30/4/20

DÍA 6º.- NOVENARIO A SAN FRANCISCO DE PAULA - ALAQUÀS (VALENCIA)

SEXTO DÍA
Contemplando la virtud de la POBREZA


(+) En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
“Glorioso Padre y Patriarca, San Francisco de Paula, pues os levantasteis con el glorioso renombre de taumaturgo en la Iglesia y sois el plenipotenciario de Dios, interceded con el Señor, si ha de ser para mayor honra y gloria suya y mi salvación, que consiga lo que pido y deseo en esta novena; Alcanzadme esta gracia si me conviene, y si no, enderezad mi petición y pedidle me dé aquello que más me convenga, para que yo consiga la vida eterna y le ame para siempre”.

(Ante la imposibilidad de elevar la alabanza del trisagio, cada persona contemple los misterios del Santo Rosario o la oración de Vísperas, según le sea más práctico o tenga costumbre.)

LECTURA BÍBLICA (2 Cor 8, 9-15)
"No es una orden; sólo quiero, mediante el interés por los demás, probar la sinceridad de vuestra caridad. Pues conocéis la generosidad de nuestro Señor Jesucristo, el cual, siendo rico, por vosotros se hizo pobre a fin de que os enriquecierais con su pobreza. Os doy un consejo sobre el particular: que es lo que os conviene a vosotros, ya que desde el año pasado habéis sido los primeros no sólo en hacer la colecta, sino también en tomar la iniciativa. Ahora llevadla también a cabo, de forma que a vuestra prontitud en la iniciativa corresponda la realización conforme a vuestras posibilidades. Pues si hay prontitud de voluntad es bien acogida con lo que se tenga, y no importa si nada se tiene. No que paséis apuros para que otros tengan abundancia, sino con igualdad. Al presente, vuestra abundancia remedia su necesidad, para que la abundancia de ellos pueda remediar también vuestra necesidad y reine la igualdad, como dice la Escritura: El que mucho recogió, no tuvo de más; y el que poco, no tuvo de menos."

REFLEXIÓN (Mn. Pedro San Clemente)

LA POBREZA (2 Cor 8, 9-15)
Dentro de este novenario en honor a san Francisco de Paula, hoy se nos propone reflexionar acerca de la pobreza, como una virtud que vivió nuestro santo y que también nosotros debemos incorporar a nuestra vida como cristianos. Por eso, necesitamos entender bien lo que significa la pobreza y “ser pobres”, ya que como resaltó el Concilio Vaticano II, esta opción nos permite concretar el seguimiento de Cristo.
Si echamos una rápida mirada a la Biblia descubrimos que los pobres ocupan un puesto relevante. Y frente a los pobres, frente a la pobreza, ya sea material o espiritual, Dios actúa.
Dios mismo se hizo pobre, como indica san Pablo: “…nuestro Señor Jesucristo, el cual siendo rico, se hizo pobre por vosotros, para enriqueceros con su pobreza” (2 Cor 8, 9). Este versículo nos da la clave para entender la pobreza, y para desear vivirla: tenemos que mirar al Señor, Él es nuestro camino a seguir, como hizo el santo de Paula.
Jesús y su familia vivieron en la pobreza, con temporadas muy duras, como el nacimiento de Jesús en un establo, exiliados después en Egipto. Pero la pobreza de Jesús no fue una pobreza extrema. Jesús dispone de bienes materiales humildes pero suficientes. La pobreza de Jesús se manifiesta en el ocultamiento de su divinidad, en su mansedumbre, en su aceptación consciente de la cruz, en su adhesión a la voluntad del Padre.
La pobreza de Jesús queda patente al evangelizar a los pobres, al solidarizarse con los pobres, al compartir sus esperanzas. Para Jesús son pobres no sólo los indigentes, sino también los pecadores, los enfermos… a quienes dirige una palabra de salvación. Más aún, llama bienaventurados a los pobres porque de ellos es el Reino de Dios.
Jesús dio ejemplo de pobreza y es desde esa pobreza desde la que Jesús puede pedir a quienes le siguen que hagan lo mismo, dando instrucciones acerca del uso correcto de los bienes materiales con libertad de espíritu.
En los Hechos de los apóstoles, tal como estamos leyendo en este tiempo pascual, el ejemplo de Jesús fue seguido por los apóstoles buscando modelos de solidaridad y servicio a favor de los pobres, siendo este servicio uno de los distintivos de las comunidades cristianas.
Y a lo largo de la historia de la Iglesia encontramos múltiples y claros testimonios sobre la pobreza como instrumento para vivir una relación de particular intimidad con el Señor. Y esto es lo que entendió y quiso para sí San Francisco de Paula. Su testimonio cuestionó a otros y empezó el germen de la futura Orden de los Mínimos, de los cuales nosotros somos hoy aquí sus herederos.
La llamada de Jesús a seguir el camino de la pobreza, para atender a los pobres y luchar contra la pobreza, como hizo san Francisco de Paula, continúa plenamente vigente. 
Lo esencial de un cristiano es que su vida, su palabra y su acción sean la concreción de su opción por el seguimiento de Jesús. Para conseguirlo es necesario conocerlo a Él, celebrar la fe y después encarnar su estilo de vida pobre y humilde con la certeza de estar en las manos del Padre, como hizo el Santo de Paula. Estoy convencido, el espíritu de pobreza es proporcional al desarrollo espiritual. Pidamos, pues, en este día de novenario la gracia de crecer en la pobreza evangélica. El ejemplo de san Francisco de Paula nos muestra que ese camino es posible para todos los que, como él, se tomen en serio la fe en Cristo Resucitado.

