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26/3/25
MEDITACIÓN CUARESMAL
12/3/25
10/3/25
TALLER DE FORMACIÓN EN ALAQUÀS (VALENCIA)

5/3/25
MENSAJE DE CUARESMA DEL P. CORRECTOR GENERAL
Carta del P. General, P. Gregorio Colatorti, a toda la Familia Mínima:
Frailes, Monjas, Terciarios.
CUARESMA 2025
Caminemos juntos, testigos de conversión y esperanza
Queridos hermanos,
Me dirijo a vosotros, como es costumbre al iniciar la Cuaresma, para sugeriros algunas reflexiones para vivir este tiempo fuerte del año litúrgico, tiempo fuerte y característico de nuestra propia espiritualidad Mínima.
Nuestra Orden se ha propuesto vivir este año jubilar partiendo de la esperanza de y -apoyados- en la santidad propia de nuestra familia religiosa; como cristianos y consagrados necesitamos detenernos y reflexionar sobre la fuente de nuestra esperanza. Jesucristo, modelo de vida plenamente humana, mediador de gracia entre Dios Padre y la humanidad, su pueblo, fuente de la vida divina, es nuestra única y verdadera esperanza en un mundo de contradicciones y de falsas esperanzas que desfiguran al hombre y su vocación al amor. La Cuaresma para los Mínimos consiste precisamente en seguir a Jesucristo, redescubriendo en el amor su verdadera humanidad y divinidad.
Quiero orientar esta reflexión partiendo del relato de la Transfiguración, centro de la Cuaresma, para reflexionar sobre su realización en la historia de la salvación por medio de Jesucristo, y en la historia de la humanidad por medio de la vida del Espíritu y la santidad de la Orden.
Toda la liturgia de la Palabra de los domingos de Cuaresma, como es natural, llama a nuestra vida Mínima a su vocación originaria. Si en el relato de Lucas 4, 1-13 estamos llamados a entrar en el desierto con Jesús para encontrar la verdadera vida en el Espíritu; Lucas 13, 1-9 nos orienta en la búsqueda constante del bien y a trabajar en su realización, sobre todo, creciendo nosotros mismos en el bien y en la virtud. En el relato del cuarto domingo de Cuaresma, Lucas 15, 1-3. 11-32, encontramos la cumbre y la meta última de nuestro camino penitencial y el redescubrimiento de la verdadera humanidad a la que nos llama Dios.
En la meditación de la misericordia de Dios Padre y de su compasión reflejadas en este relato estamos llamados a redescubrir la perspectiva fundamental de nuestra vida y de nuestras relaciones. En mi opinión, este es uno de los relatos que el religioso Mínimo debería meditar cada día y recordar en el diario examen de conciencia.
En la prefiguración de la resurrección de Lucas 9, 28b-36 nos encontramos en la plena realización del camino de penitencia-conversión. Mediante las virtudes infundidas por el Espíritu Santo que nos ha sido dado (Rm 15,13), estamos invitados a dejarnos transfigurar en el amor, nuestra resurrección diaria del ya pero todavía no, que caracteriza la peregrinación terrena. El relato de la Transfiguración hace que el Himno Paulino del Amor, juntamente con las Bienaventuranzas se convierta en nuestro relato de referencia, nuestro programa de vida, nuestro diario examen de conciencia. En esto Jesucristo es el modelo y la realización de la firme esperanza. Esa esperanza viva y activa que nos transforma a nosotros mismos y todo lo que hacemos por amor que se utiliza por la esperanza de quien nos rodea, empezando por los que el Señor me ha puesto al lado. La esperanza no defrauda (Rm 5, 5), porque busca con paciencia, valentía y sin componendas el bien del otro, fuente a su vez del bien de cada uno de nosotros, según S. Pablo (Flp 2, 4-5).
