13/7/21

SEGUNDO DÍA TRIDUO AL BEATO GASPAR DE BONO



TRIDUO AL BEATO GASPAR DE BONO

Segundo día 

El Beato Gaspar de Bono sintió desde muy niño una gran vocación religiosa. Sus circunstancias personales le obligaron a renunciar a ella. Pero el Señor siempre escribe derecho en renglones torcidos y, como en tantas ocasiones, de una desgracia hizo grande la humildad de su siervo.

Hoy en nuestro triduo vamos a pedir especialmente por las Monjas Mínimas, nuestras hermanas contemplativas, que con su trabajo y su oración constante delante del Señor convierten su vida cuaresmal en una continua Pascua en la tierra. Oremos por ellas y por las vocaciones a la vida consagrada, especialmente en nuestra Orden, pero también para que cualquier seglar se decida a vivir, en su estado, la vocación recibida.

Para los que no podáis acompañarnos en las celebraciones en el templo parroquial, os queremos compartir los textos que vamos a utilizar para que, unidos en la oración pidamos al Señor, por intercesión del Beato Gaspar de Bono, las virtudes que nos ayuden a ser más santos.


Invocación inicial

Clementísimo y dulcísimo Señor: Iluminad nuestras mentes e inflamadnos los corazones, para que, con el auxilio de vuestra Divina Majestad, nos consagremos estos días en honrar y venerar la memoria de vuestro siervo, el beato Gaspar de Bono, de la Orden de los Mínimos de San Francisco de Paula.

Acto de contrición

Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser vos quien sois, bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia, propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.

Para vivir el triduo desde casa, os proponemos el rezo de los misterios dolorosos del Santo Rosario o, tal y como haremos en la parroquia la oración de Vísperas (martes de la III Semana) 


De la vida del Beato

Fue ordenado sacerdote en 1563, con dispensa de falta de años de estudio, por el arzobispo Martín Pérez. Su tartamudez (algunos le apodaban el padre tartaja) no impidió que, por su buen criterio e irreprochable observancia, le fueran confiados sucesivamente diversos cargos de responsabilidad en la Orden: maestro de novicios, corrector local (en Barcelona, Perpiñán, La Fresneda, Alaquàs, Muro, etc.), colega provincial en 1596 y, a instancias del arzobispo san Juan de Ribera y en contra de su voluntad, Provincial de Valencia en 1602 en el capítulo celebrado en este convento de Alaquàs. Como formador se basó en la persuasión para que los jóvenes madurasen en la piedad, el estudio y la disciplina. Como superior se condujo con paternal solicitud, teniendo como único objetivo que sus frailes progresaran en el camino de la santidad y mostrándose especialmente solícito con los enfermos. Hacia 1594 recorrió las provincias monásticas de Granada y Sevilla, allegando limosnas para pagar el rescate de religiosos mínimos capturados por corsarios norteafricanos.


Oración para el día segundo

Señor Todopoderoso y eterno, que con gran sabiduría vais preparando las almas de quienes con docilidad os escuchan para luego llevarlas por los caminos y fines que son de vuestro agrado, como lo hicisteis con la de vuestro siervo Gaspar de Bono, que viéndose sin medios ni recursos para sustentar y ayudar a sus ancianos padres se dedicó al servicio de un comerciante de tejidos, cercenando su comida para darles la mayor parte a los que, después de Vos, debía él el ser, por lo que dio lugar al quebranto de su salud.

Os suplicamos, Señor y Dios nuestro, que a imitación de tan privilegiada alma, cumplamos todos con el deber de cuidar de nuestros padres y ejercitar con todos nuestros semejantes la virtud de la caridad, aun a costa de algún sacrificio, para que esta santa y caritativa práctica merezca de vuestra bondad la vida eterna.

Padrenuestro, avemaría y gloria (3 veces). Después de cada gloria, repetiremos la jaculatoria: ¡Jesús mío, misericordia!


Preces

Unidos a toda la Iglesia, oremos, hermanos, para que el Señor, dador de todo bien, envíe obreros abundantes a su mies. 

Por el Papa, los obispos, sacerdotes y todas las demás almas consagradas: para que, con su testimonio y vida ejemplar, susciten en la Iglesia nuevas vocaciones al ministerio sacerdotal y a la vida consagrada. Roguemos al Señor.

Por los jóvenes de ambos sexos que han oído la llamada de Jesús o están en período de discernimiento vocacional: para que, guiados sabiamente por sus educadores, no duden que seguir a Cristo es el ideal más grande por el que vale la pena entregar la propia vida. Roguemos al Señor.