ORACIÓN PARA PEDIR LA VIRTUD DE LA POBREZA
¡Oh, glorioso San Francisco de Paula!, muy fiel amante de Dios, que cuanto más pobre querías ser, tanto más fuiste enriquecido de todo poder humano y divino. Alcánzanos la gracia que ahora te pedimos con el mayor fervor de nuestro espíritu. ¡Oh verdadero pobre de Jesucristo!, haz que también nosotros, conociendo la caducidad de todos los bienes de la tierra, logremos apreciar el tesoro inestimable de la gracia, e imitando tu pobreza en esta vida, consigamos hacernos ricos contigo en la patria del cielo. Amén

(En memoria de los 6 años que estuvo san Francisco de Paula en el desierto de Paula rezaremos 3 padrenuestros con Avemaría y gloria o recitamos las Letanías de San Francisco)

LETANÍAS DE SAN FRANCISCO DE PAULA
Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad
Cristo, óyenos
Cristo, escúchanos
Dios, Padre celestial, ten misericordia de nosotros
Dios, Hijo, Redentor del mundo
Dios, Espíritu Santo
Trinidad Santa, un solo Dios
Santa María, ruega por nosotros
Santa Madre de Dios
Santa Virgen de las Virgenes
San Francisco de Paula
Pastor clemetísimo
Guardián solícito
Intercesor eficaz
Protector asiduo
Abogado nuestro
Patrón amable
Modelo de penitencia
Norma de humildad
Fundador de los Mínimos
Portaestandarte de la caridad
Seguidor de la pobreza
Regla de la castidad
Padre de los pobres
Amparo de los débiles
Varón lleno del Espíritu Santo
Impetrador de favores
Ayuda en las angustias
Tú, que venciste al demonio y al pecado
Tú, que curaste a los enfermos
Tú, que resucitaste a los muertos
Taumaturgo en todo género de milagros
Santo Padre de los Mínimos, conserva tu familia, te rogamos óyenos.
Santo Padre Francisco de Paula, guarda nuestra ciudad y al mundo entero
Santo Padre, intercede por nosotros 
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, perdónanos Señor
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, escúchanos Señor
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten misericordia de nosotros.

