5/5/20

MAYO, MES DE MARÍA. SAN FRANCISCO DE PAULA Y LA VIRGEN MARÍA



LA DEVOCIÓN A NUESTRA SEÑORA 

La devota imitación de Cristo y la atracción que Francisco tenía por su encarnación vinculada a la kénosis de la humillación y del anonadamiento no podía sino inspirarle también amor hacia María, como por otra parte también se nota en la espiritualidad de los Padres del desierto en la que radica la espiritualidad de nuestro Fundador. 
Cristo Verbo encarnado y anonadado por nuestra salvación ha decidido asumir él mismo la humanidad haciéndose carne y asumiendo nuestra historia y nuestro ámbito humano en plenitud. Se sigue de ello que haya escogido un seno materno al elegir la dimensión humana carnal y así poder compartir plenamente nuestra dimensión naciendo de una mujer y bajo la Ley (Gal 4,4-5), de modo que cada fiel que repare en el don de salvación obrado por el Redentor Verbo encarnado necesariamente ha de asociar sus sentimientos de amor no sólo a Cristo sino también a aquella que ha asentido a la encarnación. 
Por ello, como cualquier otro hombre de Dios, también Francisco albergaba un vivísimo interés por María, no separado sino precedido del amor por Cristo. Escribe Bellantonio: “Toda la dignidad, la grandeza, la gloria de María ha venido por Jesús; por tanto, San Francisco de Paula se dirige a ella, en su piedad, como unida inseparablemente a su Hijo Jesucristo.” 
Esto no es difícil de entender para quien consigue colocar en la dimensión correcta y debida la devoción a la Virgen Madre de Dios. Sin menospreciar la religiosidad popular a la que también Francisco se adhería, queda claro que su veneración a Nuestra Señora se conjugaba con la afirmación del primado de Jesús, como se pone de manifiesto no sólo en el famoso binomio Jesús-María que era repetido en las exclamaciones de Francisco, sino también en las actitudes significativas de devoción a la Virgen. 
Éstas las hallamos sobre todo durante la infancia, por ejemplo cuando el pequeño Francisco rehúsa la invitación de la Madre a cubrirse la cabeza mientras está recitando el rosario en la iglesia: “Madre mía, si en este momento yo hablase con la reina de Nápoles, ¿me dirías que tuviese la cabeza cubierta? Pues bien, ¿no es mucho más importante la reina del cielo con la que hablamos?”. O bien, durante la permanencia de Francisco en el convento de San Marcos Argentano, cuando vacaba a la oración ayudado de una imagen de Nuestra Señora y de otra de San Francisco de Asís, o durante la peregrinación a Asís cuando se detiene en la iglesia de Santa María de los Ángeles. 
Otros episodios simples y ordinarios de la religiosidad de nuestro Paulano atestiguan hasta qué punto era expresiva su devoción a la Virgen: recitar devotamente el avemaría e invitar a sus religiosos y al pueblo a hacer otro tanto, dedicar no pocos conventos e iglesias de la Orden a Nuestra Señora, recitar el Oficio de la Virgen y el rosario todos los días, como también invocar a María en muchas ocasiones son signos de que la devoción mariana por parte de Francisco no era en absoluto descuidada.
Pero es sobre todo en el famoso rechazo del regalo de una imagen mariana de oro que le ofrecía Luis XI donde Francisco expresa la responsabilidad y la conciencia de una devoción a María fundada y radical: en aquella circunstancia el rechazo del oro y la reivindicación de la devoción auténtica a la Virgen Santa en el cielo, expresiva con la ayuda de una simple estampa, revela que el amor hacia María debe estar desprovisto de todo condicionamiento externo: acoger el don de una imagen dorada equivalía a arriesgarse a que la propia devoción fuera infectada por los bienes materiales, por la vanidad y el vicio mundano, mientras que la auténtica devoción a María no conoce mediaciones humanas alusivas de lujo o de riqueza. 
La exterioridad de nuestras devociones, teniendo su apreciable valor, puede suscitar el riesgo que de nuestra parte se omita la consideración de María como Madre de Dios y Madre nuestra y cooperadora en la historia de salvación, sobre la cual se ha hecho protagonista el amor de Dios respecto a la humanidad, amor salvífico y de rescate que ha exaltado la simplicidad de una pobre muchacha; por ello, ninguna devoción mariana puede excluir el acercamiento inmediato a Cristo Verbo encarnado y salvador. 
Una característica particular referida por diversos escritores de la Orden de los Mínimos es el dato de hecho de que la Orden, expresión en la Iglesia de la penitencia continua como conversión radical y convencida a Dios, haya sido privilegiada por la misma Virgen cuando apareció en figura humana el 20 de enero de 1842 en la Basílica mínima de Sant’Andrea delle Fratte en Roma, cerca de Piazza di Spagna; en ese día el hebreo (aunque de hecho ateo) Alfonso Ratisbonne, noble señor que se encontraba de paso por Roma por negocios, atraído por las obras artísticas del monumento (algunas obras maestras de Bernini y de Vantivelli), contemplaba los bajorrelieves, las estatuas y los cuadros de la iglesia caminando a lo largo de la nave central, cuando de pronto notó que a pesar de ser casi mediodía el templo se oscureció como de noche y casi al mismo tiempo de uno de los altares laterales de la iglesia surgía como un haz de luz intensa y luminosa que rodeaba la imagen de una bella mujer que le indicaba con el índice el lugar en el que debía arrodillarse. 
Alfonso, que era un adversario encarnizado del papado y de las instituciones eclesiásticas y que había denigrado toda doctrina y enseñanza del magisterio y de la fe católica, después de haberse arrodillado se alzó ferviente católico convencido. Entró después en un convento de jesuitas y dio vida a una Orden religiosa femenina (las hijas de Sión). 
La conversión del hebreo Alfonso Ratisbonne anima a la Orden a vivir y a actuar el carisma de la penitencia que viene así apremiado en su puesta en práctica de la abstinencia por la intercesión de María que con motivo de este prodigioso evento es denominada por los frailes mínimos con el título de Virgen de la Conversión, facultativo al de Virgen del Milagro, con el cual es venerada públicamente por el pueblo en la Basílica de Sant’Andrea delle Fratte.

