL
Sois el primer resplandor 
del Sol de la caridad; 
Dadnos Gaspar tu favor, 
en cualquiera adversidad. 

De tan hermoso lucero 
Valencia fue el claro oriente, 
y San Nicolás la fuente 
que os santificó primero, 
logrando nuevo esplendor 
con tu bella claridad. 
Dadnos Gaspar tu favor, 
en cualquiera adversidad. 

La inocente juventud 
os seguía por Valencia, 
juntando la penitencia 
en tan temprana virtud, 
clamando con gran dolor 
misericordia y piedad. 
Dadnos Gaspar tu favor, 
en cualquiera adversidad. 

El necesario alimento 
y el salario que ganabas 
a tus padres dabas, 
quedando ayuno y contento 
correspondiendo a su amor 
con oficios de piedad. 
Dadnos Gaspar tu favor, 
en cualquiera adversidad. 

En un pozo herido os visteis 
dando el último suspiro 
y de inválido el retiro 
a los Mínimos pedisteis, 
para con mayor ardor 
conquistar la eternidad. 
Dadnos Gaspar tu favor, 
en cualquiera adversidad. 

En el claustro sepultado 
dais salud a todo doliente, 
concediéndola igualmente 
al que padece rotura, 
siendo especial protector 
contra tal enfermedad. 
Dadnos Gaspar tu favor, 
en cualquiera adversidad. 

Los que humildes y devotos 
os rinden adoraciones, 
llenadles de bendiciones 
y admitid también sus votos, 
pues con el mayor fervor 
imploran vuestra Piedad:
Dadnos Gaspar tu favor, 
en cualquiera adversidad.

9/7/20

DÍA 2º.- TRIDUO EN HONOR DEL BEATO GASPAR DE BONO (ALAQUÀS - VALENCIA)


INVOCACIÓN INICIAL

Clementísimo y dulcísimo Señor: Iluminad nuestras mentes e inflamadnos los corazones, para que, con el auxilio de vuestra Divina Majestad, nos consagremos estos días en honrar y venerar la memoria de vuestro siervo, el beato Gaspar de Bono, de la Orden de los Mínimos de San Francisco de Paula. 

SANTO ROSARIO
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya. 

Misterios Luminosos 
1. El Bautismo del Señor. 
2. La revelación de Jesús en la bodas de Caná 
3. El anuncio del Reino de Dios, invitando a la conversión 
4. La Transfiguración del Señor en el monte Tabor 
5. La institución de la Eucaristía. 

V/: Virgen purísima antes del parto 

R/: Purificad nuestros pensamientos. 

V/: Dios te Salve, María, … 




V/: Virgen castísima en el parto 

R/: Purificad nuestras palabras. 

V/: Dios te Salve, María, … 


V/: Virgen inmaculada después del parto 

R/: Purificad nuestras obras y deseos 

V/: Dios te Salve, María, … 

Gloria… 

LETANÍAS

Señor, ten piedad Señor, ten piedad 

Cristo, ten piedad Cristo, ten piedad 

Señor, ten piedad Señor, ten piedad 

Cristo, óyenos. Cristo, óyenos 

Cristo, escúchanos Cristo, escúchanos 

Dios, Padre celestial, ten misericordia de nosotros. 

Dios, Hijo, Redentor del mundo, 

Dios, Espíritu Santo, 

Santísima Trinidad, un solo Dios, 

Santa María, Ruega por nosotros 

Santa Madre de Dios, 

Santa Virgen de las Vírgenes, 

Madre de Cristo, 

Madre de la Iglesia, 

Madre de la Misericordia, 

Madre de la divina gracia, 

Madre de la Esperanza 

Madre purísima, 

Madre castísima, 

Madre siempre virgen, 

Madre inmaculada, 

Madre amable, 

Madre admirable, 

Madre del buen consejo, 

Madre de los desamparados, 

Madre del Creador, 

Madre del Salvador, 

Madre de misericordia, 

Virgen prudentísima, 

Virgen digna de veneración, 

Virgen digna de alabanza, 

Virgen poderosa, 

Virgen clemente, 

Virgen fiel, 

Espejo de justicia, 

Trono de la sabiduría, 

Causa de nuestra alegría, 

Vaso espiritual, 

Vaso digno de honor, 

Vaso de insigne devoción, 

Rosa mística, 

Fuerte como la torre de David, 

Hermosa como torre de marfil, 

Casa de oro, 

Arca de la nueva Alianza, 

Puerta del cielo, 

Estrella de la mañana, 

Salud de los enfermos, 

Refugio de los pecadores, 

Consuelo de los migrantes 

Abogada de los Mínimos, 

Consoladora de los afligidos, 

Auxilio de los cristianos, 

Reina de los Ángeles, 

Reina de los Patriarcas, 

Reina de los Profetas, 

Reina de los Apóstoles, 

Reina de los Mártires, 

Reina de los Confesores, 

Reina de las Vírgenes, 

Reina de todos los Santos, 

Reina concebida sin pecado original, 

Reina asunta al Cielo, 

Reina del Santísimo Rosario, 

Reina de la familia, 

Reina de la paz. 

Mare de Déu de l’Olivar 

V/ Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo 

R/: perdónanos Señor 

V/ Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo 

R/: escúchanos Señor 

V/ Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo 

R/: Ten misericordia de nosotros. 

V/: Ruega por nosotros Santa Madre de Dios 

R/: Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Cristo. 