CANTO

Oh san Francisco glorioso 
de Paula realce y honor.
Míranos Tú, bondadoso, 
y danos Fe y santo amor.

Consuelo tiene para toda cuita;
el ciego ve, el mudo puede hablar,
con grande pasmo el muerto resucita,
el sordo oye y vése al cojo andar.

¡Oh San Francisco glorioso!, …

Después del canto, haremos un momento de silencio, pediremos por todos los fieles difuntos, por el fin de la pandemia, así como la gracia especial que, por intercesión de san Francisco de Paula, deseemos alcanzar. 

ORACIÓN GENERAL
Santísimo Padre mío, San Francisco de Paula, yo os suplico por la pasión y muerte de Jesús, de quien fuisteis tan devoto, y por su Santísima Madre, de quien en el desierto recibisteis preciosísimo néctar, me alcancéis el mayor favor que es un amor a todas las virtudes y la perseverancia en ellas; El que no sea yo tan infeliz, que llegue a entrar en el camino de la perfección y no acabe la carrera: antes merezca por vuestra intercesión, un verdadero arrepentimiento de todos mis pecados, que el demonio huya de mi para que no me engañe, ni atienda yo a sus halagos acibarados y llegue al último grado de las virtudes, que es el amor de Dios, y gozar en compañía de la Virgen Madre y de todos los coros de los ángeles, de la vuestra y de todos los demás santos del cielo, los eternos regalos de la gloria. Amén

GOZOS
Sois lucero de humildad, 
Francisco en Paula nacido. 
Mínimo de Dios querido, 
nuevo sol de caridad. 

Fuisteis divino varón 
por gran milagro engendrado, 
y de niño aficionado 
a virtud y religión, 
donde con fe y castidad 
continuo habéis asistido.

Mínimo de Dios… 

Es mínimo vuestro nombre 
porque a todo honor mundano 
gustasteis al dar de mano 
con tan subido renombre 
y en fe de aquesta verdad 
llevamos vuestro apellido.

Mínimo de Dios…

En toda necesidad,
nuestro ruego es de ti, oído,
Mínimo de Dios querido, 
nuevo sol de caridad. 

V/. Ruega por nosotros San Francisco de Paula
R/. Para que seamos dignos de alcanzar, las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.

ORACIÓN
Señor, Dios nuestro, grandeza de los humildes, que has elegido a san Francisco de Paula, Mínimo entre los hermanos, para elevarlo a la gloria de tus santos, concédenos, por su intercesión y a imitación suya, alcanzar de tu misericordia el premio prometido a los humildes. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén

HIMNO DE SAN FRANCISCO DE PAULA
Al Mínimo de Dios querido, 
nuestro Padre protector, 
himnos de gloria y honor, 
cantémosle, cantémosle sin cesar: 
Patriarca San Francisco 
de Paula nuestro consuelo, 
gloria te den tierra y cielo, 
por tu grande Caridad. 

En día de tribulaciones, 
a Ti acude, a Ti acude, Santo mío 
este es tu pueblo querido 
postrándose ante tu altar 
y al pedirte en la oración 
un favor hemos sentido; 
vuestro manto nuestro nido 
y sostén la Caridad.

29/4/20

DÍA 5º.- NOVENARIO A SAN FRANCISCO DE PAULA - ALAQUÀS (VALENCIA)

QUINTO DÍA
Contemplando la virtud de la CASTIDAD




(+) En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
 
“Glorioso Padre y Patriarca, San Francisco de Paula, pues os levantasteis con el glorioso renombre de taumaturgo en la Iglesia y sois el plenipotenciario de Dios, interceded con el Señor, si ha de ser para mayor honra y gloria suya y mi salvación, que consiga lo que pido y deseo en esta novena; Alcanzadme esta gracia si me conviene, y si no, enderezad mi petición y pedidle me dé aquello que más me convenga, para que yo consiga la vida eterna y le ame para siempre”.

(Ante la imposibilidad de elevar la alabanza del trisagio, cada persona contemple los misterios del Santo Rosario o la oración de Vísperas, según le sea más práctico o tenga costumbre.)

