10/12/19

¡PROVECHOSO ADVIENTO A TODOS!


CARTA DEL P. CORRECTOR GENERAL, P. GREGORIO COLATORTI,  A LOS FRAILES, MONJAS Y TERCIARIOS DE LA ORDEN DE LOS MÍNIMOS.

Queridos hermanos,
Vamos alegres al encuentro del Señor que viene (cfr. Sal 121).
Es la llamada, la invocación, el canto de la Iglesia en este tiempo de Adviento. Iglesia que vigila y espera con amor, peregrina hacia su Señor que viene siempre (cfr. I Domingo de Adviento A).

Cada uno haga suya la invitación del Salmo “vamos”, que reclama el ser del hombre, viator, quien sintiéndose empujado por una fuerza interior, la inquietud (cfr. Contemplad, 11 –CIVCSVA), se dirige hacia lo que desea y hacia lo que ama. Por tanto lo nuestro no es un vagabundear sin meta hacia lo desconocido, un esperar vacío y oscuro, un vivir sin sentido. Nosotros, aunque peregrinos y forasteros (cfr. I R, VI, 16), conocemos al Esperado, aún más deseándolo nos asemejamos a Él que nos admite a su servicio en el mundo (cfr. I R, VI, 16). Por eso tenemos que ir alegres porque conocemos que Dios nos ama, que nos instruye por sus caminos (cfr. Is 2, 1-5).

Nuestro gozoso ir tiene su origen en la certeza de que Dios sigue manifestando su voluntad de ser y estar con nosotros y para nosotros. Verdaderamente podemos reconocer y afirmar que en nuestra historia se actualiza el misterio de Amor y de misericordia: Jesús, el Verbo, el esplendor del Padre (cfr. Himno, Oficio de lectura, tiempo de Adviento-Navidad), el Hijo de la Virgen María, el Emmanuel, el Dios con nosotros, el Salvador hasta el final de los tiempos.

Es ésta la verdad de nuestra existencia: la Iglesia, todos nosotros, somos testigos y lo anunciamos al mundo. Encontrarse con Aquél que ha venido, viene y vendrá es un encuentro gozoso, festivo porque experimentamos la fidelidad de Dios, su perenne iniciativa de amor y misericordia.

Despertemos por tanto en este tiempo litúrgico el deseo de Dios, de manera que orientemos nuestros pasos y toda la vida hacia Aquél que en el tiempo se ha encarnado en la debilidad de nuestra carne, está presente por medio de los sacramentos y los hermanos por la potencia del Espíritu y nos proyecta hacia la plenitud del Amor en gloria y majestad (cfr. S. Bernardo Abad, Oficio de lectura del Miércoles, I Semana de Adviento).

Este tiempo de gracia, de modo particular, se dirige a nosotros los Mínimos, hijos del Santo de la penitencia, para verificar, vigilar y avanzar en el itinerario de continua conversión a Jesús el Señor, para ser hoy el rostro humano y misericordioso de Dios-Padre que en Jesús se ha hecho nuestro compañero, hermano, amigo (cfr. Documento Final, 1, 4 – LXXXVI Cap. Gen. “Testigos de Cristo en la condición de conversión y de éxodo” - DocF).
Quinientos años de la canonización de nuestro Fundador marcan una distancia temporal sí, pero indican el camino a toda nuestra familia, y por tanto a todos para que sigamos su ejemplo.

¿Cómo estamos viviendo nuestra vocación: testigos de Cristo en la condición de conversión y de éxodo? ¿Qué empeño se propone cada uno de nosotros por traducir el carisma cuaresmal en el día a día? ¿Podemos afirmar que vivimos siempre buscando a Dios y lo que a Él nos conduce? (cfr. R TOM, II, 1).

El Papa León X, en la Bula Excelsus Dominus, reconoce a Francisco cual atleta que adornó a la Santa Iglesia, iluminando con el fulgor de su lámpara las tinieblas de los tiempos presentes; y lo señala como luz de las gentes y rutilante estrella en el firmamento de la Iglesia (cfr. BUOM XV (1969), p. 40-54). Son expresiones y verbos que remiten a la parábola evangélica de las diez vírgenes (Mt 25, 1-13): San Francisco vive vigilante en todo tiempo (cfr. Anónimo, xv, 32), en perseverante espera del Esposo, a quien amaba su corazón. Su persona emana luz porque refleja la gloria de la gruta (Lc 2,9) y la luz de la Cruz (Lc 23, 48), aquella gloria anunciada por los ángeles sobre el rostro de Cristo crucificado y resucitado.