Este es el verdadero fundamento de nuestras relaciones comunitarias, de la transfiguración de nuestras relaciones humanas en relaciones humano-divinas. ¡Es posible en Jesucristo! Y nosotros, los Mínimos, como profetas de esta esperanza, estamos llamados a dar testimonio de ella, construyéndola día a día con nuestros actos de amor, paciencia, benignidad, humildad, respeto, de búsqueda del bien desinteresadamente, de esperanza viva en la obra de Dios mediante nuestras manos, de fe y confianza inquebrantables, de paciente capacidad de saber llevar unos las cargas de los otros.
Todo esto es posible, confiando en la gracia de Dios, que actúa en nosotros, si emprendemos un camino de penitencia-purificación del pecado que nubla nuestra perspectiva de la vida, haciéndola más humana que divina. Este es el fulcro de nuestro anuncio. Este es el centro de nuestra esperanza.
1. San Nicolás Saggio y Nicolás Barré: el amor nupcial de Cristo.
1.1. La experiencia de santidad que forma parte de nuestro equipaje histórico-espiritual, múltiple y variado, es por sí misma digna de ser meditada y de entrar a formar parte de nuestros planes de formación diaria, tanto de la primera formación como de la permanente como de nuestro anuncio pastoral y misionero. En efecto si nos acercamos a los itinerarios de vida de los santos religiosos de la Primera Orden, de las Monjas y de los Terciarios, nos percatamos de cuánto Dios ha bendecido nuestro carisma con tan buenos ejemplos, y todos perfectamente integrables. Es decir, en cada uno podemos aprender y ver realizados los fundamentos de nuestra espiritualidad Mínima, o sea, la penitencia-conversión y la caridad activa, si bien realizadas ambas en itinerarios diferentes y en ámbitos diferentes. La brevedad del discurso, sin embargo, nos obliga a hacer una selección.
Nicolás Saggio y Nicolás Barré son para nosotros ejemplos destacados de una vida mística de profunda comunión con Dios, fruto de un itinerario espiritual profundo y fundado en el trato de amistad con Jesucristo. Oración, meditación de la Sagrada Escritura, Sacramentos son los fundamentos de este ejemplo común. Pero en ambos casos, aunque con medios diferentes, se manifiesta uno de los aspectos fundamentales que consiste en cultivar el propio crecimiento espiritual con el estudio que Tomás y Buenaventura asociarían a la sanctitas y llamarían doctrina. Para Nicolás Saggio la vía extraordinaria es fruto del don de la contemplación; para Nicolás Barré es la vía ordinaria de quien, siguiendo el ejemplo de los Padres de la Iglesia, ha sabido escoger la vía del estudio de una sana doctrina mediante el estudio. Los dos son testimonio de un gran amor a todos, amor al prójimo como lo ama Dios, y manifestarlo con las obras: Nicolás Saggio hacia los pobres de bienes materiales; Nicolás Barré hacia los necesitados de enseñanza y de vida cristiana. En estos dos ejemplos podemos considerar las dos almas de nuestro carisma: la llamada a la comunión con Dios y la llamada a la caridad activa.
1.2. La noche oscura que el Señor ofreció a Nicolás Barré es ejemplo destacado del itinerario de crecimiento del amor a Dios y al prójimo, tan costoso muchas veces y que implica a toda la persona. Precisamente por esto resulta ser un don de Dios y una obra de Dios, porque por estos medios nos guía a confiar sólo en Él para poder ver a los demás con sus ojos después de haber contemplado a Él mismo. Esto se ve claramente en el ejemplo de Nicolás Saggio, cuyas visiones místicas han llegado hasta nosotros con mayor evidencia.
2. Sor Filomena Ferrer y las Monjas Mínimas de Barcelona: el mayor sacrificio de amor.
Hay que reconocer que no valoramos suficientemente los ejemplos tan preciosos de las Monjas, nuestras Hermanas, tanto del pasado como de su actual apoyo y ejemplo. Y, no obstante, ayer y hoy su ejemplo y oración mantienen viva nuestra vida Mínima, nuestra actividad y nuestro testimonio.