LECTURA DEL EVANGELIO (Lc 1, 26-38)
"Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. Y entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.» Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. El será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin.» María respondió al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?» El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, porque ninguna cosa es imposible para Dios.» Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.» Y el ángel dejándola se fue."


REFLEXIÓN (Mn. Pedro San Clemente)
La Castidad (Lc 1,26-38)
En este quinto día de novenario en honor a san Francisco de Paula, se nos invita a contemplar la virtud de la castidad en san Francisco de Paula.
Cristo en su evangelio proclamó: “Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios”. María, san Francisco de Paula, todos los santos han experimentado viva la presencia de Dios en su vida porque su corazón estaba lleno de Dios y sentían de verdad la bienaventuranza de Cristo.
San Francisco de Paula vivió de tal manera su dominio de sí mismo, que aprendió a vivir con un corazón verdaderamente libre para sentir y gozar la presencia de Dios. Él es uno de “los limpios de corazón” que ha adquirido con la humildad la verdadera libertad interior con la que también se unió a la fiesta del “sí” y del amor, como María en su Anunciación.
La caridad sobre la que ya hemos reflexionado en nuestro novenario, es la forma de todas las virtudes. Bajo su influencia la castidad aparece como una escuela de donación de la persona, y el dominio de sí está al servicio de la entrega de uno mismo como don. Por eso la castidad conduce al que la practica a ser ante el prójimo un testigo de la fidelidad y de la ternura de Dios.
En el santo de Paula la fidelidad a Dios y la entrega a su amor se convierten en el marco de todas sus virtudes: de la castidad, de la pobreza, de la obediencia, de la humildad…
San Francisco de Paula vivió con un corazón indiviso y casto que le llevó al amor al prójimo. Que también nuestro corazón esté libre para sentir y gozar la presencia de Dios en nuestras vidas y en nuestro mundo. Y que seamos con san Francisco de Paula también nosotros de los limpios de corazón, que han adquirido con la humildad, el desprendimiento y el dominio de nosotros mismos, es decir, la verdadera libertad que nos conduzca hasta la Pascua eterna.

ORACIÓN PARA PEDIR LA VIRTUD DE LA CASTIDAD
¡Oh, glorioso San Francisco de Paula!, por aquella angelical pureza por la que, en el curso casi secular de tu vida, no manchaste nunca el candor de la inocencia virginal, consíguenos de Dios la gracia de purificar nuestra alma de toda impureza, de tal manera que no volvamos a ser nunca más objeto de aborrecimiento a su purísima mirada. ¡Oh lirio de pureza y bálsamo de santidad!, alcánzanos el favor que hoy te suplicamos, para no consentir que ni de pensamiento ni de obra podamos manchar en lo más mínimo tan hermosa virtud. Queriendo así siempre agradar más al Señor, estamos seguros que por tu intercesión, será muy pronto acogido este ardiente deseo de nuestro corazón. Amén

(En memoria de los 6 años que estuvo san Francisco de Paula en el desierto de Paula rezaremos 3 padrenuestros con Avemaría y gloria o recitamos las Letanías de San Francisco)

LETANÍAS DE SAN FRANCISCO DE PAULA
Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad
Cristo, óyenos
Cristo, escúchanos
Dios, Padre celestial, ten misericordia de nosotros
Dios, Hijo, Redentor del mundo
Dios, Espíritu Santo
Trinidad Santa, un solo Dios
Santa María, ruega por nosotros
Santa Madre de Dios
Santa Virgen de las Virgenes
San Francisco de Paula
Pastor clemetísimo
Guardián solícito
Intercesor eficaz
Protector asiduo
Abogado nuestro
Patrón amable
Modelo de penitencia
Norma de humildad
Fundador de los Mínimos
Portaestandarte de la caridad
Seguidor de la pobreza
Regla de la castidad
Padre de los pobres
Amparo de los débiles
Varón lleno del Espíritu Santo
Impetrador de favores
Ayuda en las angustias
Tú, que venciste al demonio y al pecado
Tú, que curaste a los enfermos
Tú, que resucitaste a los muertos
Taumaturgo en todo género de milagros
Santo Padre de los Mínimos, conserva tu familia, te rogamos óyenos.
Santo Padre Francisco de Paula, guarda nuestra ciudad y al mundo entero
Santo Padre, intercede por nosotros
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, perdónanos Señor
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, escúchanos Señor
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten misericordia de nosotros.