Aunque no se conserven testimonios directos de su modo de vivir este particular tiempo litúrgico, con todo, por estos reducidos, pero suficientes indicios, comprendemos que la vida de nuestro Santo Fundador está encaminada hacia el final de la historia, hacia Jesús el Señor en quien centra toda su vida. El Adviento es para Francisco la razón de su existencia, que alimentará y mantendrá viva por el dinamismo cuaresmal.

La conversión-penitencia-caridad y, especialmente la oración, es el aceite de la lámpara que hace a Francisco radiante por el encuentro cotidiano con el Señor y, al mismo tiempo ante los hombres, testigo del mundo que nos espera.

Dejémonos acompañar, pues, por nuestro Padre Fundador, singular ermitaño-peregrino, en estos días de Adviento-Navidad: es el modo de actualizar el empeño de encarnar el Evangelio, vivir el momento presente colmándolo de amor (cfr. GE 17). Orar sea la señal de que nuestro corazón, inquieto y en búsqueda, desea y espera a Aquél que nos ama y se ha enamorado de nosotros (Ct 3,3), perteneciéndole con vínculo especial y que nos envía como mensajeros (cfr. DocF, 2.3 p.23). La oración personal y comunitaria nos fortalece en la vocación mínima.

Al mismo tiempo no olvidemos que nuestra misión es la de ser testigos de Cristo, o sea, hombres de Dios, de un Dios que con infinito ardor bajó del cielo a la tierra para salvarnos, que por nosotros soportó tantos tormentos y aguantó hambre, frío, sed, calor, y todo humano sufrimiento, sin rechazar nada por nuestro amor y dando ejemplo de perfecta paciencia y perfecto amor (cfr. F. PRESTE DA LONGOBARDI, Centuria… LXXXII, p. 357).
La Iglesia nos ofrece este tiempo para convertirnos, para preparar un camino al Señor, levantar los valles y rebajar montes y colinas (cfr. Is 40, 3-5), para discernir y preparar el corazón y el ambiente para vivir hoy la venida del Señor.

Si Dios tarda en venir, en manifestarse es porque nos negamos a convertirnos, a entrar en nosotros mismos, a recorrer el mismo camino de Jesús-Maestro, el camino de las Bienaventuranzas, a compartir con los demás lo que hemos experimentado: el don de la misericordia del Padre, que nos llama a la conversión y a la reconciliación.
Por eso, como antorchas encendidas, iluminemos nuestro interior: aquí encontraremos puntos positivos y puntos negativos, egoísmos, excusas, resistencias, miedos, resignaciones, debilidades y heridas.

Que la espera del Esposo nos empuje a salir de nuestra obscuridad, de nuestra visión individualista e intimista, de nuestras falsas seguridades y comodidades acumuladas con el tiempo; nos haga salir de la referencialidad de nuestra vida mínima para ir más allá, o sea, nos lleve a acercar el corazón al hermano que vive a mi lado, con quien me rozo continuamente, que llama a la puerta buscando ser acogido, escuchado, confortado, sostenido, ayudado, perdonado y reconciliado. Compartir el Emmanuel, el Dios con nosotros, no puede dejarnos indiferentes. Dios se ha incomodado enteramente escogiendo la periferia, o sea, la marginalidad y la mayor pobreza de nuestra existencia. Estábamos alejados y Él ha venido a buscarnos, se ha acercado a cada uno de nosotros, cuando todavía no éramos sus amigos.

Preguntémonos personal y comunitariamente: ¿de qué manera y con qué gestos hoy manifestamos estar cercanos al prójimo, a los últimos, a tantos nuevos pobres que esperan de nosotros respuestas que lleguen al corazón y den vida? (cfr. DocF, 2.3, p. 23).

Y siempre, como lámparas encendidas, hagamos que emerja aquel sedimento, mezcla de entusiasmo, voluntad y gozo de pertenecer, respirar, alimentarnos de Dios, hablar con Él, comunicarlo con la vida (cfr. DocF, p. 159). La Buena Noticia que hay que acoger y anunciar siempre es única: la Misericordia del Padre que nos hace hijos y hermanos del Verbo.
La lectura de la Palabra de este tiempo nos interpela a responder, a ir, como hicieron Isaías, Juan Bautista, la Virgen María, José, los Pastores, los Magos: de nuestro Fiat depende la venida del Reino en nuestra sociedad.