De la obra La vida y la espiritualidad del fundador de la Orden de los Mínimos del P. Gianfranco Scarpitta O. M.


3/5/20

DÍA 9º.- NOVENARIO A SAN FRANCISCO DE PAULA - ALAQUÀS (VALENCIA)

NOVENO DÍA
Contemplando la virtud de la ORACIÓN


(+) En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
“Glorioso Padre y Patriarca, San Francisco de Paula, pues os levantasteis con el glorioso renombre de taumaturgo en la Iglesia y sois el plenipotenciario de Dios, interceded con el Señor, si ha de ser para mayor honra y gloria suya y mi salvación, que consiga lo que pido y deseo en esta novena; Alcanzadme esta gracia si me conviene, y si no, enderezad mi petición y pedidle me dé aquello que más me convenga, para que yo consiga la vida eterna y le ame para siempre”.

(Ante la imposibilidad de elevar la alabanza del trisagio, cada persona contemple los misterios del Santo Rosario o la oración de Vísperas, según le sea más práctico o tenga costumbre.)

LECTURA BÍBILCA (Salmo 22)

El Señor es mi pastor, nada me falta: 
en verdes praderas me hace recostar; 
me conduce hacia fuentes tranquilas 
y repara mis fuerzas. 

Me guía por el sendero justo, 
por el honor de su nombre. 
Aunque camine por cañadas oscuras, 
nada temo, porque tú vas conmigo: 
tu vara y tu cayado me sosiegan. 

Preparas una mesa ante mí, 
enfrente de mis enemigos; 
me unges la cabeza con perfume, y mi copa rebosa. 
Tu bondad y tu misericordia me acompañan 
todos los días de mi vida, 
y habitaré en la casa del Señor 
por años sin término. 

REFLEXIÓN (Mn. Pedro San Clemente)

LA ORACIÓN. Sal 22,1-3ª.3b-4.5.6.
Queridos cristianos, queridos devotos de san Francisco de Paula, a lo largo de esta novena tan particular que hoy concluye y que hemos podido celebrar gracias a las nuevas tecnologías, la Palabra de Dios que hemos proclamado como las meditaciones propuestas a lo largo de ella, nos han ido ayudando a repensar en qué debe consistir la verdadera devoción a san Francisco de Paula, a repensar nuestro camino de fe, nuestra vida de seguimiento al Buen Pastor. Cada uno de los días de esta novena hemos ido pidiéndole a Dios por intercesión del santo de Paula, que nos vaya revistiendo de sus mismas virtudes. Todas ellas nos han de llevar a Jesús, para poder tener sus mismos sentimientos y sus mismas actitudes. 
Pedimos en este último día de novena, domingo del Buen Pastor, la virtud, el don de la ORACIÓN. 
Vivimos en una sociedad secularizada donde Dios no es evidente ni relevante. Tampoco se percibe como la causa ni la consecuencia de nada de lo que ocurre, aunque nuestra historia venga de un mundo en donde la referencia a Dios era clara. Hoy, sin embargo, vemos cómo las realidades humanas y sociales se organizan independientemente de Dios y se valora en gran medida la técnica, la eficacia y el consumismo. 
En este mundo que nos ha tocado vivir, desde él debemos y podemos decir que creemos en Jesús resucitado. Debemos orar en un mundo donde la fe no es plausible... 
Y lo malo es que esta ausencia de Dios a veces se nos contagia… 
Vivimos en nuestra tierra como en tierra extraña, donde experimentamos muchas veces que la gente que nos rodea nos pregunta, a veces maliciosamente, otras con sinceridad de corazón, ¿Dónde está tu Dios? En lugares de hambre, de guerra, de destrucción, ante la enfermedad y la muerte, en este tiempo de pandemia…
La ORACIÓN, orar, no es, por lo tanto, colocarse fuera de este mundo real, encerrándonos en las cuatro paredes de nuestra casa. Orar no es colocarse fuera de nuestro mundo real, sino en medio de él. Nuestro mundo, la realidad que cada uno de nosotros vivimos, desde los ojos de la fe, como lo vivió el mismo san Francisco de Paula, nos acerca al mismo Dios que “trabaja en sus criaturas”, en el hoy de nuestra vida. Nunca debemos olvidar que el presente que nos ha tocado vivir, también este marcado por la pandemia del coronavirus, es un tiempo oportuno para vivir unidos a aquel que nos habla y nos ama y que quiere entrar en relación con nosotros tanto en las personas con las que me encuentro, como en los acontecimientos de mi vida personal y de la historia de nuestro mundo. 
Que la intercesión de san Francisco nos ayude siempre a perseverar, a mantenernos siempre firmes en la fe, en la esperanza, sabiendo, que Cristo, el Buen Pastor, aunque caminemos por cañadas oscuras (y esta que atravesamos puede hacérsenos muy larga), siempre va con nosotros, siempre está en medio de su Iglesia, de su pueblo, del mundo, aunque no lo veamos: su vara y su cayado nos sosiegan. 
Que la intercesión del santo nos ayude a vivir y perseverar en la caridad, recordando su máxima: “Para el que ama a Dios, todo es posible”.
Porque como ya les he dicho en tantas ocasiones, la vida de san Francisco, su patronazgo en nuestro pueblo de Alaquàs, no es sólo para que lo admiremos, sino para que sus devotos estemos siempre dispuestos a imitarlo, especialmente en la caridad siempre generosa para con quien nos pueda necesitar. Y en esto, en la caridad siempre generosa, este tiempo nos va a poner a prueba.