CANTO
Oh San Francisco glorioso
de Paula realce y honor.
míranos tú, bondadoso
y danos Fe y santo Amor.

Protege a la Iglesia Madre nuestra,
sé firme de la patria protector,
y a todos libre, tu potente diestra
de toda seducción y todo error.

¡Oh San Francisco glorioso!, …


(después del canto, haremos un momento de silencio, pediremos por todos los fieles difuntos, por el fin de la pandemia, así como la gracia especial que, por intercesión de san Francisco de Paula, deseemos alcanzar).


ORACIÓN GENERAL
Santísimo Padre mío, San Francisco de Paula, yo os suplico por la pasión y muerte de Jesús, de quien fuisteis tan devoto, y por su Santísima Madre, de quien en el desierto recibisteis preciosísimo néctar, me alcancéis el mayor favor que es un amor a todas las virtudes y la perseverancia en ellas; El que no sea yo tan infeliz, que llegue a entrar en el camino de la perfección y no acabe la carrera: antes merezca por vuestra intercesión, un verdadero arrepentimiento de todos mis pecados, que el demonio huya de mi para que no me engañe, ni atienda yo a sus halagos acibarados y llegue al último grado de las virtudes, que es el amor de Dios, y gozar en compañía de la Virgen Madre y de todos los coros de los ángeles, de la vuestra y de todos los demás santos del cielo, los eternos regalos de la gloria. Amén

CANTO
Sois lucero de humildad,
Francisco en Paula nacido.
Mínimo de Dios querido,
nuevo sol de caridad.

Pues cual nuevo precursor
la Caridad nos mostráis
y el celo con que la amáis
os abrasa en vivo ardor;
en cualquier adversidad
socorred al afligido.
Mínimo de Dios ...

Vuestros trece viernes son,
devoción bien señalada,
con milagros aprobada
que casi infinitos son
de ella con grande humildad
los monarcas se han valido.
Mínimo de Dios ...

En toda necesidad,
nuestro ruego es de ti, oído,
Mínimo de Dios querido,
nuevo sol de caridad.

Ruega por nosotros San Francisco de Paula
R/. Para que seamos dignos de alcanzar, las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.

oración
Señor, Dios nuestro, grandeza de los humildes, que has elegido a san Francisco de Paula, Mínimo entre los hermanos, para elevarlo a la gloria de tus santos, concédenos, por su intercesión y a imitación suya, alcanzar de tu misericordia el premio prometido a los humildes.
Por Jesucristo nuestro Señor. Amén

Himno de San Francisco de Paula.
Al Mínimo de Dios querido,
nuestro Padre protector,
himnos de gloria y honor,
cantémosle, cantémosle sin cesar:
Patriarca San Francisco
de Paula nuestro consuelo,
gloria te den tierra y cielo,
por tu grande Caridad.

En día de tribulaciones,
a Ti acude, a Ti acude, Santo mío
este es tu pueblo querido
postrándose ante tu altar
y al pedirte en la oración
un favor hemos sentido;
vuestro manto nuestro nido

y sostén la Caridad.