A la autosuficiencia y omnipotencia del hombre internauta y economicus que se considera como ‘salvador’, opongamos la bondad misericordiosa de Dios que en Jesús se hace siervo, se despoja de su divinidad (Flp 2,1-11) para compartir todo con nosotros y revestirnos de su amor. Esperando al Salvador decimos al mundo que la verdadera fuerza que salva es el Amor misericordioso que se da sin reservas, y que seamos valientes y vencedores por nuestra total confianza en Dios, que siempre tiene la iniciativa  no por nuestras obras o por nuestros esfuerzos (cfr. GE 52), pero siempre amándonos, ofreciéndose totalmente y sin pedirnos nada a cambio.

Como Mínimos, revistámonos del estilo de Dios que con su humanidad nos ha hecho más humanos. Todos necesitamos de la entrañable misericordia de Dios (Lc 1, 78)), don humanamente incomprensible, pero tan potente divinamente que rompe cualquier resistencia y toda obscuridad egoísta, que desquicia puertas y muros levantados por la violencia de la opresión y del orgullo, destrozando las economías abiertamente inhumanas.
Miremos a María, la Virgen del Adviento: su corazón orante, humilde y pobre es el terreno fecundo para que el Verbo se encarne también hoy. El mismo terreno ha caracterizado la vida de nuestro Santo Fundador, que la Bondad de Dios (Lc 1, 78) ha hecho presente y operante.

Hoy somos los hijos del Santo de la penitencia, en medio de la indiferencia de nuestra cultura, del descarte, del anonimato, del vacío comunicativo los que tenemos contagiar interna y externamente relaciones auténticamente humanas: salir al encuentro del otro sea la señal concreta de nuestro encuentro cotidiano con Aquél que viene y se sienta con nosotros, dándonos el gozo y la mirada del corazón (cfr. DocF. 3.2 p. 19).

Queridos hermanos,
El Adviento nos da la medida del tiempo que corre hacia el cumplimiento final. El tiempo señala la velocidad continua del devenir que caracteriza nuestra sociedad y cultura, nos invita a nosotros los Mínimos, en continuo éxodo por vocación, en camino permanente, nos solicita personal y comunitariamente a realizar reformas, revisiones, formas de compartir y transformaciones de bien en mejor. Todo esto ha sido materia de estudio, reflexión, confrontación  del Capítulo General 2018 y por tanto codificado en el proyecto por realizar (cfr. DocF. 1.2, p. 32).

Alcanzados por la gracia salvadora, no nos dejemos condicionar por el miedo, ni por sentimentalismos que nos aprisionan en el presente persiguiendo un pasado de estabilidad. Dios se ha incomodado para acompañarnos en este itinerario, en la inestabilidad y liquidez de nuestra existencia.

La memoria litúrgica de Navidad avive la conciencia de cuanto Jesús ha dicho: No temáis, yo estoy con vosotros todos los días (Mt 28, 10,20). Acojamos con fe su Palabra y despertemos el gozo de caminar en este tiempo, en el que todo cambia vertiginosamente: la salvación es hoy. Si el Señor viene también hoy, quiere decir que hay que escoger siempre y empezar. Dios nos quiere santos todos los días.

Esto es un fuerte llamado de atención para todos nosotros. Tú también necesitas concebir la totalidad de tu vida como una misión. Inténtalo escuchando a Dios en la oración y reconociendo los signos que él te da. Pregúntale siempre al Espíritu qué espera Jesús de ti en cada momento de tu existencia y en cada opción que debas tomar, para discernir el lugar que eso ocupa en tu propia misión. Y permítele que forje en ti ese misterio personal que refleje a Jesucristo en el mundo de hoy” (GE 23).

Esta es la misión a la que hemos sido llamados cada uno de nosotros. Que este tiempo nos encuentre vigilantes y fervorosos en la oración y en la caridad: es el modo mejor y seguro de testimoniar la Navidad del Señor en la verdad de nuestra historia. Nuestros pasos son los pasos de Dios que quiere construir su Reino por medio nuestro. Por tanto, como antorchas encendidas ofrezcamos a todos un ejemplo luminoso (cfr. Correctorio, VIII, 61), hagámoslo por caridad (cfr. Anónimo, VII, 4) para ser esperanza para los hombres que buscan a Dios.


Roma, Convento de S. Francisco de Paula ai Monti, 30 noviembre 2019, fiesta del Apóstol S. Andrés.

