27/10/22

PRESENTACIÓN DEL LIBRO DEL P. DÉSIRÉ O. M. EN SEVILLA

 

En la Parroquia de San José Obrero y San Francisco de Paula de Sevilla este jueves 27 de Octubre, tras el Triduo dedicado al santo calabrés, se presentará el libro «Relación conyugal y espiritualidad penitencial de San Francisco de Paula». Su autor es el P. Engelbert Désiré Mbarga O.M.
Espiritualidad penitencial y vida conyugal. Podemos pensar que estos dos aspectos tienen poco que ver entre sí, sin embargo, a través de esta obra descubriremos como ambos son igual de importantes para que un matrimonio sea de diez.
En esta guía se nos acerca a la espiritualidad del fundador de la Orden de los Mínimos, San Francisco de Paula, y a cómo sin la mirada hacia el cielo, hacia Dios, hacia lo espiritual, el amor entre un hombre y una mujer no puede llegar a la plenitud de su vocación, pues no es más que reflejo del amor divino como plasmación del hecho fundamental del ser humano: el ser creado a imagen y semejanza de Dios.
Este trabajo innovador pretende dar respuesta a la necesidad de preparación al matrimonio y al acompañamiento durante los primeros años. Algo a lo que se nos llamaba desde Familiaris Consortio y que el Papa Francisco recuerda en Amoris Laetitia. Una respuesta que se basa en la espiritualidad de un gran santo de hace cinco siglos, una espiritualidad que mantiene una actualidad real y que es de aplicación al matrimonio del siglo XXI.
Lugar: Parroquia de San José Obrero y San Francisco de Paula (calle Arroyo 78)
Hora: Tras el Triduo a San Francisco de Paula (en torno a las 20:30)

Por último, recordarles que el libro se puede adquirir en el siguiente enlace: Relación conyugal y espiritualidad penitencial de san Francisco de Paula: orientaciones pedagógicas.

31/7/22

XVIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO (CICLO C)


 
XVIII Domingo del tiempo ordinario (Ciclo C)
“Guardaos de toda clase de codicia”

La palabra de Dios de este domingo nos habla sobre los bienes materiales y espirituales. Nos advierten acerca del peligro de la avaricia, la cual es un pecado y un vicio relacionado con el apego a los bienes materiales y con el deseo de tener mucho.

La Primera Lectura del Libro del Eclesiastés (Qo 1, 2; 2, 21-23) nos habla de la poca importancia que tienen los bienes materiales y ante tantos afanes y tantas angustias de este mundo. ¿Qué actitud nos conviene tomar?
La primera lectura nos dice que debemos tomarnos la vida sin envidias, afanes, comparaciones con las riquezas de los otros. Pero a esa actitud de Qohélet le falta una dimensión, la que Jesús nos ofrece en la parábola del evangelio.

En la Segunda Lectura, San Pablo (Col 3, 1-5. 9-11) nos invita muy claramente a ocuparnos “de los bienes de arriba, donde está Cristo sentado a la derecha de Dios”.
Es decir, de lo que tiene relación con nuestra vida espiritual, de los bienes que tenemos que buscar para llegar a nuestra meta, que es el Cielo. Menciona también San Pablo la “avaricia”, “como una forma de idolatría”.
Pues el deseo excesivo de bienes materiales, la satisfacción de caprichos inventados o innecesarios terminan por convertir al dinero en un dios falso, en una cosa a la que se le rinde culto, porque se le pone por encima de todas las demás cosas, por encima de los bienes espirituales, por encima de Dios.
Como cristianos, nuestra vida está escondida en Cristo, es decir es El quien nos inspira, quien nos va liberando de todo aquello que en la tierra nos ate, o nos lleva a enfrentarnos los unos a los otros.