28/4/20

DÍA 4º.- NOVENARIO A SAN FRANCISCO DE PAULA - ALAQUÀS (VALENCIA)

CUARTO DÍA
Contemplando la virtud de la OBEDIENCIA





(+) En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
“Glorioso Padre y Patriarca, San Francisco de Paula, pues os levantasteis con el glorioso renombre de taumaturgo en la Iglesia y sois el plenipotenciario de Dios, interceded con el Señor, si ha de ser para mayor honra y gloria suya y mi salvación, que consiga lo que pido y deseo en esta novena; Alcanzadme esta gracia si me conviene, y si no, enderezad mi petición y pedidle me dé aquello que más me convenga, para que yo consiga la vida eterna y le ame para siempre”.

(Ante la imposibilidad de elevar la alabanza del trisagio, cada persona contemple los misterios del Santo Rosario o la oración de Vísperas, según le sea más práctico o tenga costumbre.)

LECTURA DEL EVANGELIO (Lc 10, 29-37)
"Pero él, queriendo justificarse, dijo a Jesús: «Y ¿quién es mi prójimo?»
Jesús respondió: «Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de salteadores, que, después de despojarle y golpearle, se fueron dejándole medio muerto. Casualmente, bajaba por aquel camino un sacerdote y, al verle, dio un rodeo. De igual modo, un levita que pasaba por aquel sitio le vio y dio un rodeo. Pero un samaritano que iba de camino llegó junto a él, y al verle tuvo compasión; y, acercándose, vendó sus heridas, echando en ellas aceite y vino; y montándole sobre su propia cabalgadura, le llevó a una posada y cuidó de él. Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y dijo: "Cuida de él y, si gastas algo más, te lo pagaré cuando vuelva." Quién de estos tres te parece que fue prójimo del que cayó en manos de los salteadores?» Él dijo: «El que practicó la misericordia con él.» Y le dijo Jesús: «Vete y haz tú lo mismo.»"