P. Gregorio Colatorti
                                                  

      Corrector General







2/11/19

FIELES DIFUNTOS (2 NOV) y DIFUNTOS DE LA ORDEN MÍNIMA (3 NOV)


ORACIÓN
Señor Dios, que concedes el perdón de los pecados y quieres la salvación de los hombres, por intercesión de santa María, la Virgen, y de todos los santos, concede a nuestros hermanos, familiares y bienhechores que han salido ya de este mundo alcanzar la eterna bienaventuranza. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

5/10/19

PROGRAMA DE ACTOS CLAUSURA V CENTENARIO EN ALAQUÀS (VALENCIA)


Nuestros hermanos y hermanas de Alaquàs (Valencia) nos invitan a todos los actos que han programado desde el 29 de septiembre de 2019 hasta el próximo 4 de mayo de 2020 jornada en la que se clausurará el V Centenario de la canonización de San Francisco de Paula.
Unámonos a ellos en la oración y, si podemos, en alguno de los actos programados. 
Aquí puedes acceder al PROGRAMA DE ACTOS 

13/7/19

REGLA, CONSTITUCIONES Y DIRECTORIO DE LA ORDEN MÍNIMA SEGLAR





Ya puedes acceder a los textos de la Regla, Constituciones y Directorio de la Orden Mínima Seglar desde el enlace permanente del blog (margen izquierdo de la página) o desde esta entrada: Regla, Constituciones y Directorio de la Orden Mínima Seglar

No dudes en hacerle llegar el enlace a todas aquellas personas que creas interesada en seguir a Cristo a través del camino que nos enseñó el paulano con su vida también a los seglares. Solteros/as, casados/as, viudos/as, sacerdotes diocesanos, etc. A todos/as nos dejó la invitación para "dar frutos dignos de penitencia" (Lc 3, 8) como Cristo mismo nos enseñó.

8/6/19

¡FELIZ PENTECOSTÉS!

Ven Espíritu Divino,
manda tu luz desde el cielo,
Padre amoroso del pobre;
don en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas;
fuente del mayor consuelo.

Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.

Entra hasta el fondo del alma,
divina luz y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre
si Tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado
cuando no envías tu aliento.

Riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas, infunde
calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito,
guía al que tuerce el sendero.

Reparte tus Siete Dones
según la fe de tus siervos.
Por tu bondad y tu gracia
dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno.

10/5/19

COMUNIDAD MÍNIMA DE LA INDIA


El carisma de San Francisco de Paula se hace vida también en la India por medio de las vocaciones que se siguen suscitando en el país. El Señor sigue llamando y responderle a través de la senda mínima sigue siendo un proyecto de vida fascinante. En la alegría de la vocación encontrada y hecha vida, de la respuesta firme al Señor, sigamos orando por las vocaciones. 

FIESTA DE SAN FRANCISCO DE PAULA EN COLOMBIA

El P. Jan Carlos Zambrano nos comparte las fotos de las celebraciones que la Familia Mínima han llevado a cabo en la comunidad de Colombia. Damos gracias a Dios por la labor de la familia en este país y la implicación de los frailes y hermanos y hermanas terciarias. 






5/5/19

CELEBRACIÓN SAN FRANCISCO DE PAULA (LAS PALMAS DE GRAN CANARIA)

El pasado sábado 4 de mayo se vivió una jornada muy emotiva en torno a San Francisco de Paula en la Comunidad de RR. Adoratrices de Vegueta, dada la fiesta del santo al que tanta devoción tenía Santa María Micaela. 
Desde bien temprano quedó abierta la ermita de Ntra. Sra. de los Reyes donde estaba entronizado para su veneración la imagen del santo. Fueron muchos los feligreses que quisieron acercarse a la ermita para venerarlo y llevarse las estampitas y velas bendecidas, siguiendo un año más con el tradicional reparto de las mismas.
El momento central de la jornada fue la Adoración Eucarística del mediodía, preparada por los jóvenes del MEL (Movimiento Eucarístico Liberador), y ambientada desde los textos propios de Santa María Micaela que en sus memorias reflejó el amor por San Francisco de Paula por su carisma CHARITAS.
Este y otros fueron los actos llevados a cabo en la comunidad donde, incluso los más pequeños, aprendieron las virtudes del santo con las dinámicas preparadas por los jóvenes de adoratrices. 