ORACIÓN PARA PEDIR LA VIRTUD DE LA ORACIÓN
¡Oh, glorioso San Francisco de Paula!, a quien por tu continua oración favoreció Dios con innumerables experiencias místicas que te acercaron a Cristo; te pedimos que intercedas ante nuestro Señor para que nuestro entendimiento pueda alcanzar esta redentora comunicación, podamos contemplar los misterios de la vida, muerte y resurrección del Señor Jesús y, agradecidos de tanto favor, nos alejemos del amor a lo terreno para valorar lo eterno para amar a Dios y a los hermanos de palabra y de obra. Por eso te rogamos, glorioso protector nuestro, nos ayudes a imitarte y nos concedas la virtud de la oración y, si nos conviene, lo que pedimos en esta novena y la gloria eterna. Amén

(En memoria de los 6 años que estuvo san Francisco de Paula en el desierto de Paula rezaremos 3 padrenuestros con Avemaría y gloria o recitamos las Letanías de San Francisco)

LETANÍAS DE SAN FRANCISCO DE PAULA
Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad
Cristo, óyenos
Cristo, escúchanos
Dios, Padre celestial, ten misericordia de nosotros
Dios, Hijo, Redentor del mundo
Dios, Espíritu Santo
Trinidad Santa, un solo Dios
Santa María, ruega por nosotros
Santa Madre de Dios
Santa Virgen de las Vírgenes
San Francisco de Paula
Pastor clementísimo
Guardián solícito
Intercesor eficaz
Protector asiduo
Abogado nuestro
Patrón amable
Modelo de penitencia
Norma de humildad
Fundador de los Mínimos
Portaestandarte de la caridad
Seguidor de la pobreza
Regla de la castidad
Padre de los pobres
Amparo de los débiles
Varón lleno del Espíritu Santo
Impetrador de favores
Ayuda en las angustias
Tú, que venciste al demonio y al pecado
Tú, que curaste a los enfermos
Tú, que resucitaste a los muertos
Taumaturgo en todo género de milagros
Santo Padre de los Mínimos, conserva tu familia, te rogamos óyenos.
Santo Padre Francisco de Paula, guarda nuestra ciudad y al mundo entero
Santo Padre, intercede por nosotros 
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, perdónanos Señor
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, escúchanos Señor
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten misericordia de nosotros.

CANTO
Oh san Francisco glorioso 
de Paula realce y honor.
Míranos Tú, bondadoso, 
y danos Fe y santo amor.

Consuelo tiene para toda cuita;
el ciego ve, el mudo puede hablar,
con grande pasmo el muerto resucita,
el sordo oye y vése al cojo andar.

¡Oh San Francisco glorioso!, …

Después del canto, haremos un momento de silencio, pediremos por todos los fieles difuntos, por el fin de la pandemia, así como la gracia especial que, por intercesión de san Francisco de Paula, deseemos alcanzar. 

ORACIÓN GENERAL
Santísimo Padre mío, San Francisco de Paula, yo os suplico por la pasión y muerte de Jesús, de quien fuisteis tan devoto, y por su Santísima Madre, de quien en el desierto recibisteis preciosísimo néctar, me alcancéis el mayor favor que es un amor a todas las virtudes y la perseverancia en ellas; El que no sea yo tan infeliz, que llegue a entrar en el camino de la perfección y no acabe la carrera: antes merezca por vuestra intercesión, un verdadero arrepentimiento de todos mis pecados, que el demonio huya de mi para que no me engañe, ni atienda yo a sus halagos acibarados y llegue al último grado de las virtudes, que es el amor de Dios, y gozar en compañía de la Virgen Madre y de todos los coros de los ángeles, de la vuestra y de todos los demás santos del cielo, los eternos regalos de la gloria. Amén

GOZOS
Sois lucero de humildad, 
Francisco en Paula nacido. 
Mínimo de Dios querido, 
nuevo sol de caridad. 

Día que Cristo murió,
quiso Francisco murieseis, 
porque a su gloria partieseis 
cuando la luz nos faltó; 
más con nueva claridad 
después habéis parecido.
Mínimo de Dios... 

Sois en la tormenta puerto,
dais lengua al que nació mudo, 
sois contra el demonio escudo,
y resurrección del muerto; 
en cualquiera enfermedad, 
sois médico esclarecido.
Mínimo de Dios... 

Pues cual nuevo precursor
la Caridad nos mostráis
y el celo con que la amáis 
os abrasa en vivo ardor;
en cualquier adversidad
socorred al afligido.
Mínimo de Dios... 

Vuestros trece viernes son, 
devoción bien señalada, 
con milagros aprobada
que casi infinitos son 
de ella con grande humildad 
los monarcas se han valido.
Mínimo de Dios... 

En toda necesidad,
nuestro ruego es de ti, oído,
Mínimo de Dios querido, 
nuevo sol de caridad. 

V/. Ruega por nosotros San Francisco de Paula
R/. Para que seamos dignos de alcanzar, las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.