REFLEXIÓN (Mn. Pedro San Clemente)
En este cuarto día de novenario en honor a san Francisco de Paula, nuestra atención se fija en la virtud de la OBEDIENCIA. La obediencia es como un don de disponibilidad en la búsqueda común y en la realización concreta en nuestra vida de la voluntad de Dios.
La obediencia es una nota distintiva del mismo Cristo y san Pablo nos lo recuerda en la carta a los Romanos de este modo: “Como por la desobediencia de uno, muchos fueron hechos pecadores, así también por la obediencia de uno, muchos serán hechos justos”.
Saben también que se ha escrito de nuestro santo que la voluntad de Dios, “conocida mediante la obediencia, fue siempre el único principio moderador, tanto en la vida de su espíritu, como en su obrar exterior”. Vamos pues a pedir en este día que así como la vida de Cristo, la del santo de Paula, como la de todos los santos, ha sido una continua obediencia al Padre, también lo sea la nuestra: una entrega generosa a la voluntad de Dios.
Por eso, bueno será que nos preguntemos nosotros hoy al contemplar la virtud de la obediencia en san Francisco de Paula, ¿cómo ando yo de obediencia? Porque hemos de reconocer que en nuestra vida muchas veces se hace presente la desobediencia, el pecado.
Es verdad que cuando meditamos la Palabra de Dios, ésta se nos presenta muchas veces como un bálsamo que cura nuestras heridas, pero otras, se nos presenta como una espada de dos filos que interpela y denuncia, y nos parece especialmente difícil seguirla. Es verdad que el programa que nos ofrece Jesús en el Evangelio es un programa exigente para nuestra conversión pascual y para toda nuestra vida. El amor a Dios y el amor al prójimo que meditábamos ayer al hablar de la caridad no siempre nos resultan fáciles y siempre nos interpela que el amor a Dios debe estar siempre unido al amor al hermano. Cuántas veces sentimos la tentación cuando Jesús nos insta con este único mandamiento que no se puede separar, de responder preguntando también nosotros a Jesús, como aquel doctor de la Ley: ¿y quién es mi hermano? Aquella pregunta del doctor de la Ley dio la oportunidad a Jesús de contar una de las más hermosas páginas de toda la Escritura, la parábola del buen samaritano, que tanto nos ha de interpelar hoy a nosotros cuando nos preguntamos por nuestra obediencia a la voluntad de Dios.
Es posible que sintamos algo de vértigo cuando sometemos nuestra voluntad a la obediencia a Cristo, incluso que podamos pensar que renunciamos a nuestro don más preciado que es nuestra libertad. Pero, como nos diría el apóstol Pablo, sabemos de quién nos fiamos, y sobre todo, sabemos que la verdadera libertad se conserva cuando nos decidimos a escoger lo bueno y verdadero.
Por eso nos recordaba Jesús en el discurso de la montaña que leíamos en los evangelios de los domingos, antes de entrar en el tiempo de la Cuaresma, que nuestra santidad ha de ser más perfecta que la de los fariseos y letrados, que era más bien de apariencia y superficial. Por eso nos advertía con ese juego de palabras: “Habéis oído que se dijo a los antiguos… Pues yo os digo…”. En nuestro camino de obediencia a Cristo, siguiendo el ejemplo de san Francisco de Paula, no podemos contentarnos con el cumplimiento, sino que hemos de buscar la conversión de las actitudes interiores, además de los hechos exteriores: los juicios, las intenciones, las envidias y rencores. No sólo reconciliarnos con Dios sino también con el hermano. Y, si es el caso, dar prioridad a este entendimiento con el hermano, más incluso que a la ofrenda de sacrificios a Dios en el altar, sin olvidar de hacerla una vez reconciliados.
Contemplar la virtud de la obediencia en el santo de Paula ha de llevarnos a pensar un poco más en nuestro camino de crecimiento en la fe. Nos urge a crecer en la búsqueda de la voluntad de Dios, a crecer en este camino de obediencia a Dios, porque a menudo experimentamos nuestra debilidad y cansancio, experimentamos cómo el polvo del camino se va pegando no sólo a las sandalias sino a todo nuestro cuerpo.
Es muy probable que en este camino de obediencia a la voluntad de Dios lo que más nos pueda costar es el amor al prójimo. Pero, ¿Cómo podremos celebrar con Cristo la Pascua, si continuamos con los viejos rencores con los hermanos?
Como San francisco de Paula reconocemos que nuestra vida no tiene otro sentido que el amor a Dios y a los hermanos, no tiene otro sentido que entrar en la obediencia a la voluntad de Dios, pues la existencia humana es un camino que arranca de Dios y en el termina. Y al que pone su corazón en Dios, Dios no le quita nada, sino que lo llena de gracia y felicidad, no le resta un ápice de libertad sino que la lleva a su plenitud.

ORACIÓN PARA PEDIR LA VIRTUD DE LA OBEDIENCIA
¡Oh, glorioso San Francisco de Paula!, modelo de perfecta obediencia al no tener otra voluntad que la de Dios. A nosotros que hasta ahora hemos sido esclavos de nuestra propia libertad, alcánzanos la gracia de tener como única norma de nuestro obrar la santa voluntad de Dios. Tú, que por la práctica de tan excelsa virtud mereciste que Dios secundara todos tus deseos, alcánzanos, te rogamos, seguir siempre y con prontitud todo lo que Dios y la Iglesia nos enseñan. Esperamos así hacernos merecedores de la gracia por la que tanto suspiramos y que ansiosamente confiamos alcanzar por tu intercesión. Amén.

(En memoria de los 6 años que estuvo san Francisco de Paula en el desierto de Paula rezaremos 3 padrenuestros con Avemaría y gloria o recitamos las Letanías de San Francisco)