ORACIÓN
Concédenos, Señor, a nosotros tus siervos, gozar de constante salud de alma y cuerpo, y por la intercesión de la gloriosa siempre Virgen María, nos veamos libres de las tristezas de esta vida y gocemos de las alegrías eternas por Jesucristo Nuestro Señor 

LECTURA BÍBLICA 
Lectura de la profecía de Oseas (11,1-4.8c-9): 
Así dice el Señor: «Cuando Israel era joven, lo amé, desde Egipto llamé a mi hijo. Cuando lo llamaba, él se alejaba, sacrificaba a los Baales, ofrecía incienso a los ídolos. Yo enseñé a andar a Efraín, lo alzaba en brazos; y él no comprendía que yo lo curaba. Con cuerdas humanas, con correas de amor lo atraía; era para ellos como el que levanta el yugo de la cerviz, me inclinaba y le daba de comer. Se me revuelve el corazón, se me conmueven las entrañas. No cederé al ardor de mi cólera, no volveré a destruir a Efraín; que soy Dios, y no hombre; santo en medio de ti, y no enemigo a la puerta.» 

REFLEXIÓN 
D. Pedro San Clemente. Cura párroco de la Mare de Déu de l’Olivar y consiliario de la Fraternidad de la OMS 

Oseas 11,1-4.8-9: “…se me conmueven las entrañas: no cederé al ardor de mi cólera” 

En este segundo día del Triduo en honor al Beato Gaspar de Bono la liturgia de la Palabra sigue en su primera lectura haciendo resonar la voz del profeta Oseas. Hoy concretamente escuchamos un hermoso canto al amor que Dios tiene a su pueblo. 

El pueblo ha roto la Alianza que había prometido guardar: “cuando le llamaba, él se alejaba”. ¿Y cuál fue la reacción de Dios? ¿Castigar o perdonar? Lo propio de Dios no es castigar, sino amar y perdonar. 

Cuando experimentemos en nuestras vidas el pecado, el fracaso… haremos bien en recordar que Dios, con su amor infinito, sabe sacar siempre bien del mal. A veces las vicisitudes de la vida nos parecen callejones sin salida. Gaspar de Bono tuvo que encajar su tartamudez, la pobreza de su casa, la ceguera de su madre, el tener que ganarse el pan de cada día, la cerril oposición de los suyos a que ingresara en los Dominicos, el tener que abandonar su tierra, su familia, sus gentes e irse a tierras lejanas a vivir acuartelado durante diez años, a veces, en lugares tan inhóspitos y sobre todo quedar maltrecho y medio muerto. 

Cuando experimentemos en nuestra vida la adversidad haremos bien en acordarnos de estas palabras de un Dios que no puede dejar de amarnos, a pesar de lo que hayamos hecho. Dios sigue enamorado de la humanidad, como Oseas de su mujer y como todos aquellos que encontrándose con Dios, no pueden dejar de amar a sus criaturas. 

¿Existe mejor noticia que esta? ¿No se adelanta ya aquí –en una página que puede considerarse una de las mejores del AT– el retrato que de Dios nos hará Jesús, describiéndolo como el Padre del hijo Pródigo y como el pastor que se alegra por recuperar la oveja descarriada, dispuesto siempre a perdonar? 

Además podemos aprender otra lección: a ser nosotros también misericordiosos, capaces de amar a cada una de las personas que forman nuestra Iglesia, nuestra comunidad, nuestra familia, aunque descubramos defectos en ellos. Como hace continuamente Dios. Y aunque nos cueste. Sentirnos amados por Dios sin condiciones, nos ha de llevar a amar también a nosotros del mismo modo. 

El Padre Gaspar de Bono se sintió atrapado por este amor de Dios, buscando estar con Él a costa de lo que fuera. Y así, él mismo aleccionado por Dios en su misma vida, será ya en el convento, sin buscarlo, maestro para sus hermanos. Y es que Dios cumple siempre sus promesas, colmando la vida del que la vive para Dios. Como hizo con Abraham, con Moisés, con los profetas, con su pueblo, con el Beato Gaspar de Bono y, en definitiva, con el que quiera vivir solo para Dios. 

ORACIÓN EN EL SEGUNDO DÍA DEL TRIDUO

Señor Todopoderoso y eterno, que con gran sabiduría vais preparando las almas de quienes con docilidad os escuchan para luego llevarlas por los caminos y fines que son de vuestro agrado, como lo hicisteis con la de vuestro siervo Gaspar de Bono, que viéndose sin medios ni recursos para sustentar y ayudar a sus ancianos padres se dedicó al servicio de un comerciante de tejidos, cercenando su comida para darles la mayor parte a los que, después de Vos, debía él el ser, por lo que dio lugar al quebranto de su salud. 

Os suplicamos, Señor y Dios nuestro, que a imitación de tan privilegiada alma, cumplamos todos con el deber de cuidar de nuestros padres y ejercitar con todos nuestros semejantes la virtud de la caridad, aun a costa de algún sacrificio, para que esta santa y caritativa práctica merezca de vuestra bondad la vida eterna. 

Padre nuestro, avemaría y gloria (3 veces) 

CANTO
Sois el primer resplandor 
del Sol de la caridad; 
Dadnos Gaspar tu favor, 
en cualquiera adversidad. 

En un pozo herido os visteis, 
dando el último suspiro, 
y de inválido el retiro 
a los Mínimos pedisteis 
para con mayor ardor 
conquistar la santidad 

Dadnos Gaspar tu favor, 
en cualquiera adversidad. 

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

¡Santo Beato Gaspar de Bono! 

Vos que tanto mortificasteis vuestro cuerpo y padecisteis tantas privaciones para aseguraros el fruto de la Redención. Mirad las miserias de nuestra alma y tened compasión de nosotros. 

Por vuestra intercesión poderosa presentadnos delante de Jesús y de María, de los que imploramos el perdón de nuestros pecados. 

Comunicadnos una centella de la caridad de la que vuestro corazón está inflamado y, a imitación vuestra, haced que la voluntad divina sea la única regla en nuestra vida. 

Alcanzadnos la gracia que os pedimos, así como una filial devoción a la pasión del Señor y a los dolores de su Santísima Madre, para así perseverar en su servicio y ganar la vida eterna. 