30/4/19

FESTIVIDAD SAN FRANCISCO DE PAULA - VEGUETA (LAS PALMAS DE GRAN CANARIA)


Será en la ermita de Ntra. Sra. de los Reyes de Vegueta, en Las Palmas de Gran Canaria, anexa a la comunidad de Religiosas Adoratrices cuya fundadora, Santa María Micaela, estableció al santo como tesorero y abogado defensor de su fundación dada la devoción en que lo tenía. Están todos invitados.  

17/4/19

SAN FRANCISCO DE PAULA - NOALEJO - JAÉN




Nos comparte Marot estas fotografías de la bendición de la imagen de San Francisco de Paula en Noalejo (Jaén). Se recupera así la tradición al que fue patrón del señorío desde el s. XVI. En tal jornada, además, se expuso a la veneración el rosario que fue del santo y que quedó en la parroquia tras la desaparición del convento mínimo allí existente. Nos unimos en la oración a nuestros hermanos y hermanas de Noalejo.


28/3/19

ORACIÓN OFICIAL DEL V CENTENARIO DE LA CANONIZACIÓN DE SAN FRANCISCO DE PAULA





Alabanza y gloria a ti,
Señor Padre bueno,
que por medio de tu Verbo hecho carne
has querido que fuéramos parte
de tu pueblo santo.

Te agradecemos 
porque todavía hoy te haces presente

a través de San Francisco de Paula,
regalo del Espíritu a la Iglesia,
para iluminarnos a nosotros 

penitentes en camino a la Pascua.

En él, mínimo entre los mínimos,
nos inspiramos para ser personas de fe y caridad,
entregados totalmente a la gracia del Evangelio.

De él, humilde penitente, 
escuchamos cómo privilegiar el encuentro contigo, Padre,

para compartir la misericordia y el perdón,
necesarios para construir tu Reino.

Con la misma pasión nos esforzamos
en acoger a cada persona, 

en su singularidad y dignidad,
para crear una sociedad más humana y justa.

Con él queremos seguir al Señor Jesús,
Camino, Verdad y Vida,
prefiriendo los caminos de los pobres,
de los necesitados, de los últimos.

Por su intercesión
concédenos aspirar todos los días
a las cosas de arriba
para que el mundo vea
la cara hermosa de la humanidad
llamada a ser santa
como tú eres santo.

Amén.

INDULGENCIA PLENARIA V CENTENARIO CANONIZACIÓN





INDULGENCIA PLENARIA PÍA PRÁCTICA DEL TRECENARIO


27/3/19

V CENTENARIO CANONIZACIÓN



Nuestros hermanos y hermanas de la Fraternidad de Alaquàs nos invitan a vivir desde ya los actos conmemorativos del V Centenario de la Canonización de San Francisco de Paula.

Desde la jornada de hoy, su 603 cumpleaños, hasta el próximo 1 de Mayo, se sucederán en todas las casas de la Familia Mínima diversos actos, celebraciones, publicaciones, etc., de las que iremos informando.

Dios nos ayude, con la intercesión de San Francisco de Paula, a que verdaderamente sea un tiempo de gracia para todos. 

¡Felicidades!

6/3/19

CARTA DEL CORRECTOR GENERAL OM PARA LA CUARESMA


A vosotros hermanos, Monjas y Terciarios Mínimos,
Salud y paz en Jesucristo bendito

A las puertas de la Cuaresma deseo compartir con vosotros algunos pensamientos que nos ayuden a celebrar la Pascua del Señor; con ello podremos saborear ya el gozo de lo que nos espera cuando cara a cara experimentemos el Amor del Padre.

0 CAMINANDO HACIA LA PASCUA
“Convertíos y creed en el Evangelio” (Mc 1, 15), es una llamada a cada uno de nosotros, a toda la Iglesia  a volver  la mirada del corazón a Cristo, el Señor: es Él el Evangelio que hay que leer cada día para nutrirnos de Él, confrontarnos con Él, asemejarnos a Él, para vivir y compartir como Él.
Con Jesús, pues, vayamos al saludable desierto cuaresmal (cfr. Lc  4, 1-13), para permanecer y descansar con Dios. Con su luz veremos y verificaremos  la firmeza de nuestra fe, reconoceremos nuestras debilidades y nuestras infidelidades, nuestras desconfianzas en la misericordia del Padre. Es hora de adherirnos con mayor decisión a la misión que el Señor nos encomienda como bautizados y consagrados a la causa del Reino de los cielos (cfr. Mt, 3,2).