El Evangelio (Lc 12, 13-21) también nos habla de la avaricia: “Eviten toda clase de avaricia, porque la vida del hombre no depende de la abundancia de los bienes que posea”. De hecho, el evangelio es como la respuesta a los planteamientos de Qohélet en la primera lectura.
Pero... ¡qué difícil es no estar apegado a los bienes de la tierra: dinero, propiedades, comodidades, lujos, gustos, placeres, seres queridos, etc.! Y si nos fijamos bien, en la Palabra de Dios el Señor nos pide apegarnos solamente a los bienes de allá arriba y desprendernos totalmente de lo que solemos llamar “las cosas de este mundo”.
Los que siguen a Jesús, pues, tienen que sacar, según Lucas, las conclusiones de este seguimiento. Si no se desprenden de las riquezas, si se preocupan de amasarlas constantemente, además de cometer injusticia con los que no tienen, se encontrarán, al final, con las manos vacías ante Dios, porque todo su corazón estará puesto en tener un tesoro en la tierra.

La acumulación de riquezas, pues, es una injusticia y la injusticia es contraria al Reino de Dios. “¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si pierde su vida?”
Por lo tanto, como familia de san Francisco de Paola, este evangelio es una llamada clara a la primacía de Dios sobre todas las cosas y a la caridad como signo de amor y del pan compartido con los pobres y necesitados. Los discípulos reconocieron el maestro al partir el pan, y tú haz lo mismo.

P. Désiré O. M.
Convento de Sevilla

24/7/22

XVII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO (CICLO C)

 
 Domingo XVII del tiempo ordinario (Ciclo C)
"Enséñanos a orar"

La Primera Lectura de este domingo nos habla de la destrucción de Sodoma y Gomorra, las ciudades con fama de depravadas. Este relato pone de manifiesto la intercesión de Abrahán a Dios por los justos. Pero sabemos lo que sucedió: Dios terminó destruyendo las dos ciudades con fuego y azufre. Se salvaron solamente Lot y su familia, seguramente porque era tan generalizada la perversión, que no había en ellas ni siquiera esos diez hombres justos, que Abraham ofreció presentar al Señor.

Con el salmista (Sal 137) decimos: Te damos gracias, Señor, de todo corazón. Es decir, en el Salmo hemos hecho una oración de acción de gracias.

En la Segunda Lectura sí aparece un justo: Jesucristo, el Justo entre los justos, que salva a la humanidad con su Pasión y su Muerte en cruz. Sin embargo cada uno de nosotros deberá colaborar respondiendo a la gracia divina para su propia salvación.

El Evangelio de este domingo nos presenta una buena catequesis de la oración. El relato está dividido en cuatro partes y abarca: la petición «¡Enséñanos a orar!», juntamente con el Padrenuestro (11, 1-4).

En la parábola del amigo que viene a pedir, san Lucas la entiende como exhortación a ser constantes en la oración (11, 5-8). En tercer lugar tenemos una invitación a orar (11,9s) y la imagen del padre generoso es una invitación a tener confianza en que el Padre se nos va a escuchar (11,11-13).

Pero bien, fijémonos ahora en el Padrenuestro que conocemos todos. En esa oración que Jesús nos dejó están contenidas varias formas de oración: la Oración de Alabanza: Padre Nuestro, que estás en el Cielo, santificado sea tu nombre. La Oración de Contrición para pedir perdón por nuestras faltas. Perdona nuestras ofensas. Y la Oración de Petición: Danos hoy nuestro pan de cada día. No nos dejes caer en tentación.

Cuando Jesús está rezando, los discípulos quieren aprender, porque se dan cuenta de que se trata de una necesidad y que Jesús como hombre quiere estar en contacto muy personal con su Padre.

El Padrenuestro es "la oración específica del discípulo de Jesús", ya que Lucas nos dice con claridad que los discípulos se lo han pedido y él les ha enseñado. En consecuencia es una oración destinada para aquellos que "buscaron" el Reino de Dios. Buscad primero el reino de Dios y el resto os será dado por añadidura.