(Pidamos, en silencio, la gracia que, por intercesión del Santo Beato Gaspar de Bono, deseemos alcanzar) 

(Después de la comunión) 

DE LOS MILAGROS DEL BEATO GASPAR DE BONO

Cierto día, siendo el padre Gaspar corrector del convento de Alaquàs, en una año de gran miseria, se juntaron en la portería tal multitud de gentes acosadas por el hambre que, enternecido el santo Corrector, mandó se les distribuyese todo el pan que había en la casa. 

Llegada la hora de ir al refectorio, el despensero, todo turbado, le manifestó que no había pan sino par a tres o cuatro personas, siendo veinte los conventuales, sin contar con la gente de servicio. Sin embargo, al santo Beato le mandó hiciese su acostumbrada señal con la campanilla y, llegando la comunidad al refectorio, lleno de confianza en la Divina Providencia, bendijo los cuatro panecillos, y repartiéndolos, los multiplicó Dios de manera que, no sólo quedaron satisfechos todos, sino que sobró bastante para que así brillase más la fe de su Siervo. 

GOZOS
Sois el primer resplandor 
del Sol de la caridad; 
Dadnos Gaspar tu favor, 
en cualquiera adversidad. 


Los que humildes y devotos 
os rinden adoraciones, 
llenadles de bendiciones 
y admitid también sus votos, 
pues con el mayor fervor 
imploran vuestra Piedad:

Dadnos Gaspar tu favor, 

en cualquiera adversidad. 

8/7/20

DÍA 1º.- TRIDUO EN HONOR DEL BEATO GASPAR DE BONO (ALAQUÀS - VALENCIA)


Iniciamos hoy nuestro triduo en honor al Santo Beato Gaspar de Bono, de la Orden de los Mínimos. Para los que no podáis acompañarnos en las celebraciones en el templo parroquial, os queremos compartir los textos que vamos a utilizar para que, unidos en la oración pidamos al Señor ,por intercesión del Beato Gaspar de Bono, las virtudes que nos ayuden a ser más santos.


INVOCACIÓN INICIAL
Clementísimo y dulcísimo Señor: Iluminad nuestras mentes e inflamadnos los corazones, para que, con el auxilio de vuestra Divina Majestad, nos consagremos estos días en honrar y venerar la memoria de vuestro siervo, el beato Gaspar de Bono, de la Orden de los Mínimos de San Francisco de Paula.

SANTO ROSARIO 
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya. 

Misterios gloriosos
1. La Resurrección del Señor
2. La Ascensión del Señor
3. La venida del Espíritu Santo
4. La Asunción de María al cielo
5. La Coronación de la Virgen santísima como Reina del cielo y de la tierra.

V/: Virgen purísima antes del parto
R/: Purificad nuestros pensamientos.
V/: Dios te Salve, María, …

V/: Virgen castísima en el parto
R/: Purificad nuestras palabras.
R/: Dios te Salve, María, …

V/: Virgen inmaculada después del parto
R/: Purificad nuestras obras y deseos
V/: Dios te Salve, María, …
Gloria…

LETANÍAS
Señor, ten piedad Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad Señor, ten piedad
Cristo, óyenos. Cristo, óyenos
Cristo, escúchanos Cristo, escúchanos
Dios, Padre celestial, ten misericordia de nosotros.
Dios, Hijo, Redentor del mundo, 
Dios, Espíritu Santo, 
Santísima Trinidad, un solo Dios,
Santa María, Ruega por nosotros
Santa Madre de Dios,
Santa Virgen de las Vírgenes,
Madre de Cristo, 
Madre de la Iglesia, 
Madre de la Misericordia,
Madre de la divina gracia, 
Madre de la Esperanza
Madre purísima, 
Madre castísima, 
Madre siempre virgen,
Madre inmaculada, 
Madre amable, 
Madre admirable, 
Madre del buen consejo, 
Madre de los desamparados,
Madre del Creador, 
Madre del Salvador, 
Madre de misericordia, 
Virgen prudentísima, 
Virgen digna de veneración, 
Virgen digna de alabanza, 
Virgen poderosa, 
Virgen clemente, 
Virgen fiel, 
Espejo de justicia, 
Trono de la sabiduría, 
Causa de nuestra alegría, 
Vaso espiritual, 
Vaso digno de honor, 
Vaso de insigne devoción, 
Rosa mística, 
Fuerte como la torre de David, 
Hermosa como torre de marfil, 
Casa de oro, 
Arca de la nueva Alianza, 
Puerta del cielo, 
Estrella de la mañana, 
Salud de los enfermos, 
Refugio de los pecadores, 
Consuelo de los migrantes
Abogada de los Mínimos,
Consoladora de los afligidos, 
Auxilio de los cristianos, 
Reina de los Ángeles, 
Reina de los Patriarcas, 
Reina de los Profetas, 
Reina de los Apóstoles, 
Reina de los Mártires, 
Reina de los Confesores, 
Reina de las Vírgenes, 
Reina de todos los Santos, 
Reina concebida sin pecado original, 
Reina asunta al Cielo, 
Reina del Santísimo Rosario, 
Reina de la familia, 
Reina de la paz.
Mare de Déu de l’Olivar

v/ Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo
r/: perdónanos Señor
v/ Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo
r/: escúchanos Señor
v/ Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo
r/: Ten misericordia de nosotros.

v/: Ruega por nosotros Santa Madre de Dios
r/: Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Cristo.

ORACIÓN
Concédenos, Señor, a nosotros tus siervos, gozar de constante salud de alma y cuerpo, y por la intercesión de la gloriosa siempre Virgen María, nos veamos libres de las tristezas de esta vida y gocemos de las alegrías eternas por Jesucristo Nuestro Señor.