ORACIÓN
Señor, Dios nuestro, grandeza de los humildes, que has elegido a san Francisco de Paula, Mínimo entre los hermanos, para elevarlo a la gloria de tus santos, concédenos, por su intercesión y a imitación suya, alcanzar de tu misericordia el premio prometido a los humildes. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén

Antes de concluir nuestro novenario cantando el Himno a nuestro Patrón, san Francisco de Paula, recemos juntos la oración del V centenario de la canonización del Santo y que llega a su conclusión mañana, 4 de mayo.

ORACIÓN EN EL AÑO JUBILAR DEL V CENTENARIO DE LA CANONIZACIÓN 
Alabanza y gloria a ti Señor, Padre bueno, que por medio de tu Palabra hecha carne has querido que formáramos parte de tu pueblo santo.
Te agradecemos que todavía hoy te hagas presente a través de FRANCISCO DE PAULA, don del Espíritu a la Iglesia, para iluminarnos a los penitentes que caminamos hacia la Pascua.
En él, Mínimo entre los Mínimos, nos inspiramos para ser hombres y mujeres de fe y caridad, entregados totalmente a la gracia del evangelio.
De él, humilde penitente, aprendemos cómo privilegiar el encuentro contigo, Padre, para compartir la misericordia y el perdón, necesario para construir tu Reino.
Nos comprometemos con la misma pasión a acoger a toda persona en su singularidad y dignidad para construir una sociedad más humana y justa.
Con él queremos seguir al Señor Jesús, Camino, verdad y vida, prefiriendo las calles de los pobres, de los necesitados, de los últimos.
Por su intercesión, permítenos aspirar todos los días a las cosas de tu Reino para que el mundo vea el bello rostro de la humanidad llamada a ser santa como tú eres santo. Amén.

HIMNO DE SAN FRANCISCO DE PAULA
Al Mínimo de Dios querido,
nuestro Padre protector,
himnos de gloria y honor,
cantémosle, cantémosle sin cesar:
Patriarca San Francisco
de Paula nuestro consuelo,
gloria te den tierra y cielo,
por tu grande Caridad.

En día de tribulaciones,
a Ti acude, a Ti acude, Santo mío
este es tu pueblo querido
postrándose ante tu altar
y al pedirte en la oración
un favor hemos sentido;
vuestro manto nuestro nido
y sostén la Caridad. 

Mañana, 4 de mayo, es la Fiesta Solemne de San Francisco en Paula, ciudad natal de San Francisco. Podéis seguir la solemne celebración eucarística desde la Basílica del Santuario, a las 11:00 h. y presidida por el arzobispo de Cosenza vía Facebook: “Santuario Regionale San Francesco di Paola”, por el canal You Tube del santuario o en www.santuariopaola.it

¡VIVA SAN FRANCISCO DE PAULA!

2/5/20

DÍA 8º.- NOVENARIO A SAN FRANCISCO DE PAULA - ALAQUÀS (VALENCIA)

DÍA OCTAVO
Contemplando la virtud de la MANSEDUMBRE


(+) En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
“Glorioso Padre y Patriarca, San Francisco de Paula, pues os levantasteis con el glorioso renombre de taumaturgo en la Iglesia y sois el plenipotenciario de Dios, interceded con el Señor, si ha de ser para mayor honra y gloria suya y mi salvación, que consiga lo que pido y deseo en esta novena; Alcanzadme esta gracia si me conviene, y si no, enderezad mi petición y pedidle me dé aquello que más me convenga, para que yo consiga la vida eterna y le ame para siempre”.

(Ante la imposibilidad de elevar la alabanza del trisagio, cada persona contemple los misterios del Santo Rosario o la oración de Vísperas, según le sea más práctico o tenga costumbre.)

LECTURA BÍBLICA (1 Pe 2, 20b-25)
"¿Pues qué gloria hay en soportar los golpes cuando habéis faltado? Pero si obrando el bien soportáis el sufrimiento, esto es cosa bella ante Dios. Pues para esto habéis sido llamados, ya que también Cristo sufrió por vosotros, dejándoos ejemplo para que sigáis sus huellas. El que no cometió pecado, y en cuya boca no se halló engaño; el que, al ser insultado, no respondía con insultos; al padecer, no amenazaba, sino que se ponía en manos de Aquel que juzga con justicia; el mismo que, sobre el madero, llevó nuestros pecados en su cuerpo, a fin de que, muertos a nuestros pecados, viviéramos para la justicia; con cuyas heridas habéis sido curados. Erais como ovejas descarriadas, pero ahora habéis vuelto al pastor y guardián de vuestras almas."

REFLEXIÓN (Mn. Pedro San Clemente)