2.1. Filomena Ferrer es un ejemplo del pasado. En esta Santa Monja podemos ver realizado el proyecto de santidad, la vocación contemplativa y sus efectos benéficos, llenos de gracia para la vida y el testimonio del carisma Mínimo. Atraída desde la infancia por la vida contemplativa, a pesar de la oposición de sus padres y de las pruebas a las que la sometieron antes de concederle el permiso para entrar en el monasterio, Filomena, superadas con sufrimiento las pruebas, animada por una ferviente constancia y por la certeza de su vocación, ingresa finalmente en el monasterio para poder vivir esta vida contemplativa a la que siempre se había sentido llamada, con aquella alegría que ha caracterizado toda su existencia. El abandono total a la voluntad de Dios fue ciertamente para Filomena el motivo y origen de su capacidad de afrontar las dificultades y los sufrimientos. En esto demuestra encarnar desde pequeña el espíritu de Francisco de Paula por el que la verdadera fe ayuda a afrontar y soportar las dificultades y a superarlas buscando el bien para sí misma y para los demás. Sabemos por los testimonios que desde el primer día Filomena se dedica de lleno a la oración.
Su itinerario de unión con Dios nunca se detuvo, expresándose en el testimonio firme y alegre del amor que Dios manifestó al hombre por medio del corazón de su Hijo Jesús.
Por eso su vocación Mínima ha ido alimentándose de la fuerza que emanaba de la abnegación de sí misma y de la contemplación de los misterios de la vida de Jesús, especialmente de su muerte en la cruz. Por eso, desde el principio y durante toda su vida, se convirtió en un testimonio vivo de virtud y sobre todo de humildad. La aparición de la enfermedad ha sido para Filomena un motivo más para unirse a los sufrimientos de Cristo y así dejarse plasmar cada vez más a su imagen. Que su sufrimiento fuese efectivamente testimonio de su configuración con Cristo lo demuestra el hecho de haberlo afrontado siempre con alegría, con dulzura y con la sonrisa, como sabemos por el testimonio de las hermanas.
2.2. Otro testimonio fundamental para nuestra espiritualidad es el que nos llega de las Monjas Mínimas de Barcelona beatificadas el 2013. La unión contemplativa con Cristo y su gran amor ha llevado a las consagradas de este monasterio a testimoniarlo hasta el último sacrificio. Es el testimonio de una fe que mira a la Jerusalén celeste como a la verdadera patria del cristiano y que está dispuesta a dar la propia vida como testimonio de la fe y del amor. Todavía hoy su testimonio produce frutos de gracia allí donde vivieron y dieron testimonio de su fe y de su consagración.
En ambos ejemplos, cada vez que se leen los testimonios, nos impacta la alegría del don, unida al dolor del sacrificio, que lleva a comprender la visión de Dios sobre la vida humana: es el amor y la unión con Dios que construyen un mundo más justo y a medida de la alta vocación a la que todo ser humano está llamado.
3. Una fe y una esperanza vivas.
3.1. Por tanto, fortalecidos por los testimonios de fe y de caridad con los que Dios ha querido jalonar el camino de la Orden, estamos convencidos de que esta esperanza no defrauda (cfr. Rm 5,5), se realiza concretamente en la historia y nos llama a ser colaboradores incansables de la misma mediante los pequeños actos diarios de unión con Dios y de acercamiento al prójimo. Seamos conscientes de poder construir también nosotros con pequeños y cotidianos actos heroicos de esperanza. Porque nuestra esperanza está bien fundada en Aquél que es el único que puede guiar nuestro camino hacia la justicia, y hacia la expresión más alta de justicia que es el amor.
Dejemos, pues, que Dios moldee nuestro corazón y veremos realizarse su designio de amor en nosotros, que nos ayudará a superar todas nuestras preocupaciones cotidianas, todas nuestras dificultades contingentes. En efecto, según el proyecto de Dios, el sufrimiento es la vía necesaria, como la cruz para la resurrección, para que podamos purificar nuestro camino de toda escoria humana. El testimonio del Papa Francisco en estos días, con su incansable dedicación a la Iglesia a pesar de su enfermedad, es un testimonio más.