LECTURA EVANGÉLICA (Mt 10,1-7)
En aquel tiempo, Jesús llamó a sus doce discípulos y les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y dolencia.
Estos son los nombres de los doce apóstoles: el primero, Simón, el llamado Pedro, y su hermano Andrés; Santiago el Zebedeo, y su hermano Juan; Felipe y Bartolomé, Tomás y Mateo el publicano; Santiago el Alfeo, y Tadeo; Simón el fanático, y Judas Iscariote, el que lo entregó.
A estos doce los envió Jesús con estas instrucciones:
-No vayáis a tierra de paganos ni entréis en las ciudades de Samaría, sino id a las ovejas descarriadas de Israel
Id y proclamad que el Reino de los Cielos está cerca.

REFLEXIÓN 
(D. Pedro San Clemente. Cura párroco de la Mare de Déu de l’Olivar y consiliario de la Fraternidad de la OMS)
Mt 10,1-7: “Id y proclamad que el Reino de los Cielos está cerca”.
Al revisar nuestro modo de vivir y actuar, según la misión que el Señor nos encomienda, podemos encontrar un buen modelo en el Beato Gaspar de Bono. La necesidad de purificación y conversión en el seguimiento generoso del evangelio son actitudes que han adoptado tantos y tantos cristianos, hombres y mujeres, seglares y religiosos a lo largo de la historia. Seguir a Cristo es el camino mejor para alcanzar los bienes más importantes.
Del Beato Gaspar de Bono, se nos presenta, entre otras cualidades, su mesura, su prudencia, su discreción y humildad. Invitaba a los suyos a una vida evangélica profundamente vivida y, a la vez, quería que se caracterizaran por un sentido de equilibrio tanto en la vida comunitaria como en los momentos de plegaria y trabajo personal…
El Beato Gaspar de Bono supo vivir su seguimiento de Cristo, concretándolo en el carisma Mínimo, como novicio y como superior, dispuesto a vivir siempre la imitación de Cristo, sobre todo el de la humildad, realizando los servicios más humildes, llegando incluso a suplicar a los capitulares, reunidos en este convento de Alaquàs, que no lo eligieran como superior.
Si estamos convencidos nosotros mismos de que sólo Cristo puede colmar el ansia de felicidad que hay en nuestro corazón, como el Beato Gaspar de Bono, también nosotros encontraremos el lugar y el modo de vivirlo y de comunicarlo a los demás.
Que, ayudados por el Espíritu de Dios, podamos vivir el seguimiento de Cristo, con un corazón indiviso, sin doblez de corazón, sin dejarnos llevar por el egoísmo o la ambición, siempre abiertos al espíritu de conversión desde una actitud penitencial, sembrando justicia para cosechar misericordia, desde la sencillez y la humildad, como el Beato Gaspar de Bono y tantos hombres y mujeres que desde la espiritualidad mínima han vivido con fidelidad su seguimiento a Jesús.
La mies es mucha y los obreros pocos, nos recordaba Jesús ayer en el evangelio. Nosotros somos esos obreros a los que Jesús nos dice hoy: “Id y proclamar que el Reino de los Cielos está cerca”; y aquí hay trabajo para todos hasta el fin del mundo, hasta que vuelva el Señor.

ORACIÓN PARA EL DÍA PRIMERO
Señor mío Jesucristo, padre y redentor de nuestras almas, por el gran amor que te mostró desde sus primeros años el santo beato Gaspar de Bono, que no encontrando en su entretenimiento mayor contento que ir cantando por las calles de Valencia las letanías de la Virgen, animando a otros niños a que, junto con él, alabaran a la Madre de Dios y os repitieran con frecuencia: ¡Señor, misericordia y perdón! Te pedimos nos concedas imitarlo pidiendo perdón por nuestros pecados, con dolor y propósito de enmienda, para alcanzar la santidad y la vida eterna. Amén.
Padrenuestro, avemaría y gloria (3 veces)

GOZOS AL BEATO GASPAR DE BONO
Sois el primer resplandor 
del Sol de la caridad; 
Dadnos Gaspar tu favor, 
en cualquiera adversidad.

De tan hermoso lucero 
Valencia fue el claro oriente, 
y San Nicolás la fuente 
que os santificó primero, 
logrando nuevo esplendor 
con tu bella claridad.
Dadnos Gaspar tu favor, 
en cualquiera adversidad.

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
¡Santo Beato Gaspar de Bono!
Vos que tanto mortificasteis vuestro cuerpo y padecisteis tantas privaciones para aseguraros el fruto de la Redención. Mirad las miserias de nuestra alma y tened compasión de nosotros.
Por vuestra intercesión poderosa presentadnos delante de Jesús y de María, de los que imploramos el perdón de nuestros pecados. 
Comunicadnos una centella de la caridad de la que vuestro corazón está inflamado y, a imitación vuestra, haced que la voluntad divina sea la única regla en nuestra vida.
Alcanzadnos la gracia que os pedimos, así como una filial devoción a la pasión del Señor y a los dolores de su Santísima Madre, para así perseverar en su servicio y ganar la vida eterna. Amén.

(pidamos, en silencio, la gracia que, por intercesión del Santo Beato Gaspar de Bono, deseemos alcanzar)

DE LOS MILAGROS DEL BEATO GASPAR DE BONO
Antonio de Guilla, cirujano de la ciudad de Valencia en 1624, fue acometido por una fiebre maligna, fruto de la cual se le puso un fuerte dolor en el pie izquierdo que en breve le llegó a la rodilla. Creyendo los médicos que lo asistían que esto fuera una gangrena, determinaron hacer la amputación de la pierna, pero ni así aseguraban la vida del paciente.
Preparándose para dicha operación con las Santos Sacramentos, le inspiró el Señor le pidiese la salud por intercesión del padre Gaspar de Bono; por lo que recordando que tenía un retrato, mandó se lo llevasen al lecho del dolor, donde tan pronto lo vio, le pidió la salud.
Conoció mejoría en sus dolores y al poco rato, tanto el enfermo como los médicos coincidieron en que la maligna enfermedad había desaparecido, por lo que, en pocos días, saliendo en plena salud de su casa, fue a dar gracias a su bienhechor a la iglesia conventual de San Sebastián.