LA MANSEDUMBRE (1 Pe 2, 20b-25)
A punto de concluir ya nuestro novenario en honor a san Francisco de Paula, este octavo día nos propone contemplar la virtud de la mansedumbre en nuestro Santo. Es curioso que tal virtud que supo encarnar San Francisco de Paula, hoy en nuestro contexto social y en el uso del vocablo mansedumbre (no digamos ya del adjetivo “manso”) suele dársele un sentido negativo, peyorativo. Hoy, en general, se exalta al triunfador, al fuerte, al poderoso… aunque sea a costa de otros o pasando por encima de otros, se le exalta e incluso admira. Además no es algo que nos salga espontáneamente, en el fondo porque las identificamos con flojo, sin carácter, parsimonioso, mustio…
Al profundizar en la mansedumbre, enseguida nos damos cuenta de que es una actitud opuesta totalmente a la arrogancia, la vanagloria, al orgullo y el desprecio contra los pobres y los débiles. La mansedumbre no impulsa a la persona a atacar a los que la atacan, renuncia conscientemente a la utilización de la violencia y de la dureza, sabe ceder en las pequeñas cosas, porque estás segura de que hay algo más grande que el amor propio.
Esto no es algo que nos brota espontáneamente. El apóstol san Pablo en la carta a los Gálatas enumera los doce frutos del Espíritu: caridad, alegría, paz, paciencia, longanimidad, bondad, benignidad, mansedumbre, fidelidad, modestia, continencia y castidad. La mansedumbre, por tanto, no nos brota espontáneamente porque, como es un fruto, debemos cultivarla y cuidarla para que se produzca. Es el fruto del Espíritu por el que la persona, ante las injusticias y ofensas, no se irrita ni alberga sentimientos de cólera o impaciencia, aunque sienta la mala educación de los demás, los desprecios, las humillaciones. Al contrario, lo que hace es dejar su causa en las manos de Dios y esperar que el Espíritu Santo se encargue de su situación. Recuerden el momento de la vida del Santo de Paula que recordábamos ayer al reflexionar sobre la paciencia: ante la reprensión mordaz que el padre Antonio Scozzeta hacia durante su predicación, incluso el día que lo visita, el santo no responde irritado, con cólera, no pierde el equilibrio, no se impone ni domina, sino que con toda dulzura es capaz de mantener en sus manos carbones encendidos irradiando así el calor de los justos y dulces, siendo así atrayente, hasta conseguir del P. Antonio la conversión de su corazón: “Por caridad, caliéntese”. Dice el testigo Bernardino de Florio, que el P. Antonio lo veneró como santo y quiso abrazarle los pies. Y es que los que viven la mansedumbre irradian dulzura, un calor atrayente y, a veces, obtienen de los demás cosas que estos no harían jamás por otro.
Sin embargo, a veces la mansedumbre se malinterpreta como debilidad o pasividad, como si la persona se resignase a no actuar porque “¿qué vamos a hacer?” La mansedumbre cristiana no es solamente suavidad, es también fortaleza: suavidad y fortaleza, armonía de contrarios, que son reflejo del comportamiento de Cristo. A la suavidad de Jesús, a su dulzura, le acompaña su fortaleza para afirmar su verdad, la verdad de su Evangelio.
Como Cristo, San Francisco de Paula, vivió la mansedumbre tejida con fortaleza, para resistir el mal y hacerle frente con resuelta firmeza. Que como San Francisco, revestidos su devotos de humildad y espiritualidad penitencial, características propias de la vida mínima, seamos como él, hombres y mujeres de gran dulzura, que saben acoger al hermano dando palabras de ánimo en el momento oportuno y que en la corrección y en la vida sepamos unir, como nuestro santo patrón, la firmeza de la justicia y la dulzura de la misericordia, armonía de contrarios que definen la virtud de la mansedumbre.

ORACIÓN PARA PEDIR LA VIRTUD DE LA MANSEDUMBRE
¡Oh, glorioso San Francisco de Paula!, por aquella serenidad inalterable de tu espíritu, por aquella afabilidad de trato y benignidad de rostro que hicieron que te distinguieras en la virtud de la mansedumbre, a ti nos dirigimos con la plena confianza de obtener del Altísimo la Gracia que humildemente imploramos desde hace tanto tiempo. Haz, ¡oh Santo de la mansedumbre!, que viviendo también nosotros en la práctica constante de esta hermosa virtud moral, manteniéndonos serenos y resignados en medio de los altibajos de la vida, nos hagamos merecedores de reinar eternamente contigo en la paz imperturbable del Cielo. Amén

(En memoria de los 6 años que estuvo san Francisco de Paula en el desierto de Paula rezaremos 3 padrenuestros con Avemaría y gloria o recitamos las Letanías de San Francisco)

LETANÍAS DE SAN FRANCISCO DE PAULA
Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad
Cristo, óyenos
Cristo, escúchanos
Dios, Padre celestial, ten misericordia de nosotros
Dios, Hijo, Redentor del mundo
Dios, Espíritu Santo
Trinidad Santa, un solo Dios
Santa María, ruega por nosotros
Santa Madre de Dios
Santa Virgen de las Vírgenes
San Francisco de Paula
Pastor clementísimo
Guardián solícito
Intercesor eficaz
Protector asiduo
Abogado nuestro
Patrón amable
Modelo de penitencia
Norma de humildad
Fundador de los Mínimos
Portaestandarte de la caridad
Seguidor de la pobreza
Regla de la castidad
Padre de los pobres
Amparo de los débiles
Varón lleno del Espíritu Santo
Impetrador de favores
Ayuda en las angustias
Tú, que venciste al demonio y al pecado
Tú, que curaste a los enfermos
Tú, que resucitaste a los muertos
Taumaturgo en todo género de milagros
Santo Padre de los Mínimos, conserva tu familia, te rogamos óyenos.
Santo Padre Francisco de Paula, guarda nuestra ciudad y al mundo entero
Santo Padre, intercede por nosotros 
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, perdónanos Señor
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, escúchanos Señor
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten misericordia de nosotros.

CANTO
Oh san Francisco glorioso 
de Paula realce y honor.
Míranos Tú, bondadoso, 
y danos Fe y santo amor.

Protege a la Iglesia Madre nuestra,
sé firme de la patria protector,
y a todos libre, tu potente diestra
de toda seducción y todo error.

¡Oh San Francisco glorioso!, …

Después del canto, haremos un momento de silencio, pediremos por todos los fieles difuntos, por el fin de la pandemia, así como la gracia especial que, por intercesión de san Francisco de Paula, deseemos alcanzar. 