Por todas las familias cristianas: para que fomenten en sus hogares los valores fundamentales del Evangelio y, buscando el mayor bien para sus hijos, no descarten por principio el que un día sean sacerdotes o religiosos. Roguemos al Señor.

Por los institutos de vida consagrada, los seminarios y en particular por esta familia religiosa de la Orden de los Mínimos formada por sus tres ramas: frailes, monjas y terciarios: para que todos y cada uno de sus miembros sean conscientes de su responsabilidad en la promoción, acogida y formación de las vocaciones a nuestra Orden. Roguemos al Señor.

Por todos nosotros: para que valoremos siempre más el don inestimable que es para la Iglesia toda vocación de especial consagración y, agradeciendo al Señor estos dones, apoyándoles con nuestra oración, aprecio y ayuda humana. Roguemos al Señor.

Señor Jesucristo, que llamaste uno a uno a los apóstoles para hacer con ellos la primera comunidad de consagrados, y a lo largo del tiempo has hecho lo mismo con tantos hombres y mujeres; por intercesión de María, modelo de consagrados y de San Francisco de Paula, no dejes de llamar también hoy a jóvenes (y no tan jóvenes) que, con su vida y su palabra, hagan patente ante el mundo el amor con que los amas. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.


Oración para todos los días

¡Santo Beato Gaspar de Bono!

Vos que tanto mortificasteis vuestro cuerpo y padecisteis tantas privaciones para aseguraros el fruto de la Redención. Mirad las miserias de nuestra alma y tened compasión de nosotros.

Por vuestra intercesión poderosa presentadnos delante de Jesús y de María, de los que imploramos el perdón de nuestros pecados. 

Comunicadnos una centella de la caridad de la que vuestro corazón está inflamado y, a imitación vuestra, haced que la voluntad divina sea la única regla en nuestra vida.

Alcanzadnos la gracia que os pedimos, así como una filial devoción a la pasión del Señor y a los dolores de su Santísima Madre, para así perseverar en su servicio y ganar la vida eterna. Amén


De los milagros del Santo Beato Gaspar de Bono

Cierto día, siendo el padre Gaspar corrector del convento de Alaquàs, en una año de gran miseria, se juntaron en la portería tal multitud de gentes acosadas por el hambre que, enternecido el santo Corrector, mandó se les distribuyese todo el pan que había en la casa.

Llegada la hora de ir al refectorio, el despensero, todo turbado, le manifestó que no había pan sino par a tres o cuatro personas, siendo veinte los conventuales, sin contar con la gente de servicio. Sin embargo, al santo Beato le mandó hiciese su acostumbrada señal con la campanilla y, llegando la comunidad al refectorio, lleno de confianza en la Divina Providencia, bendijo los cuatro panecillos, y repartiéndolos, los multiplicó Dios de manera que, no sólo quedaron satisfechos todos, sino que sobró bastante para que así brillase más la fe de su Siervo.


Gozos al Beato

Sois el primer resplandor 
del Sol de la caridad; 
Dadnos Gaspar tu favor, 
en cualquiera adversidad.

En un pozo herido os visteis, 
dando el último suspiro, 
y de inválido el retiro 
a los Mínimos pedisteis 
para con mayor ardor 
conquistar la santidad
Dadnos Gaspar tu favor, 
en cualquiera adversidad.

Los que humildes y devotos 
os rinden adoraciones, 
llenadles de bendiciones 
y admitid también sus votos, 
pues con el mayor fervor 
imploran vuestra Piedad:
Dadnos Gaspar tu favor, 
en cualquiera adversidad.


Oremos

Oh Dios, que has querido darnos en el Beato Gaspar un modelo singular de tu amor, en su milicia terrena y más en la profesión de los consejos evangélicos, concédenos por su intercesión que perseverando siempre en tu servicio merezcamos alcanzar el premio eterno. Por Nuestro Señor Jesucristo…


Himno al Beato Gaspar

Gaspar de Dios amado;
Gaspar de Dios amante,
lucero deslumbrante de limpio fulgor;
contempla desde el cielo tu Orden sacrosanta,
que plácida te canta sus cánticos de amor.

Formaron tus encantos Jesús, José y María;
la santidad heroica fue siempre tu ideal,
y al Padre San Francisco tomando por tu guía, 
las cumbres escalas del Reino celestial.



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