CANTO FINAL
Sois el primer resplandor 
del Sol de la caridad; 
Dadnos Gaspar tu favor, 
en cualquiera adversidad.
Los que humildes y devotos 
os rinden adoraciones, 
llenadles de bendiciones 
y admitid también sus votos, 
pues con el mayor fervor 
imploran vuestra Piedad:
Dadnos Gaspar tu favor, 
en cualquiera adversidad.

14/5/20

CARTA DEL CORRECTOR GENERAL O. M. EN LA CLAUSURA DEL V CENTENARIO DE LA CANONIZACIÓN DE SAN FRANCISCO DE PAULA




Clausura del Centenario en tiempos de la pandemia Covid 19

CARTA DEL P. GENERAL, P. GREGORIO COLARTI, 
A LA FAMILIA MINIMA,
FRAILES, MONJAS, TERCIARIOS

Queridos hermanos,

1.- COMO LOS DISCÍPULOS SIEMPRE EN LA MISMA BARCA

1.1.- El 27 de marzo de 2019, en la apertura del V Centenario de la Canonización de San Francisco, nuestro Padre y Fundador, nos dimos cita en Paula por las fiestas de mayo de 2020 (1) para completar el ciclo de los Centenarios, que desde 2007 (V de la muerte) al 2016 (VI del nacimiento) hemos celebrado, como un don de Dios para nuestra familia Mínima.

¡Esto no ha sido posible! El trágico acontecimiento del Coronavirus Covid 19 ha paralizado a la humanidad. El mundo se ha parado. Heridos por un enemigo invisible, hemos entrado en una larga cuarentena de la que iremos saliendo gradualmente, según las diversas situaciones.

El Papa Francisco (2), comentando el Evangelio de Mc 4, 35-41, ha descrito esta dramática situación planetaria que ha golpeado el estado de ánimo de todos nosotros: Densas tinieblas han cubierto nuestras plazas, calles y ciudades; se fueron adueñando de nuestras vidas llenando todo de un silencio que ensordece y un vacío desolador que paraliza todo a su paso; se palpita en el aire, se siente en los gestos, lo dicen las miradas. Nos encontramos asustados y perdidos. Al igual que a los discípulos del Evangelio, nos sorprendió una tormenta inesperada y furiosa.

1.2.- Nunca como hasta ahora, la imagen de la barca, símbolo de la Iglesia, propuesta en nuestro Documento Final del LXXXVI Capítulo General (3) se ha evidenciado que estábamos en la misma barca, todos frágiles y desorientados, pero al mismo tiempo, importantes y necesarios, todos llamados a remar juntos, todos necesitados de confortarnos mutuamente (4).

Esta pandemia no ha respetado a nadie.

Todos hemos estado ‘encerrados’, confinados, condicionados, limitados en nuestros movimientos. Todo ha cambiado: trabajo, colegio, negocio. De repente han volado proyectos, programas de corto o largo plazo. Las relaciones, la vida familiar, social han sido y aún siguen ‘off-limits’. Tampoco las celebraciones litúrgicas ni la actividad pastoral han sido excepción. Duro golpe para la vida eclesial, ya probada por el contexto cultural secularizado y post-moderno.

1.3.- Hay que constatar que desde el confinamiento en casa hemos asistido por medios audiovisuales y hemos sido protagonistas de muchas iniciativas y actividades de todo género para afrontar esta dolorosa situación planetaria. Ha habido una reaparición de humanidad, solidaridad, responsabilidad, acercamiento efectivo y creativo, voluntariado, caritativo, heroico compartir y participación con la realidad y las personas afectadas por el sufrimiento.

Otro tanto ha sucedido en el campo de la fe: se ha notado la necesidad de Dios, alimentada por muchos y significativos gestos, particularmente llevados a cabo por el Papa, cuya voz y actividad ha conmovido y consolado los corazones, infundiendo esperanza. Recordaremos mucho las imágenes de las celebraciones de la Semana Santa en San Pedro, con la plaza y basílica vacías: más que los gestos y las palabras ha penetrado en nuestro interior el silencio orante, que nos ha llevado ante el Cristo Crucificado, ancla y timón (5), sentido y luz para todo hombre.

Por ahora vivimos en un estado de limbo, en busca de remedios, de vacunas, de nuevos caminos, de medios para superar esta crisis mundial que ha cosechado víctimas como en una guerra.


2.- A LA LUZ DE LA FE

2.1.- Queridos hermanos, cada uno haga su lectura de las muchas, hermosas, interesantes y profundas reflexiones suscitadas, vengan de donde vengan. Hay materia para ayudarnos a revisar nuestra vida, concentrar nuestra existencia en lo esencial, en el unum est necessarium (Lc 10,42).

A los mantra que se escuchan “resistiremos y todo pasará”, se alternan interrogantes y dudas: “¿cómo saldremos de esta crisis; todo será como antes o diverso?”

No se puede negar que esta pandemia planetaria ha hecho abrir los ojos. Un pequeñísimo virus ha socavado el mito de la omnipotencia: el hombre es débil, frágil, vulnerable, mortal, no invencible; por sí solo muere, necesita del otro para afrontar la existencia y poder realizarse.

El Papa Francisco ha recordado que la tempestad actual:

a) ha desenmascarado nuestros “ego”, imagen y culto por los que tanto nos preocupamos;

b) ha descubierto una vez más, esa (bendita) pertenencia común de la que no podemos ni queremos evadirnos: esa pertenencia como hermanos;

c) ha estigmatizado nuestra autosuficiencia: solos nos hundimos. Necesitamos al Señor como los antiguos marineros las estrellas (6).