ORACIÓN GENERAL
Santísimo Padre mío, San Francisco de Paula, yo os suplico por la pasión y muerte de Jesús, de quien fuisteis tan devoto, y por su Santísima Madre, de quien en el desierto recibisteis preciosísimo néctar, me alcancéis el mayor favor que es un amor a todas las virtudes y la perseverancia en ellas; El que no sea yo tan infeliz, que llegue a entrar en el camino de la perfección y no acabe la carrera: antes merezca por vuestra intercesión, un verdadero arrepentimiento de todos mis pecados, que el demonio huya de mi para que no me engañe, ni atienda yo a sus halagos acibarados y llegue al último grado de las virtudes, que es el amor de Dios, y gozar en compañía de la Virgen Madre y de todos los coros de los ángeles, de la vuestra y de todos los demás santos del cielo, los eternos regalos de la gloria. Amén

GOZOS
Sois lucero de humildad, 
Francisco en Paula nacido. 
Mínimo de Dios querido, 
nuevo sol de caridad. 

Con tal celo a Dios amasteis 
que todo temor huyendo,
en medio de un horno ardiendo
sin lesión alguna entrasteis, 
donde por vuestra bondad 
fénix de Dios habéis sido.
Mínimo de Dios ... 

Una suprema virtud 
del cielo os fue concedida 
para dar a los muertos vida
y a los enfermos salud,
al cautivo libertad 
contento al ciego y tullido.
Mínimo de Dios ...

En toda necesidad,
nuestro ruego es de ti, oído,
Mínimo de Dios querido, 
nuevo sol de caridad. 

V/. Ruega por nosotros San Francisco de Paula
R/. Para que seamos dignos de alcanzar, las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.

ORACIÓN
Señor, Dios nuestro, grandeza de los humildes, que has elegido a san Francisco de Paula, Mínimo entre los hermanos, para elevarlo a la gloria de tus santos, concédenos, por su intercesión y a imitación suya, alcanzar de tu misericordia el premio prometido a los humildes. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén

HIMNO DE SAN FRANCISCO DE PAULA
Al Mínimo de Dios querido,
nuestro Padre protector,
himnos de gloria y honor,
cantémosle, cantémosle sin cesar:
Patriarca San Francisco
de Paula nuestro consuelo,
gloria te den tierra y cielo,
por tu grande Caridad.

En día de tribulaciones,
a Ti acude, a Ti acude, Santo mío
este es tu pueblo querido
postrándose ante tu altar
y al pedirte en la oración
un favor hemos sentido;
vuestro manto nuestro nido
y sostén la Caridad.

1/5/20

501º ANIVERSARIO DE LA CANONIZACIÓN DE SAN FRANCISCO DE PAULA


El 1 de Mayo de 1519, el papa León X, canonizó al eremita calabrés que él mismo conoció en vida. San Francisco de Paula pasaba así a formar parte de la nómina de santos fundadores de la Iglesia Católica. 
De esta ceremonia se puede comentar, como curiosidad, que fue donde se exhibió por primera vez el lema "Charitas" en grandes dibujos pues, para hacer alusión al santo, se decidió escoger esa palabra como lema "pues siempre la usaba y todo lo hacía en caridad." 
Así, junto a los emblemas de la ciudad de Roma y del papa, todos los asistentes pudieron observar el "Charitas" que, desde entonces, sería parte integrante de la iconografía habitual del recién canonizado.

La buena nueva de la canonización se conoció tres días más tarde, el 4 de mayo de 1519, en la Paola natal del santo de ahí que muchos sigan celebrando al santo en tal fecha y que, entre otras cosas, hasta el próximo 4 de mayo sigamos disfrutando de este año jubilar decretado por el V Centenario de la Canonización y cuyo decreto e indulgencias pueden repasar en este enlace DECRETO E INDULGENCIA V CENTENARIO CANONIZACIÓN


ORACIÓN DEL AÑO JUBILAR 

Alabanza y gloria a ti, 
Señor Padre bueno, 
que por medio de tu Verbo hecho carne 
has querido que fuéramos parte 
de tu pueblo santo. 

Te agradecemos 
porque todavía hoy te haces presente 
a través de San Francisco de Paula, 
regalo del Espíritu a la Iglesia, 
para iluminarnos a nosotros 
penitentes en camino a la Pascua.

En él, mínimo entre los mínimos,
nos inspiramos para ser personas de fe y caridad, 
entregados totalmente a la gracia del Evangelio. 

De él, humilde penitente, 
escuchamos cómo privilegiar el encuentro contigo, Padre, 
para compartir la misericordia y el perdón, 
necesarios para construir tu Reino. 

Con la misma pasión nos esforzamos 
en acoger a cada persona, 
en su singularidad y dignidad, 
para crear una sociedad más humana y justa. 

Con él queremos seguir al Señor Jesús, 
Camino, Verdad y Vida, 
prefiriendo los caminos de los pobres, 
de los necesitados, de los últimos. 

Por su intercesión 
concédenos aspirar todos los días 
a las cosas de arriba 
para que el mundo vea 
la cara hermosa de la humanidad 
llamada a ser santa 
como tú eres santo. 

Amén.

DÍA 7º.- NOVENARIO A SAN FRANCISCO DE PAULA - ALAQUÀS (VALENCIA)

DÍA SÉPTIMO
Contemplando la virtud de la PACIENCIA


(+) En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
“Glorioso Padre y Patriarca, San Francisco de Paula, pues os levantasteis con el glorioso renombre de taumaturgo en la Iglesia y sois el plenipotenciario de Dios, interceded con el Señor, si ha de ser para mayor honra y gloria suya y mi salvación, que consiga lo que pido y deseo en esta novena; Alcanzadme esta gracia si me conviene, y si no, enderezad mi petición y pedidle me dé aquello que más me convenga, para que yo consiga la vida eterna y le ame para siempre”.