A continuación Jesús habla de Dios como "Padre" con sentido de reto, de cómo debemos entender a Dios y de cómo debemos relacionarnos con Él. Pero ¿Qué significa Padre (Abba)? Es la significación genuina de "Padre querido".

Jesús nos alienta a que nosotros sus discípulos estemos persuadidos previamente en la oración de una confianza sin límites. Es decir tener a Dios en nuestras manos, en nuestros brazos, como un padre o una madre, tienen a su pequeño, y entender para qué vale orar a Dios.

P. Désiré O. M.
Convento de Sevilla

17/7/22

XVI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO (CICLO C)


Domingo XVI del Tiempo Ordinario (Ciclo C)
"El Señor nos visita"
 
En la Primera Lectura vemos a Abraham siendo visitado por el Señor. Nos dice así la Escritura: “En aquellos días el Señor se apareció a Abraham...”. Algo similar vemos en el Evangelio: el Señor va a visitar a sus amigas Marta y María.
 
Nos encontramos con un relato donde tres personajes aparecen a Abrahán a lo lejos y que son como uno. La tradición cristiana ortodoxa ha visto en este episodio el misterio de la Trinidad, e incluso el de la Eucaristía, sobre todo ante los dones que ofrece Abrahán. La idea más importante aquí es llamar nuestra atención sobre el paso de Dios a nuestro lado.
 
En la Segunda Lectura, san Pablo nos habla del misterio de Dios revelado a los suyos. No se trata de una revelación reservada a algunos, sino que todo el que quiera conocer a Dios lo puede hacer por medio de Cristo. Es verdad Dios sigue siendo misterio pero su Hijo Jesucristo nos lo ha dado a conocer por medio de su encarnación.

En el Evangelio, san Lucas nos presenta el Señor quien hace algo inédito, una parada en casa de Marta y María, o sea, entrar solo en casa de unas mujeres, lo que no era bien visto en aquella sociedad judía. Es verdad que a san Lucas le gusta poner de manifiesto la presencia de las mujeres entorno a Jesús pues sin la cooperación de ellas, el Evangelio hubiera sido excluyente.

En esta visita del Señor vemos a Marta muy atareada con los quehaceres domésticos. Y su hermana María está a los pies del Señor escuchando su Palabra. Marta le reclama a Jesús la aparente inactividad de su hermana. Y la respuesta del Señor parece por lo menos desconcertante: “Marta, Marta, andas inquieta y nerviosa por muchas cosas. En realidad, una sola cosa es necesaria y María escogió la mejor parte”.

Esta respuesta de Jesús ha dado mucho que hablar. Muchos la interpretaron como que se trataba de defender la vida contemplativa respecto de la vida apostólica. La vida contemplativa y la vida activa son dos aspectos complementarios en la tradición cristiana.

Lo que san Lucas quiere subrayar es la importancia de la escucha de la Palabra de Jesús. 
Por ejemplo a veces nos ocurre estar a misa pero con la mente fuera, más pendientes a otras cosas que en la celebración del misterio de nuestra fe.

La figura de María nos enseña a saber elegir entre tantas cosas la más necesaria, es decir la más importante en ese momento. De eso se trata, de ese ahora en que Dios, el Señor, pasa a nuestro lado, y tenemos que acostumbrarnos a estar solo con él.

Escuchándole y acogiéndole en lo que nos dice, dejando otras cosas para otros momentos, es decir aprender a saber desengancharse. De eso es de lo que hablaba san Francisco de Paula sobre la Primacía de Dios en nuestra vida.

Si bien estas Lecturas nos muestran el servicio a Dios en forma de atenciones domésticas como Abrahán, Sarah y Marta, debemos tener en cuenta que servir a Dios es sobre todo escuchar su Palabra como María, eso es complacerlo en todo. La primacía de Dios es estar a su escucha es decir dejar que Él sea quien nos dirija.

P. Désiré O. M.
Convento de Sevilla