2.2.- Acojamos, pues, con fe este momento dramático del Covid 19, no como un accidente ocurrido por casualidad; es la historia hodierna, que para nosotros, hijos de San Francisco de Paula se entrecruza con la celebración centenaria de su canonización. Es nuestra historia de salvación.

Si queremos honrar la memoria celebrativa, optemos, una vez más, por mantenernos en la barca con mar en calma o en tempestad, seguros de la compañía de Jesús, el Señor (7). Si dudamos de su presencia, confiados únicamente de nuestras fuerzas, peligramos de perdernos. Actuando así debilitamos el mensaje evangélico y dejamos de ser creíbles. Este es el verdadero problema de la Iglesia del cual somos responsables y del que tenemos obligación de responder y testimoniar.

No olvidemos que estar en la barca reclama el fluir continuo, el cambio cotidiano, la conversión y la formación permanente. De ahí la necesidad vital de ‘escuchar’ y ‘vigilar’ (8) para no encontrarnos sin preparación, desprovistos ante el tempestuoso virus del egoísmo que siempre nos acecha.

Solo con la fe en el Señor podemos afrontar esta batalla para no causar insensibilidad, indiferencia, divisiones, guerras (9).

Aceptemos esta situación como una oportunidad del soplo impetuoso del Espíritu que, una vez más, nos empuja a reorientarnos, a caminar con mayor valentía, a navegar con la misma fe que sostuvo a nuestro Santo Padre Francisco en la travesía del Estrecho y al dirigirse desde Calabria a Francia a finales del s. XV (10).

2.3.- No nos dejemos llevar por la nostalgia o la amargura de las reducidas manifestaciones y celebraciones centenarias. Antes bien valoremos más todo el bien, el sacrificio, lo creativo que hemos realizado nosotros u otros, precisamente en este período de aislamiento y de ayuno eucarístico forzado. Todos hemos podido notar y experimentar un cambio real en la vida eclesial; se ha incrementado la oración especialmente en familia y una gran cadena de solidaridad.

En virtud de nuestra espiritualidad reconozcamos en ello nuestro kairos, el hoy de la Palabra, de la salvación, del Espíritu que nos urge, una vez más, a convertirnos, o sea, a vivir como Mínimos, siervos humildes, penitentes, caritativos, consagrados a promover un cristianismo más humano, familiar, doméstico.

2.4.- Recordaremos, pues, el Centenario en la medida en que saquemos provecho para nosotros y los demás de todo lo que estamos experimentando, sin abdicar de la responsabilidad educativa (11), pero empeñándonos por convertir en algo bueno todo lo que nos sucede, convencidos de que con el Señor a bordo, no se naufraga (12).

Daría mucha pena que tanto sufrimiento no encendiera nuestro corazón, dejándonos insensibles, indiferentes, esperando a que todo vuelva ‘como antes’ a un lento acomodarse a lo tradicional, a lo supuesto. Nuestro Centenario ha recibido un golpe final durante la cuarentena sanitaria que verdaderamente se ha revelado como un evidente desierto, un retiro espiritual, una prueba para nuestra vida.

Hemos sido llevados al exilio, y como para el pueblo hebreo, y también para nosotros este tiempo puede ser precursor de profecía: Dios ha sembrado signos de amor y de esperanza en esta historia tumultuosa. Tenemos la responsabilidad de leerlos, interpretarlos y actualizarlos para un futuro de vida nueva, de una humanidad que refleje la imagen del Creador.


3.- COMO NUESTRO PADRE SAN FRANCISCO

3.1.- Tenemos que preguntarnos, pues, en este momento si debamos abrir los ojos y redoblar nuestra meditación sobre las ‘virtudes’ características de nuestro Padre San Francisco. Es un cliché bien repetido, que a lo largo de la historia, y gracias a no pocas Cartas y Mensajes, ya sea de la Curia General como del Magisterio han contribuido y enriquecido más y más. Pero no es ni puede ser el punto de partida ni de llegada.

Nuestro mismo Padre y Fundador nos señala el corazón de su santidad y de la nuestra: Jesucristo. Nos salvamos, somos santos solo unidos a Él y sólo si unidos a Él estamos en comunión los unos con los otros (cfr I Jn 1, 7). En efecto, el motivo por el cual hemos sido reunidos es el de practicar el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo, y ser un solo corazón y una sola alma en Dios nuestro Señor (I R I, 1). Es lo que nos llena el corazón y nos hace felices.

3.2.- No parezca superfluo, pues, preguntarnos qué papel asume Jesucristo en mi vida en estos días. De hecho la santidad se juega en lo íntimo del propio corazón y depende de la respuesta efectiva que cada uno da a este fundamental interrogante. Podemos estar seguros de que nuestro Señor nos está urgiendo en esta atormentada historia a que revisemos nuestra relación con Él y con los demás, y que encaminemos todas nuestras fuerzas al primado de la Vida del Espíritu.

3.3.- Muchas veces hemos oído y leído que estamos en un cambio de época, provocado y acelerado por las continuas innovaciones tecnológicas (14), y hasta puede ser que nos hayamos acostumbrado sin darnos cuenta a aceptar todo acontecimiento y situación.

De improviso, en estos días hemos experimentado un cambio diferente que ha tocado nuestra piel de manera irreversible. ¿Cómo no ver en ello una llamada a la “metanoia”? 

No hay auténtica conversión si no nos abrimos totalmente de mente, corazón y cuerpo (15) a la Palabra de Dios.

Nuestro Padre San Francisco es maestro, profeta y testimonio de conversión-penitencia: anteponiendo la relación con Dios, guiado por la Sagrada Escritura, leía cuanto acontecía en el día a día y, una vez interpretada la voluntad de Dios, se entregaba totalmente a la acción del Espíritu con gestos de acogida, reconciliación y caridad. 