(Ante la imposibilidad de elevar la alabanza del trisagio, cada persona contemple los misterios del Santo Rosario o la oración de Vísperas, según le sea más práctico o tenga costumbre.)

LECTURA BÍBLICA (2 Pe 3, 8-9. 14-15) 
"Mas una cosa no podéis ignorar, queridos: que ante el Señor un día es como mil años y, mil años, como un día. No se retrasa el Señor en el cumplimiento de la promesa, como algunos lo suponen, sino que usa de paciencia con vosotros, no queriendo que algunos perezcan, sino que todos lleguen a la conversión.
Por lo tanto, queridos, en espera de estos acontecimientos, esforzaos por ser hallados en paz ante él, sin mancilla y sin tacha. La paciencia de nuestro Señor juzgadla como salvación, como os lo escribió también Pablo, nuestro querido hermano, según la sabiduría que le fue otorgada."

REFLEXIÓN (Mn. Pedro San Clemente)
LA PACIENCIA. 2 Pe 3,8-9.14-15
Al reflexionar sobre la paciencia me viene enseguida a la mente la anécdota que contaba un amigo sacerdote recordando que muchas veces cuando alguien en el confesonario se acusa de que “no tiene paciencia”, éste suele decirle que la paciencia no la venden en las tiendas y que por tanto hay que pedirla, pero no como si fuera un producto que adquirimos, algo exterior a nosotros, sino que debemos pedir que brote de nosotros, que brote en nosotros.
Por eso dentro de nuestro novenario a san Francisco de Paula, que este año celebramos en casa, vamos a pedir por su intercesión no ya tener la virtud de la paciencia; mejor, vamos a pedir “ser pacientes”, vamos a pedir que la paciencia forme parte de nuestro ser, como formó parte del ser de san Francisco de Paula, especialmente en este tiempo de confinamiento que estamos viviendo.
Generalmente se ha identificado la paciencia como la virtud de hacer frente al mal actuando sin ira, de mantenerse firme frente a las situaciones arduas y difíciles. Esto ya nos indica que ser paciente no consiste en permanecer estático, parado, sino que requiere una acción, un esfuerzo.
Por eso, a la paciencia va unida la fortaleza, pero de nuevo tenemos que personalizar estas virtudes para no verlas como algo externo a nuestro ser. Mejor debemos decir que “ser pacientes” conlleva “ser fuertes”, porque hacer frente al mal y mantenerse firme ante situaciones difíciles requiere a menudo un trabajo físico, mental y espiritual difícil y costoso.
Decíamos que la paciencia hay que pedirla, hay que pedir “ser pacientes”. Y para pedirlo adecuadamente, es bueno en primer lugar que reconozcamos nuestras “impaciencia” para abrirnos al Dios paciente y misericordioso que se nos ha revelado en Jesús.
Porque si repensamos la historia de la salvación, encontraremos numerosos ejemplos de la paciencia de Dios: en el Éxodo, a pesar de las múltiples infidelidades y desconfianzas del pueblo (o sea, de su falta de paciencia), Dios, con mucha paciencia, les ofrece nuevas oportunidades. En los Salmos a menudo Dios aparece como lento a la cólera y rico en misericordia… Si nos detenemos a pensar, ¿no hace lo mismo también con nosotros? ¿Cuántas veces hemos sido desconfiados, infieles, hubiéramos “merecido su castigo”, pero nos ha dado nuevas oportunidades?
Y Dios demostró su inmenso amor y su infinita paciencia cuando envió a su Hijo al mundo. En Jesús tenemos la personificación de la paciencia, al que verdaderamente “es paciente” en su vida, puesto que no ha venido a llamar a los justos sino a los pecadores a que se conviertan y está dispuesto a enseñarles con calma para lograrlo.
Jesús es paciente en su muerte, soportando sin rebelarse incluso una muerte de cruz, esperando que así nos convirtamos. Hace poco celebrábamos la Semana Santa de manera tan particular como este novenario en casa. Al contemplar el ejemplo de Jesús ¿no nos mueve a querer ser también nosotros pacientes, para responder a su paciencia, misericordia y amor?
Decía el apóstol san Pablo: “La paciencia de Dios es nuestra salvación”, y por eso hoy pedimos ser pacientes. Y Dios no ha dejado de darnos ejemplos de personas pacientes, entre ellas, san Francisco de Paula, un fruto de la paciencia de Dios, de un crecimiento y maduración en la fe de quien se alimenta de la Eucaristía.
En san Francisco de Paula vemos plasmada la paciencia como la capacidad de mantenerse firme frente a las situaciones difíciles. Seguro que podrán recordar muchos momentos de la vida del Santo donde muestra su “ser paciente”. Permítanme que les recuerde aquel momento en el que habiendo recibido del padre Antonio Scozzeta mordaces críticas, un día en el que recibe su visita en la que vuelve a reprender la vida de nuestro santo, estando junto a la lumbre, san Francisco sin responderle, mete las manos en el fuego y las llena de carbones encendidos. Dirigiéndose al padre Antonio y teniendo largo rato las brasas en sus manos dijo: “Por caridad, caliéntese”.
Que como san Francisco de Paula podamos ser pacientes, es decir, capaces de mantenernos firmes frente a las situaciones difíciles, sin ira; con la fuerza para hacer frente al mal, siendo defensores valientes y decididos, guiados por la caridad, de los pobres y oprimidos, participando en sus penas y alentándolos en sus dificultades. Que aprendamos del santo de Paula que el amor, la “Charitas”, requiere también de nosotros trabajar con esperanza para transformar la realidad, con una actitud de paciencia, de fortaleza, de perseverancia ante situaciones difíciles como las que hoy nos toca vivir a causa de la pandemia del coronavirus, que tanto dolor y sufrimiento provoca en nuestro mundo hoy.