1 UN MAESTRO ESPECIAL DE LA SANTA CUARESMA
Nuestro Santo Padre Francisco nos acompaña por el camino cuaresmal;  desde hace 500 años la Iglesia lo reconoce como “luz que ilumina a las gentes”,  y lo  propone como modelo de santidad, es decir, de vida convertida y orientada enteramente a Dios, vida verdaderamente humana y realizada en Jesucristo (cfr. Rm 13,14; Col 3, 12-17).
  La tríada cuaresmal - oración, ayuno, limosna (cfr. Tob 12,8)  - tomada como su proyecto y el de su familia religiosa, ha sido un signo eficaz y una poderosa provocación para la reforma de la Iglesia y de los hombres de su tiempo. Todo el siglo XV, en Italia y Francia, ha estado marcado por el testimonio de este ermitaño: humilde, sencillo, penitente y acogedor, que se alimentaba de Dios y del Evangelio. Por eso era buscado, amado, venerado, escuchado; de su boca emanaba aquello de lo que se nutría: caridad, alimento de Dios para el creyente. Después traducía  él su fe en pan espiritual y material para los más necesitados.
Puesto que la cuaresma es icono del camino de santidad, los hijos de San Francisco de Paula, una vez metidos en la celebración centenaria, vivámosla como una gracia para actuar hoy la invitación a un nuevo estilo de vida en Cristo: “Sed santos, porque yo, el Señor, vuestro Dios, soy santo” (cfr. Lv 19, 2); es decir, dejémonos revestir de lo específico de Dios que es amor (cfr I Jn 4, 8) y misericordia (cfr. Ef 2,4-5).
Por  tanto emprendamos cada uno el propio ritmo hacia la vida buena descrita por el Anónimo (An. III)  y expresada en los recientes documentos del Magisterio como vida buena del Evangelio (EG 114).
Que no nos desanime nuestra debilidad, nuestro pecado, nuestro cansancio, las provocaciones y la cultura de nuestro tiempo tan marcada por el egoísmo, relativismo, hedonismo; confiemos, sobre todo, en la presencia y bondad de Dios, y en Él encontraremos la fuerza (cfr. Rm 12,2; I P 1, 14-16).

2 CONVERTIRNOS PARA SER SANTOS  
Miremos a nuestro Santo Fundador que el Papa León X presenta como vir fortis que adversus mundum, carnem et demonem fortiter dimicavit, y que copiosam utriusque sexum fidelium multitudinem salubriter post se traxit (Excelsus Dominus) – (varón fuerte que peleó con fortaleza contra el mundo, carne y demonio, y que atrajo en pos de sí gran multitud de fieles de uno y otro sexo).
Aprendamos de él, mediante la tríada penitencial, el evangélico GAUDETE ET EXULTATE (Mt 5, 12), que el Papa Francisco ha evocado para toda la Iglesia en su Exhortación Apostólica sobre la santidad en el mundo actual. 
¿Por qué exultar y alegrarse? Motivo de tanto gozo es Jesús, el Señor que nos ofrece la verdadera vida, la felicidad para la cual fuimos creados, él mismo se nos ofrece (GE 1).
En el secreto de nuestro corazón – “Te gusta un corazón sincero” (cfr. Sal 51, 8) – preguntémonos: ¿cómo estamos siguiendo a Jesús?, ¿cómo estamos caminando?  ¿Es nuestra vida testimonio pascual?
La respuesta ya es empeño cuaresmal. Si caminamos hacia la Pascua, no podemos dispensarnos del entrenamiento penitencial. Hay que ver los frutos: paz, benevolencia, afabilidad, perdón, alegría (cfr. Ga 5, 22); lo que significa que estamos atraídos y conquistados por Aquél que  murió por nosotros para que tuviéramos vida (cfr. Jn 10, 10).