Este último Centenario quedará en la ‘memoria’ como una celebración del binomio dolor y gozo, muerte y vida, angustia y esperanza, pasión y resurrección. ¿Quién no recuerda las pruebas sufridas y afrontadas por nuestro Fundador? Basta que pensemos en la reconciliación con el P. Antonio Scozzetta después de los reproches y desaprobaciones infundadas, en la serenidad mantenida durante la enfermedad, en la intercesión por la curación de los ciudadanos de Bormes, agradecido por la acogida ofrecida, en la paciencia y en la fe en Dios ante los acontecimientos y dificultades de sus religiosos en Francia.

Con su enseñanza y compañía podemos aprender a atravesar el crisol del sufrimiento, con el corazón fijo en Dios (Cfr R TOM I, 1) sin dejar espacio a la turbación o al miedo, confiados en la promesa del Señor Resucitado que nos asegura su presencia en medio de nosotros todos los días hasta el final de los tiempos (Cfr Mt 28,20), con gestos de conversión personal que viven en el día a día el mandamiento ‘amaos unos a otros’ (Cfr Jn 13, 24) y el servicio del amor recíproco (Cfr Jn 13, 2-35).

Francisco de Paula, hombre de Dios, nos asegura que esta es la fe que debemos alimentar y testimoniar siguiendo al Maestro (Cfr Lc 9, 23): al amanecer de la Resurrección se llega pasando por el viernes de la Cruz, el requerimiento filial de no abandonarnos en la tentación (Cfr Mt 6, 13), se concreta en los signos de la Pasión presentes en el cuerpo glorioso del Señor Resucitado (Cfr Jn 20, 20.27) enviado por el Padre (Cfr Jn 10, 10) para que ya ninguno de nosotros se sienta solo en la vida.

3.4.- Durante este largo desierto que nos ha forzado a permanecer en casa para preservar el don precioso de la vida, hemos tenido la posibilidad de superar la habitual y superficial convivencia y entrar en una cercanía más afectuosa y esmerada, con un mayor intercambio y participación en la vida y problemas del otro. Hemos sido ‘forzados’, en cierto modo, a mejorar las relaciones interpersonales: con más oración individual y comunitaria, trabajando de otra manera dentro de nuestras comunidades y de nuestras familias. Ciertamente nos hemos visto empujados a tocar y sanar con más frecuencia las debilidades y fragilidades propias y ajenas. Lo cual no habrá sido fácil, y menos dada la prolongada reclusión, pero afrontado conscientemente con mirada evangélica puede ser un camino abierto a un laboratorio de humanidad y fraternidad.

Por todo ello demos gracias al Señor que nos sale al encuentro en el otro a quien muchas veces “no considero ni acojo” como hombre y hermano.

No nos dejemos robar esta ocasión de crecimiento verdadero en el camino de la santidad, aceptando llevar los unos las cargas de los otros, según la exhortación de nuestra Regla (Cfr Ga, 6,2).


4.- EN CAMINO

Queridos hermanos,

4.1.- Llagada la cita del Lunes 4 de mayo 2020, solemnidad de nuestro Santo Fundador para toda la Orden, no pudiéndose realizar el deseo de llevar a cabo la Clausura del Centenario en Paula, dado el estado de alarma al que nos ha llevado el coronavirus Covid 19, procuremos encontrarnos ante el altar para celebrar comunitariamente el amor de Jesús, el Santo de Dios (Cfr Jn 6, 69), muerto y resucitado por nosotros. Este es el contagio (16) que tenemos que transmitir de corazón a corazón. Es el contagio necesario y vital del Amor sobre la raíz del mal (17).

Y si hemos experimentado lo trágico del Coronavirus, podemos experimentar los beneficios de la Corona Sanctorum, la multitud de frailes, monjas, terciarios y fieles que a lo largo de los siglos han actualizado y visibilizado la santidad de Francisco de Paula.

Ellos son precisamente los que nos han consignado el testimonio, es decir, la Luz de los Penitentes, para que mientras recorremos este siglo iluminemos, rescaldemos, coloreemos (18) de amor, gozo, paz, reconciliación, perdón mutuo los caminos de nuestra humanidad.

4.2.- Movidos por la ardiente pasión de nuestro Fundador por Dios, que le llevaba a remediar las necesidades y pobrezas de las personas que encontraba y las dramáticas situaciones de la historia, empeñémonos en dejar huellas de santidad en nuestro siglo XXI.

Por ello:

a) Miremos de promover el valor y el respeto del hombre como criatura, como persona amada por Dios. La Iglesia y nuestro mundo necesitan esta profecía. La vida y el mensaje de San Francisco nos ayudan a encontrar lo que la humanidad ha perdido y que tanto necesita: poner al otro al centro de nuestra atención para no experimentar las consecuencias del virus del egoísmo que destruye al hombre y a la naturaleza.

b) Respondamos a la sed de infinito, a la necesidad de Dios tan proclamada en este tiempo. Solo una vida de oración personal y comunitaria a la escucha de Dios y su Palabra celebrada y vivida puede cautivar la atención y suscitar preguntas en el corazón del hombre. ¿Cómo no recordar la profunda conversión del Rey Luis XI, conquistado por el rostro orante del eremita calabrés?

c) Y si nos ha impresionado el silencio ensordecedor de nuestras calles y particularmente el silencio orante de Plaza San Pedro, quiere decir que hay necesidad de responder al deseo de descubrir el propio yo; quiere decir que es necesario responder al deseo de interioridad y de felicidad verdadera. La actual comunicación rumorosa, solitaria, veloz, impide entrar dentro, en profundidad. Que San Francisco nos enseñe con su ejemplo a ser hombres libres según la verdad del Evangelio (Cfr Jn 8, 32) y nos ayude a encontrar e inventar para nosotros y para los demás espacios y tiempos nuevos para sintonizar con Dios y con nosotros mismos.