ORACIÓN PARA PEDIR LA VIRTUD DE LA PACIENCIA
¡Oh, glorioso San Francisco de Paula!, por la gran paciencia con la que soportaste las adversidades que encontraste en el largo recorrido de tu vida, ayúdanos a dominar nuestra naturaleza a fin de que, viviendo siempre contentos, nos impacientemos sólo en contra de nuestras malas costumbres, y nunca contra nuestros semejantes. ¡Oh pacientísimo Santo!, dígnate conseguirnos del buen Dios, junto con la virtud de paciencia en nuestros trabajos, el perdón de todas nuestras culpas y la gracia que tanto te pedimos. Alcánzanos la paz interior –verdadero distintivo de los hijos de Dios – para que no se turbe ante las tentaciones; de manera que, sufriendo con paciencia las contrariedades de esta vida, nos haga merecedores de gozar contigo la paz de la eterna felicidad. Amén

(En memoria de los 6 años que estuvo san Francisco de Paula en el desierto de Paula rezaremos 3 padrenuestros con Avemaría y gloria o recitamos las Letanías de San Francisco)

LETANÍAS DE SAN FRANCISCO DE PAULA
Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad
Cristo, óyenos
Cristo, escúchanos
Dios, Padre celestial, ten misericordia de nosotros
Dios, Hijo, Redentor del mundo
Dios, Espíritu Santo
Trinidad Santa, un solo Dios
Santa María, ruega por nosotros
Santa Madre de Dios
Santa Virgen de las Vírgenes
San Francisco de Paula
Pastor clementísimo
Guardián solícito
Intercesor eficaz
Protector asiduo
Abogado nuestro
Patrón amable
Modelo de penitencia
Norma de humildad
Fundador de los Mínimos
Portaestandarte de la caridad
Seguidor de la pobreza
Regla de la castidad
Padre de los pobres
Amparo de los débiles
Varón lleno del Espíritu Santo
Impetrador de favores
Ayuda en las angustias
Tú, que venciste al demonio y al pecado
Tú, que curaste a los enfermos
Tú, que resucitaste a los muertos
Taumaturgo en todo género de milagros
Santo Padre de los Mínimos, conserva tu familia, te rogamos óyenos.
Santo Padre Francisco de Paula, guarda nuestra ciudad y al mundo entero
Santo Padre, intercede por nosotros 
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, perdónanos Señor
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, escúchanos Señor
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten misericordia de nosotros.

CANTO
Oh san Francisco glorioso 
de Paula realce y honor.
Míranos Tú, bondadoso, 
y danos Fe y santo amor.

¡Oh gran Francisco, muy amable Santo,
con tierno corazón de Serafín!
A los devotos que te invocan tanto,
concede gracia y dichoso fin.

¡Oh San Francisco glorioso!…

Después del canto, haremos un momento de silencio, pediremos por todos los fieles difuntos, por el fin de la pandemia, así como la gracia especial que, por intercesión de san Francisco de Paula, deseemos alcanzar. 

ORACIÓN GENERAL
Santísimo Padre mío, San Francisco de Paula, yo os suplico por la pasión y muerte de Jesús, de quien fuisteis tan devoto, y por su Santísima Madre, de quien en el desierto recibisteis preciosísimo néctar, me alcancéis el mayor favor que es un amor a todas las virtudes y la perseverancia en ellas; El que no sea yo tan infeliz, que llegue a entrar en el camino de la perfección y no acabe la carrera: antes merezca por vuestra intercesión, un verdadero arrepentimiento de todos mis pecados, que el demonio huya de mi para que no me engañe, ni atienda yo a sus halagos acibarados y llegue al último grado de las virtudes, que es el amor de Dios, y gozar en compañía de la Virgen Madre y de todos los coros de los ángeles, de la vuestra y de todos los demás santos del cielo, los eternos regalos de la gloria. Amén

GOZOS
Sois lucero de humildad, 
Francisco en Paula nacido. 
Mínimo de Dios querido, 
nuevo sol de caridad. 

Con trabajo corporal 
un templo a Dios dedicasteis, 
donde milagros obrasteis 
que os dan blasón inmortal; 
gozando la eternidad 
que humilde habéis merecido.
Mínimo de Dios... 

Sois de Cristo tan amado, 
Francisco glorioso y santo, 
que cual nave, vuestro manto,
pasasteis el mar salado,
sin que su ferocidad 
ni el viento os haya ofendido.
Mínimo de Dios... 

En toda necesidad,
nuestro ruego es de ti, oído,
Mínimo de Dios querido, 
nuevo sol de caridad. 

V/. Ruega por nosotros San Francisco de Paula
R/. Para que seamos dignos de alcanzar, las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.

ORACIÓN
Señor, Dios nuestro, grandeza de los humildes, que has elegido a san Francisco de Paula, Mínimo entre los hermanos, para elevarlo a la gloria de tus santos, concédenos, por su intercesión y a imitación suya, alcanzar de tu misericordia el premio prometido a los humildes. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén

HIMNO A SAN FRANCISCO DE PAULA
Al Mínimo de Dios querido,
nuestro Padre protector,
himnos de gloria y honor,
cantémosle, cantémosle sin cesar:
Patriarca San Francisco
de Paula nuestro consuelo,
gloria te den tierra y cielo,
por tu grande Caridad.

En día de tribulaciones,
a Ti acude, a Ti acude, Santo mío
este es tu pueblo querido
postrándose ante tu altar
y al pedirte en la oración
un favor hemos sentido;
vuestro manto nuestro nido
y sostén la Caridad.