2.1 VIR FORTIS
Al desierto cuaresmal se va para alimentarnos de Dios, escuchar su Palabra, permanecer con Él, dispuestos a cumplir su voluntad.
Con esta visión el Papa León X contempla al beato Francisco como vir fortis, hombre fuerte, sólido, estable, firme, robusto en la fe porque ha orientado todo en la vida hacia Dios, a quien se había consagrado enteramente. Nuestro Fundador había empapado de oración todo su tiempo, y aprovechaba  toda ocasión para permanecer, prolongar, intensificar el encuentro contemplativo, silencioso y de adoración ante su Señor. Su rostro, sus palabras, su comportamiento reflejaban esta experiencia: una luz especial, el gozo del Amado, era manifiesto a los ojos de quien lo encontraba.
Nos enseña él que la oración, que es experiencia de todo cristiano (cfr. Mt 6, 6), no consiste en repetir o multiplicar palabras o prolongar tiempos (cfr. Mt 6, 5), sino en cultivar y favorecer la apertura habitual a la trascendencia (GE 147). Esto nunca fue fácil, y menos lo es hoy cuando lo digital acecha a ocuparlo todo, “secuestrando” todo el tiempo, robándonos la relación vertical y horizontal. En verdad, sin la oración no se puede ir hacia el hombre.
Por tanto, en lo poco que podamos, durante nuestra jornada, en nuestras actividades, tratemos de alimentar el pulmón de la oración: “respiremos” a Dios y recibiremos el don de la conversión y de la santidad.
Empecemos por poner en marcha las manecillas de nuestro reloj “orante”, como ya el salmista parece conocer y utilizar cuando dice: Oh Dios, por ti madrugo (Sal 63, 2), por la tarde, en la mañana, al mediodía, me quejo gimiendo. Dios escucha mi voz (Sal 55, 18), y  en paz me acuesto y enseguida me duermo, porque tú solo, Señor, me haces vivir tranquilo (Sal 4, 9).

2.2 FORTITER DIMICAVIT
Para mantener el ritmo orante hay que recurrir a otro medio capaz de hacernos afrontar con eficacia el combate de la vida cristiana al que estamos permanente expuestos (GE 158). Se trata del ayuno, que además de privación alimenticia es capacidad de renuncia, de desprendimiento de sí mismo, descentralización del punto focal de observación; es, pues, combate consigo mismo.
Necesitamos de la ascesis que purifica y libera, que crea disponibilidad y espacio para Dios y para el hombre.
El joven Francisco, en el desierto de Paula y en otros lugares por donde pasó, no cejó nunca de luchar contra el mal del mundo, la carne, el demonio (Papa Francisco, 30.10.2014). Que no parezca pasada de moda esta expresión: siempre son estos los constantes enemigos del cristiano (GE 159). Hay que comprender su significado.
La lucha hoy es cada vez más ardua porque es abundante el condimento de los standars de nuestra sociedad globalizada que nos lleva a una vida mediocre, tranquila y anestesiante  GE 138), sin compromiso y sin gozo (GE 159).
Pero Francisco de Paula está convencido de que no  podemos ser fieles a Dios y al hombre si no estamos constantemente entrenados en la disciplina del cuerpo y del espíritu.
No hay otra salida: la penitencia, que es poner a tono a sí mismo, medirá la intensidad de nuestro amor a Dios y al prójimo.
Tras el ejemplo de nuestro Santo Padre Fundador y las exhortaciones del Papa Francisco, aprendamos a vivir las Bienaventuranzas en el día a día.
La austeridad y sobriedad sea la característica de nuestra existencia; la pobreza de espíritu la que nos abra a compartir (GE 70) y nos haga señores del mundo (I R, VI, 16).
No será fácil soportar los defectos de los demás ni resistir a la tentación de airear sus debilidades; huyamos del mucho hablar, que no puede ser sin pecado (IV R, VIII, 37). Dejémonos animar, pues, por el deseo de progresar de bien en mejor (S. Francisco), aun cuando nos cueste perseverar ante propuestas de bienestar sin esfuerzo.
Aprendamos a ser justos en las decisiones (GE 79) y en las responsabilidades sin empuñar la vara de la justicia como último y único remedio.
Es necesario y fundamental recurrir a  versar el aceite de la misericordia (IV R IX, 37) sobre la carne herida, sobre las llagas que continúan abiertas. Eso es servir a los demás, perdonar y comprender.
Nuestro Fundador nos susurra: perdonaos mutuamente de modo tal que no recordéis el agravio recibido (I R X, 38). Esta palabra es básica en toda la espiritualidad penitencial: sólo quien se siente amado y perdonado por Dios es capaz de perdonar y de pedir perdón al hermano. Esto es ascesis, camino de santidad ferial.
Examinemos, pues, la pureza de nuestro corazón, si está libre o no de toda escoria y resistencia humana para poder acoger a los demás como Dios acoge a cada uno de nosotros.  Dios no hace distinciones; todos somos sus preferidos, como hijos redimidos por la sangre de su Hijo (cfr. Rm 5,8-10).
Si el ayuno evangélico consiste en examinarse a sí mismo, evitemos el cuchicheo, la crítica destructiva; abramos la mente, el corazón y los brazos “también a los que son algo extraños, a las personas difíciles y complicadas, a los que reclaman atención, a los que son diferentes, a quienes están muy golpeados por la vida, a los que tienen otros intereses” (GE 89). Costará empeñarnos cada día en construir relaciones humanas, serenas, acogedoras, pero es la señal de nuestra cotidiana conversión. Así seremos continuidad de Francisco y de su primera comunidad paulana que sembraban obras de reconciliación y paz, según el Arzobispo de Cosenza, Pirro Carácciolo, su primer biógrafo.