LETANÍAS DE SAN FRANCISCO DE PAULA
Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad
Cristo, óyenos
Cristo, escúchanos
Dios, Padre celestial, ten misericordia de nosotros
Dios, Hijo, Redentor del mundo
Dios, Espíritu Santo
Trinidad Santa, un solo Dios
Santa María, ruega por nosotros
Santa Madre de Dios
Santa Virgen de las Virgenes
San Francisco de Paula
Pastor clemetísimo
Guardián solícito
Intercesor eficaz
Protector asiduo
Abogado nuestro
Patrón amable
Modelo de penitencia
Norma de humildad
Fundador de los Mínimos
Portaestandarte de la caridad
Seguidor de la pobreza
Regla de la castidad
Padre de los pobres
Amparo de los débiles
Varón lleno del Espíritu Santo
Impetrador de favores
Ayuda en las angustias
Tú, que venciste al demonio y al pecado
Tú, que curaste a los enfermos
Tú, que resucitaste a los muertos
Taumaturgo en todo género de milagros
Santo Padre de los Mínimos, conserva tu familia, te rogamos óyenos.
Santo Padre Francisco de Paula, guarda nuestra ciudad y al mundo entero
Santo Padre, intercede por nosotros
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, perdónanos Señor
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, escúchanos Señor
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten misericordia de nosotros.

CANTO

Oh san Francisco glorioso
de Paula realce y honor.
Míranos Tú, bondadoso,
y danos Fe y santo amor.

¡Oh gran Francisco, muy amable Santo,
con tierno corazón de Serafín!
A los devotos que te invocan tanto,
concede gracia y dichoso fin.
¡Oh San Francisco glorioso!, …

Después del canto, haremos un momento de silencio, pediremos por todos los fieles difuntos, por el fin de la pandemia, así como la gracia especial que, por intercesión de san Francisco de Paula, deseemos alcanzar.

ORACIÓN GENERAL
Santísimo Padre mío, San Francisco de Paula, yo os suplico por la pasión y muerte de Jesús, de quien fuisteis tan devoto, y por su Santísima Madre, de quien en el desierto recibisteis preciosísimo néctar, me alcancéis el mayor favor que es un amor a todas las virtudes y la perseverancia en ellas; El que no sea yo tan infeliz, que llegue a entrar en el camino de la perfección y no acabe la carrera: antes merezca por vuestra intercesión, un verdadero arrepentimiento de todos mis pecados, que el demonio huya de mi para que no me engañe, ni atienda yo a sus halagos acibarados y llegue al último grado de las virtudes, que es el amor de Dios, y gozar en compañía de la Virgen Madre y de todos los coros de los ángeles, de la vuestra y de todos los demás santos del cielo, los eternos regalos de la gloria. Amén

GOZOS
Sois lucero de humildad,
Francisco en Paula nacido.
Mínimo de Dios querido,
nuevo sol de caridad.

Día que Cristo murió,
quiso Francisco murieseis,
porque a su gloria partieseis
cuando la luz nos faltó;
más con nueva claridad
después habéis parecido.
Mínimo de ...

Sois en la tormenta puerto,
dais lengua al que nació mudo,
sois contra el demonio escudo,
y resurrección del muerto;
en cualquiera enfermedad,
sois médico esclarecido.
Mínimo de Dios ...

En toda necesidad,
nuestro ruego es de ti, oído,
Mínimo de Dios querido,
nuevo sol de caridad.

Ruega por nosotros San Francisco de Paula
R/. Para que seamos dignos de alcanzar, las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.

oración
Señor, Dios nuestro, grandeza de los humildes, que has elegido a san Francisco de Paula, Mínimo entre los hermanos, para elevarlo a la gloria de tus santos, concédenos, por su intercesión y a imitación suya, alcanzar de tu misericordia el premio prometido a los humildes.
Por Jesucristo nuestro Señor. Amén

Himno de San Francisco de Paula.
Al Mínimo de Dios querido,
nuestro Padre protector,
himnos de gloria y honor,
cantémosle, cantémosle sin cesar:
Patriarca San Francisco
de Paula nuestro consuelo,
gloria te den tierra y cielo,
por tu grande Caridad.

En día de tribulaciones,
a Ti acude, a Ti acude, Santo mío
este es tu pueblo querido
postrándose ante tu altar
y al pedirte en la oración
un favor hemos sentido;
vuestro manto nuestro nido

y sostén la Caridad.