d) Aumentan los marginados de toda clase; se multiplican las periferias existenciales a la vez que son confinadas de la actual sociedad y cultura; se escoge y aumenta la distancia entre ricos y pobres, entre los muchos sud y nortes del mundo, se levantan muros en defensa de las economías locales, y, en este momento particular de pandemia contra el otro como potencial untador. El verbo más proclamado es acoger, pero en realidad es el más desoído y no atendido. Conocemos la actividad acogedora de nuestro Santo Fundador: no hay límites para él ni interrupciones ni excepciones. Está disponible para cualquiera que se acerca a él, confortando e inspirando ánimo. Ésta es la dirección que hay que seguir con determinación en nuestras vidas.

e) La acogida es la puerta que abre a la solidaridad y a la cercanía, que mueve el corazón al voluntariado y al compartir. Hemos sido espectadores y actores de mucha generosidad humana en este tiempo. El Espíritu que movió a Francisco en su tiempo nos anime a ser generosos y fecundos en nuestro apostolado para con los últimos y los pobres.

f) Pero no es suficiente. Ante los trágicos sucesos de estos días se han multiplicado los samaritanos, de diferentes religión y raza: todos ellos se han esmerado en curar y confortar a cuantos sufrían en el espíritu o en el cuerpo. Hay futuro para la humanidad si sabemos ayudarnos y llevar los unos las cargas de los otros (Cfr Ga 6, 2). Nuestra espiritualidad penitencial nos lleva “a interesarnos sin reservas por los que sufren, a acompañar al que padece, al que está a la búsqueda, al hombre que vive en alguna de las diversas pobrezas” (19). Ésta es la charitas de San Francisco que cada uno de nosotros tiene que saber encarnar y testimoniar cada día.

g) Son muchas las situaciones de falta de paz, de sufrimiento, división, injusticia que la globalización ha puesto de manifiesto. Que en virtud de un Dios que nos espera con los brazos abiertos, intensifiquemos la actividad que mueva a la reconciliación y al perdón recíproco comenzando por nuestras realidades, de justicia social, de despertar las conciencias.

h) No bastan las palabras para mover y conquistar el corazón del hombre contemporáneo; se necesita el rostro alegre de cada uno de nosotros, de nuestras comunidades, de nuestras fraternidades que manifieste y transparente el gozo de ser amados de Dios: es como se vivía en los orígenes de nuestra historia como hijos de Francisco de Paula. Todos los que se relacionaban con él o con su comunidad volvían alegres y contentos, como contagiados. Se podía experimentar y vislumbrar la belleza de quien se consigna totalmente al Amor para vivir de Amor (20).

Conclusión:

Como hicimos en la apertura del Centenario, renovemos en la Eucaristía de acción de gracias el deseo de vivir en el tiempo y en la historia aspirando a las cosas celestes (Cfr Col 3, 1), empeñados cada día en mirar a Cristo, y a Cristo Crucificado ((Cfr I Co 2, 2) y Resucitado (21), con los ojos y el corazón de nuestro Padre Francisco.

Reafirmamos todos nuestros propósitos con la oración que el Papa León X dirigió al Señor aquel primero de mayo de 1519, día en el que presentó a la Iglesia a Francisco de Paula, como nuevo Santo y modelo para todo cristiano (22):

Servitutis nostrae tibi, Domine, iura solventes, quaesumus ut, Beati Francisci de Paula confessoris tui patrocinio suffragante, in nobis tua dona multiplices et ab ómnibus tuearis adversis. Per Christum Dominum nostrum. (Al satisfacerte, oh Señor, el tributo de nuestra sumisión, te rogamos que mediante el patrocinio de San Francisco de Paula, tu Confesor, te dignes multiplicar en nosotros tus celestiales dones y librarnos de toda adversidad. Por Jesucristo nuestro Señor).

Roma, Convento de San Francisco de Paula ai Monti, 1 de mayo de 2020



P. Gregorio Colatorti
Corrector General



NOTAS:

1) Cfr. Carta A vosotros hermanos, Frailes, Monjas, Terciarios, 6 de marzo 2019, Miércoles de Ceniza.

2) Papa Francisco. Meditación del Santo Padre, Viernes, 27 de marzo de 2020.

3) ORDEN DE LOS MÍNIMOS, LXXXVI Capítulo General “Testigos de Cristo en la condición de conversión y çexodo”.

4) Meditación, ibid.

5) Ibid.

6) Ibid.

7) DocF, 1, p. 4.

8) Ibid. Pp 5-6.

9) Papa Francisco, Meditación.

10) Cfr. DocF. 0. 2, p. 10 ss.

11) Cfr. DocF. 2. 2, pp 15-16

12) Papa Francisco, Meditación.

13) Cfr. DocF. Pp 11-13.

14) Cfr. DocF. Pp 2-3.

15) Cfr. Carta, A toda la Familia Mínima: Frailes, Monjas, Terciarios del 26 de febrero 2020.

16) Papa Francisco, Mensaje Urbi et Orbi, Pascua, Domingo 12 de abril 2020.

17) Cfr. Ibid.

18) Cfr. Carta, A vosotros, frailes, monjas y terciarios de la Familia de los Mínimos, Roma, 1 de noviembre de 2018.

19) Cfr. Centro Vocacional General de la Orden de los Mínimos, Plan de Pastoral Vocacional, Roma, 1992, n. 5.4.

20) Cfr. Carta, A vosotros, frailes, monjas y terciarios de la Familia Mínima, 1 nov. 2018.

21) Cfr. Carta, A toda la Familia Mínima: Frailes, Monjas, Terciarios del 26 de febrero 2020.

22) LEÓN X, Excelsus Dominus, Bula de canonización, en BUOM, XV (1969), p. 53.