2.3 POST SE TRAXIT
¿Qué hace de Francisco un polo de atracción? ¿Por qué una multitud de fieles de uno y otro sexo, según la Bula “Excelsus Dominus”, le ha seguido y lo sigue por el camino de la santidad? Su penitencia y austeridad sacuden y remueven las conciencias de sus interlocutores; pero es su corazón, ávido de Dios misericordioso, el que está abierto y acoge, sobre todo, a los más necesitados y marginados para conquistarlos y llevarlos por el camino de la santidad.
El tercer elemento de la tríada cuaresmal, la limosna, no es sólo extender la mano o el gesto de socorrer, es la actitud interior, la disposición y la mirada amable, sensible, cariñosa que se conmueve y ofrece. Pero sólo quien se siente hijo del único Padre sabe reconocer en todo hombre un hermano con el que compartir lo que uno es y lo que tiene.
En este tiempo de cuaresma la Palabra insiste en la infinita gratuidad que Dios por Jesús ha derrochado para devolvernos la dignidad que habíamos perdido, librarnos de las tinieblas del pecado y recrear la familia humana en la que cada uno se encuentre en su casa.
Que cada uno de nosotros se comprometa a revisar las relaciones humanas, las relaciones con los demás, sobre todo con los más alejados, que no es sólo uno entre tantos que encontramos, sino, sobre todo, es uno de la misma casa, comunidad, fraternidad, parroquia, ambiente laboral.
Por tanto no esperemos a que alguien alargue la mano o dé el paso o llame a la puerta suplicando espacio, tiempo, reconocimiento y amistad.
El Espíritu que nos ha consagrado para la misión  de la continua conversión, nos urge a salir del yo para ir al encuentro del tú; del mundo del yo hacia el nosotros, para crear fraternidad al servicio de los demás, de la Iglesia, del mundo.
Ello es posible si mantenemos la mirada en el Señor Crucificado y Resucitado que se ha despojado de su riqueza divina para compartirla con nosotros, cargando con nuestra pobreza humana (cfr. Flp 2, 6ss).

3 RUTILUM SIDUS IN ECCLESIAE FIRMAMENTO
Es el amor, la caridad de Cristo, el motivo, la fuerza, el alma del dinamismo cuaresmal: el amor, que todo  lo soporta, todo lo cubre, todo lo alcanza, es faro esplendente (Bula Escelsus Dominus); Cfr. I Co, 13.
Por tanto, hagamos todo por caridad, vayamos por caridad: es nuestro Fundador, San Francisco, que nos habla y nos invita a recorrer el mismo camino, asegurándonos su compañía y su orientación hacia la meta común: la Santa Trinidad.

El próximo 27 de marzo, memoria del nacimiento de nuestro Santo Padre y Fundador, nos encontraremos en Paula para responder a su invitación y abrir el V Centenario de su canonización que cerraremos el 4 de mayo de 2020. Celebraremos este año especial con sencillez y sobriedad, pero muy entregados en alimentar la luz carismática que el Espíritu nos consigna también hoy para que brille en la Iglesia.
En el lugar donde hemos nacido como Familia de los Mínimos, reforzaremos el deseo de vivir en el tiempo y en la historia buscando los bines de allá arriba (cfr. Col 3, 1).
Dado en nuestro Convento de S. Francisco de Paula,
Roma, 6 de marzo de 2019, Miércoles de Ceniza, inicio de la Cuaresma.

P. Gregorio Colatorti

Corrector General

20/1/19

FELIZ DÍA DE NTRA. SRA. DEL MILAGRO


La Familia Mínima ha venido celebrando como celestial patrona y abogada a la Virgen María en su advocación del Milagro desde su aparición a Alfonso de Ratisbona en la iglesia de los frailes mínimos en Roma en 1842. 



Bajo tu amparo nos acogemos,
santa Madre de Dios;
no deseches las oraciones
que te dirigimos
en nuestras necesidades,
antes bien
líbranos de todo peligro,
¡oh Virgen gloriosa y bendita! Amén