Pero sólo una auténtica visión de fe, alimentada por la oración, la penitencia y por el mismo amor, nos hará capaces de ver el proyecto de Dios, incluso en medio de la tempestad de nuestro tiempo, y nos hará capaces de superar las tormentas con la seguridad de que todo forma parte del plan de Dios y que en Él todo sirve para el bien (Rm 8, 28). Hay que tomar conciencia de que Dios tiene necesidad de nuestras manos, de las manos de cada uno de nosotros, para que este proyecto de bien se lleve a término y que cada uno de nosotros está llamado a obrar con fe y esperanza allí donde ha sido puesto a vivir y testimoniar.
3.2. Con esta exhortación expreso mi deseo para que cada uno de nosotros, hijos de San Francisco de Paula, pueda vivir esta Cuaresma dando un paso más en el crecimiento espiritual personal y comunitario en beneficio de toda la Familia Religiosa.
En este contexto quiero añadir, además de lo dicho hasta ahora, que el crecimiento de toda la Orden de los Mínimos depende de cuánto seamos capaces de integrar la riqueza que aporte cada una de las tres ramas de nuestra Orden. Por tanto, es tarea de cada una de las ramas de la Orden cultivar no sólo la santidad personal, sino también cuidar y reconocer la del pasado, la de nuestro tiempo en nuestra experiencia de Vida Mínima. En esta perspectiva es bueno también reconocer el trabajo que han ofrecido muchos miembros de las tres ramas de la Orden, animados por los varios postuladores, para que la santidad en la Orden de los Mínimos fuese reconocida por la Iglesia.
Aprovecho la ocasión para exhortar a continuar este trabajo común y a no dejarnos desanimar por las dificultades propias del tiempo.
Un abrazo fraterno para todos.
Los Ángeles, 5 de marzo de 2025
Miércoles de Ceniza
P. Gregorio Colatorti
Corrector General
2/3/25
M. Mª DEL SOCORRO, FASE ROMANA DEL PROCESO DE CANONIZACIÓN
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M. Mª DEL SOCORRO ASTORGA LICERAS, O. M. |
El pasado 14 de diciembre de 2024, festividad de san Juan de la Cruz, el Santuario de la Victoria de Málaga acogió el acto de clausura del proceso diocesano de canonización de la Sierva de Dios, Madre María del Socorro Astorga Liceras, monja mínima del convento de Archidona (Málaga). Con este sencillo pero solemne acto, presidido por el obispo, Mons. Jesús Catalá Ibáñez, la Iglesia de Málaga concluyó formalmente la investigación del proceso, que había abierto el 1º de julio de 2023.
Tras años de investigación, recopilación de documentos, testimonios y signos de fama de santidad, examen de los escritos de Madre María del Socorro y organización de todo el material encontrado, toda la documentación se envía al Dicasterio de las Causas de los Santos en Roma, que la examinará y, si la considera válida, propondrá al Santo Padre que la Sierva de Dios sea declarada Venerable. Después habrá que esperar a que Dios realice un milagro por su intercesión para continuar el iter de la causa de beatificación y canonización. Este Proceso se inscribe también en la invitación del documento final del Sínodo de la Sinodalidad a dar más espacio a la contribución de las mujeres santas, teólogas y místicas, como es el caso de la figura de Madre María del Socorro Astorga Liceras, que manifestó al mundo, a través de sus escritos y de su vida, la gran misericordia y bondad de Dios.
En este nuevo año de 2025, el 27 de enero se entregaron todas estas cajas con la documentación al canciller del Dicasterio de las Causas de los Santos en Roma siendo oficialmente recepcionada el 6 de febrero, fecha que marca el inicio de la fase romana del proceso de canonización.